viernes, 8 de agosto de 2014

CAPITULO 76




Mensaje de Sofia a Moni:  


No puedo creer que sigas furiosa…  


No puedo creer que no puedas creer que siga furiosa.  


Lo siento, ¿de acuerdo? ¡Una vez más! ¿Cuántas veces puedo decir que lo siento?  


Debes hacerlo una vez más.


BIEN. Lamento. Arruinar. Tú. Fiesta. De. Navidad.


Perdonada. ¿Ahora quieres decirme de qué se trataba todo eso?  


No sé.  


Oh, lo sé y sé que lo sabes; Sólo quiero oírte decirlo.  


Quiero recuperar mi disculpa…  


No puedes. ¿Cómo está el profesor?  


Ahora preguntas por eso.

  
Risita.
 

Mensaje de Pedro a Nicolas:  


¿Mañana quieres ir a montar en bicicleta?  


¿No podemos simplemente tomarnos de las manos y saltar?  
Amigo.  


No puedo. Trabajo. Hablando de eso, has estado un tiempo en casa.


¿Cuándo saldrás?


Me estoy tomando un pequeño descanso.  

Vamos, en serio, ¿cuándo saldrás? 

 
No, en serio, me estoy tomando un tiempo libre.  

Ajá.  


Ajá, ¿qué?  

Simplemente ajá. De todos modos, mañana no puedo; pero ¿qué tal este fin de semana?

Hecho. ¿Quieres mandarle el mensaje al idiota o lo hago yo?  


Yo lo haré. Desaparece.  


Nos vemos.  
 
Mensaje de Moni a Paula:  

¿Puedes reservar el desayuno el sábado por la mañana?  

Sí, si puedes temprano. Necesito trabajar después.  

¿Qué hay de las 7:30? 

Perfecto.  


Mierda, Paula, bromeaba. 

 
Oh, ¿a qué hora pensabas? 

 
¿A las 9?  

Tengo reuniones por la tarde. ¿Te dije que acabo de tomar un nuevo trabajo en Sausalito? Alguien caminaba por Claremont, el otro día, le gustó lo que vio, salí de la
oficina, y ¡BAM! Voy a hacer una remodelación por aquí.  

¡Vaya, mi chica será la diseñadora del año!  


No es broma. Bueno, el desayuno. ¿Qué tal a las 08:15, en el medio? 

 
Guau, de acuerdo, voy a ver si puedo levantar a Sofi tan temprano. 

Todavía me debe de la fiesta.


Sin dudas; lanzar la comida nunca está bien.


¡Los dos son tan estúpidos! German dijo que Nicolas trató de llamarla de nuevo, pero ella no cederá.  


Quizás es el momento de quedarse fuera de esto. Es decir, ¿cuáles son las probabilidades de que tres mejores amigos y tres mejores amigas mágicamente se conozcan, follen, y vivan felices para siempre?  


¡Bah! Cierto. Es lo que haría una novela romántica. Pero 2 de 3 no está nada mal. Y sigo pensando que volverán a estar juntos…  


Vieja blandengue.  

¿Quieren ver una película el próximo fin de semana? ¿O Pedro está fuera de la ciudad?  


Oh, no. Él está aquí. Está mucho por aquí.  


???  


Olvídalo. Ya veremos. Tengo que volver a trabajar.  
 


Parte de un e-mail de Josefina a Paula:


…Así que parece que nos vamos a España antes de lo que pensábamos. Tengo un viejo amigo de la universidad que está renovando una finca a las afueras de Nerja. ¿No es donde se quedaron Pedro y tú? ¿Y cómo está él? 


¿Benjamin dijo que no viaja tanto?


Hablé con el contador; me va a enviar todo los impuestos de fin de año por FedEx. Parece que te has mantenido al día con todo. Me di cuenta, sin embargo, que tienes que organizar tus comidas cuando estás con los clientes, necesitamos los recibos reales de los artículos pedidos, no sólo el sello de recibido. Puedo sugerirte algunos ejemplos, si eso es más fácil. Hazme saber y te los enviaré.  


Parece que tu Navidad fue interesante, ¡Viena fue encantadora! Que ciudad tan maravillosa para pasar vacaciones.

Ignoré ese correo, una vez más, pero volví a pensar en la conversación que tuvimos antes de Navidad. Estaba segura que ella había dicho que iban a Munich para las vacaciones. Mencionó a los amigos de Benjamin y todo. ¿Pero ahora decía que fueron a Viena?


Algo olía mal en Viena.  


Aparté mi teléfono mientras caminaba hacia el sitio del hotel. Me iba a encontrar con el asistente de Camden para tomar la decisión final de los artefactos de iluminación en el bar. Tomando ventaja de la luz natural y siendo consciente que las mañanas a veces eran muy nubladas, había diseñado un espacio que podría pasar de un lugar para compartir una copa por la tarde o incluso una reunión de negocios, a algo infinitamente más sexy por la noche.


Traté de concentrarme en la reunión, pero no podía evitar la sensación de que pasaba algo. Cuando Josefina se fue, estuvo casi en contacto constante, tanto como podría estar una recién casada. Pero a medida que pasaban las semanas, convirtiéndose en meses, los correos electrónicos y llamadas telefónicas disminuyeron significativamente. Al principio, estuve tan ocupada que no me di cuenta de cómo empezaron a escasear. Una vez que las vacaciones llegaron a su apogeo y volvimos al este por la reunión, tuve el control suficiente como para no necesitar las llamadas, pero en realidad ese no era el punto.  

¿Y cuando volvía a casa? No parecía haber ningún fin a la vista.


Necesitaba tener una reunión urgente con Josefina, pero no estaba muy segura de cómo hacerlo. Pero sí estaba segura de que ella me había dicho que iba a Munich…  


- ¿Paula? ¿Has estado esperando mucho tiempo? - Una voz me sacó de mis pensamientos. El ayudante de Camden, me miraba con expectación.  


- Lo siento, no, en absoluto. ¿Listo para empezar? - le pregunté y plasmé una sonrisa



***



Esa noche cuando llegué a casa, Pedro se encontraba allí y había hecho espaguetis y albóndigas. Por supuesto que estaba. En casa, quiero decir.  


- Es impresionante cuánto necesito bolas en este momento - bromeé, sentándome en la mesa con mi chaqueta y bufanda, y apuntando hacia arriba mi cuchillo y tenedor.  

- Tuve un presentimiento. Esta mañana encontré este gran mercado italiano en mi paseo en bicicleta y es uno de los únicos lugares que he encontrado en Estados Unidos que muele juntos la carne de cerdo y ternera - dijo, sirviéndome una copa de vino y colocando la pasta en el agua hirviendo .

-Hace que las bolas estén más blandas - dijo, inexpresivo.

- Así que ese es tu secreto - le dije, bebiendo el vino. La noche era fría, pero por dentro era cálido y acogedor. Un fuego ardía en la sala de estar y su luz se reflejaba en la pared de la ventana. Olaf se hizo un ovillo en el interior
del apartamento de gato que le compró Pedro. Alfombra naranja, de varios pisos con un poste y una pelota en la cima de toda la cosa, era horrible. Le dije que a Olaf nunca le gustaría algo tan llamativo, pero obviamente al gato le
encantó.  

Ocurría algo simpático entre mis chicos. Sin duda pasaban suficiente tiempo juntos…  


Ahí regresó. Ese rincón de algo que seguía corriendo en mi cabeza; muy al borde de completarse. Desapareció cuando Pedro dejó la ensalada y el tonto me besó.


- ¿Cómo fue la reunión sobre el bar? - preguntó.


Anoche había estado escuchando cuando le dije lo que haría hoy. 

- Bien, a pesar de que me distraje un poco. Recibí un e-mail de Josefina.


- ¿Cómo les va? No he sabido nada de Benjamin por un tiempo, pero la semana que viene vamos a hablar sobre algunas inversiones.  


- ¿Sigue manejando todo por ti?


- Puso a alguien más mientras está fuera, pero también lo sigue vigilando. ¿Ella dijo cuándo volverán a casa?


- No, y ese es el problema. Cada vez que trato de sacar el tema, lo cambia - dije, masticando un pedazo de lechuga que robé de la ensaladera.


Limón y vinagreta de mostaza. Lindo.  


- Benjamin también. Supuse que con su luna de miel y todo, se están divirtiendo mucho para pensar en volver a casa. 

- Debe ser lindo no tener responsabilidades - murmuré, chocando de nuevo con ese rincón.  


 Yo no diría eso - criticó, echando la pasta con pinzas . -¿Quieres rallar ese queso?


- Yo sí diría eso. - Agarré el queso y empecé a rallar . -No lo sé, tal vez mañana le diga algo a las chicas, para ver lo que piensan.  


- ¿Las chicas?  


- Sí, ¿el desayuno en el restaurante? No las he visto en mucho tiempo  -dije, todavía rallando. Él murmuró algo en voz baja por mis salidas continuas, pero lo ignoré .- Y otra cosa, cuando hablamos antes de Navidad, ella me dijo que iban a Munich. Pero hoy recibí un e-mail que decía que estaban en Viena. 

 
- Creo que oí de Viena. Al menos eso es lo que dijo Benjamin. 

 
- Sé que ella dijo Múnich; dijo que era porque Benjamin tenía amigos allí. - Seguí rayando.


- Benjamin tiene amigos en todas partes - dijo, probando la pasta y dándole el visto bueno.  


- No importa si tiene o no amigos allí. El punto es que sé lo que he oído - dije, rallando furiosamente.  


- ¿Es posible, y sólo pregunto - dijo, sacudiendo la pasta con un poco de salsa y luego vertiendo todo en un bol ,- que no la hayas escuchado correctamente?


- No. - Rallé.


- ¿No es posible? - preguntó, poniendo el cuenco sobre la mesa y luego volviendo a las albóndigas . -No hay posibilidad en lo más mínimo.


- Por supuesto que hay una posibilidad - dije con los dientes apretados . Pero sé lo que escuché.  


- Bueno, entonces, pregúntale. Eso lo resolverá, ¿no es así? Mejor que rallar tus uñas en ese bol - respondió con calma, cubriendo mi mano con la suya y deteniéndome justo antes de que yo hiciera lo mismo.


Bajé la mirada. Me destrocé toda la uña.  


- No puedo preguntarle, ella depende de mí  le dije, soltando la rayadora y dirigiéndome al lavabo para lavarme las manos.  


- Así es, pero también es tu amiga. Si hay un problema, ella querría saber al respecto, ¿no crees? - preguntó, sacando mi silla para mí.  

- Es mi amiga, pero primero es mi jefe. Y sí, probablemente debería hablar con ella - le contesté, sentándome y sonriendo brevemente cuando me dio un beso en el hombro antes de sentarse frente a mí .- Maldita sea, odio cuando tienes razón.  


- Entonces tienes mucho para odiar. No tenía ni idea- bromeó, pasándome el recipiente con varios kilos de queso parmesano rallado.  


Tomé el bol y, luego le mostré un dedo en particular.  
Para que conste, las bolas estaban increíbles.

CAPITULO 75



El siguiente montaje ha sido reproducido del especial de televisión La Espectacular Navidad de Paula. Si eres capaz de escuchar “It’s Beginning to Look a Lot Like Christmas”, preferiblemente la versión de Johnny Mathis, por favor hazlo ahora.  


Comenzamos en una entrada. Un viejo Range Rover negro está estacionado allí, cubierto casi completamente por un enorme árbol abeto azul navideño. Un hombre extraordinariamente hermoso con cabello negro y una
sonrisa que brilla con malicia está desatando el árbol, atrapándolo justo antes de que caiga en el concreto. Se ríe, lanzando una mirada por encima de su hombro a una hermosa no, una impresionante rubia que mira desde la
acera. Con sus grandes senos levantados presionados contra un suéter decorado con renos. Los renos más afortunados en decorar lana. Ejem. Mientras ella mira al hombre hermoso luchar con el árbol, le grita y él se ríe de nuevo. También nota los renos…  Como no podría hacerlo? 


Cambiamos de cámara con la misma pareja, ahora junto con otra feliz joven pareja. Un hombre con cabello rubio y ondulado, lentes de carey, y apariencia de estudiante sentado junto a una pequeña mujer asiática con impecable y brillante cabello negro y una falda imposiblemente corta. 


Los cuatro están sentados en una mesa de cuero rojo en Chinatown y mientras abren una ronda de galletas de la suerte, la mujer morena desliza un regalo con envoltura festiva sobre la mesa hacia su amiga, la rubia impresionante. Los cuatro amigos sonríen mientras leen sus fortunas. El hombre con cabello rubio levanta la mirada y ve un manojo de muérdago, incitándolo a robarle un beso a la pequeña morena.


Cambiamos de cámara a una despampanante pelirroja, vestida con un largo vestido negro. Está en un escenario rodeada de una sinfonía completa mientras toca un solo de chelo. Mientras la música aumenta, trayendo tonadas
navideñas para todos los asistentes, ella inclina la cabeza con aprecio por los aplausos. Mientras su música es absorbida por el resto de los músicos una vez más, ella parece tener una mirada lejana en sus ojos… insinuando tristeza,  tal vez? ¿Por qué una chica tan encantadora tendría que estar triste en Navidad?


Cambiamos de cámara a un estudio de televisión, donde un hombre atlético con oscuro cabello rizado y una sonrisa de triunfador narra a la audiencia las últimas noticias de deporte. En medio de los aspectos más destacados del fútbol y las tomas fallidas, uno puede imaginar a todos los espectadores sintonizando. ¿Es uno de ellos la pelirroja despampanante? ¿Él espera que sea así?


Cambiamos de cámara hacia la rubia hermosa sentada frente a una pared con ventana gigantesca. A través de la ventana podemos ver el profundo azul grisáceo de un largo cuerpo de agua y en la distancia podemos ver el contorno de una gran ciudad. El horizonte sugiere que es San Francisco. En el reflejo de la ventana podemos ver un enorme árbol de Navidad, decorado con centelleantes
luces y adornos brillantes. El hombre hermoso entra, con un gato majestuoso a sus talones. Cuando se sienta al lado de la rubia hermosa, vemos que ella está leyendo una revista. Apresuradamente la cierra, pero antes de que pueda, vemos sobre su hombro que estaba abierta en un artículo sobre Brasil. 

Cambiamos de cámara hacia una habitacion donde podemos ver… Se desvanece a negro. Programa familiar. 

Cambiamos de cámara de vuelta hacia nuestra pareja original, ahora sentada ante una mesa llena de delicias navideñas. Platos con puré de papa, tazones de frijoles verdes y batatas, coronados por un pavo perfectamente
asado. Cuando la rubia hermosa trae un pastel de manzana de la alhacena, el hombre hermoso le da una sonrisa secreta que la hace sonrojarse. ¿Sabe él algo que nosotros no?


Junto a ellos en la mesa hay una pareja mayor. La mujer es la viva imagen de la rubia hermosa; ¿su madre? Ah sí y este debe ser su padre, estrechando la mano del hombre hermoso. Mientras se sientan juntos, hacemos un acercamiento a la rubia hermosa. Se ve muy feliz de tener a su familia cerca en esta Víspera de Navidad, pero cuando el hombre hermoso aprieta su mano bajo la mesa, podemos ver una mirada casi nostálgica en sus ojos. ¿Qué podría
estar soñando en esta noche mágica?


Cambiamos de cámara hacia la alhacena, donde somos los únicos que vemos un gato encaramado, mordisqueando el borde del pastel. 

Cambiamos de cámara hacia los cuatro reunidos alrededor del árbol de Navidad. El papel de regalo desechado de color verde y rojo, dorado y plateado, está disperso por todas partes. Ocasionalmente una de las pilas se mueve y podemos ver bigotes sobresaliendo. Cuando los padres se dirigen hacia la cocina, la rubia hermosa toma un paquete detrás del sofá. El hombre hermoso se ve sorprendido; no sabía que había más regalos para dar. La rubia hermosa se lo ofrece, posándose sobre el brazo del sofá junto a él. Él sonríe cuando lo toma, desenvolviendo este último regalo. 

Hacemos un acercamiento y podemos ver que es un portarretrato. No podemos ver la fotografía, pero hace que el hombre hermoso se tense. Vemos emociones cruzar su rostro. Incomodidad. Dolor. La rubia hermosa contiene la respiración. Y entonces, el hombre hermoso comienza a sonreír. Y es impresionante.  


Cuando él jala hacia su regazo a la rubia hermosa para abrazarla, hacemos un alejamiento y vemos que sus padres comienzan a volver a la sala de estar.Espiando los dos que están sentados en el sofá,se retiran hacia la cocina.