miércoles, 6 de agosto de 2014

CAPITULO 72




 Una vez que sirvieron la cena, todos se mezclaron de nuevo y la gente estaba realmente feliz de ver a Pedro. De lo que pude deducir de chismes por aquí y por allá, la mayoría de sus compañeros sabían que era fotógrafo, y algunos sabían lo exitoso que era en su campo. Pero escucharlo contar su
historia, decirle a las personas lo que había estado haciendo por los últimos diez años, fue realmente fantástico.


¡Y debieron haber visto su rostro cuando los apóstoles comenzaron a sacar sus carteras para mostrarle fotos de sus hijos! Todos ellos, casados; todos ellos, con niños; todos ellos, asentados en la buena vida. La buena vida que
estaba predestinada para los apóstoles de Villa Dinero, EE.UU. Tuve que morderme el labio para no reírme cuando Lucas sacó que tenía trillizos. Pedro parecía que se iba a desmayar. Solo hice círculos en su espalda con mi mano y
lo envié de nuevo a la batalla cuando otra ola de viejos amigos se dirigió a la mesa.


Nadie dijo ni una palabra sobre su familia, y había estado poniendo atención, lista para lanzarme en picado con mi alternativa de nada de bragas.


Todos solo se encontraban contentos de que finalmente apareciera de nuevo en el radar, y saber que le iba bien, que era feliz.


Después de la cena, caminamos alrededor del salón y vi más fotos de anuarios en la pared, incluyendo Elogios Mayores: Payaso de la Clase, Pareja Más Linda, ese tipo de cosas. Después de lo que había visto esta noche, sabía
que estaría aquí en algún lugar; solo era cuestión de en dónde. ¿Mejor Cabello? ¿Mejor Sonrisa? ¿Más Apuesto? Podía ver las tres, pero resultó que fue el que se encontraba al final: Con Más Posibilidades de Éxito.


- Bueno, mírate. Todo el mundo supo que irías a muchos lugares en ese entonces - bromeé, poniéndolo en frente de la foto y comparando lo que hicieron diez años. En la fotografía, él era alto y guapo, ojos brillantes ymesperanzados, una sonrisa sincera en su cara. Un poco más delgado de lo que era ahora, por supuesto; solo el más mínimo asomo de una línea de expresión aquí o allá.


Miró la imagen y sonrió con pesar. - No puedo creer que pusieran esas fotos. Qué vergonzoso.


- No, es lindo. Me gusta verte en ese entonces.


- Es gracioso ver esto ahora. ¿Sabes por qué conseguí esta?


- ¿A diferencia del Mas Follable? Porque tienes mi voto por ese.


- Porque entraría en los negocios con mi papá - respondió, sus ojos oscureciéndose un poco.


- Lo siento, Pedro -  susurré cuando me acercó con la mano que había estado en mi espalda toda la noche.


Se quedó callado por un momento, observando la foto. Respiró profundamente. Me pregunté si debería decirle lo que no estaba usando bajo mi vestido; había un rincón oscuro no muy lejos...


- No, está bien  -dijo .- De hecho, ha sido bueno pensar en estas cosas de nuevo. Hace que no parezcan tan lejos.


- Lejos, mi trasero. Lejos está Estambul - dijo la voz de una mujer detrás de nosotros. Nos volteamos y vimos a una pequeña chica con cabello negro azabache muy corto, un arete en la nariz, varias perforaciones en la ceja, y los ojos verdes más penetrantes que había visto en mi vida. El pequeño vestido negro, las medias de red, y las botas militares ponían tus ojos en su cuerpo de inmediato, y cuando pones todo eso junto, la chica era un maldito golpe de gracia. Con un brazo asesino de tinta.


- Estambul, donde tú dejaste mi trasero - terminó.


- Vivi Franklin - suspiró Pedro , sus ojos encendiéndose.  
Oh, oh.


- ¿Dejé tu trasero? ¡Y una mierda! Mi trabajo había terminado, sabías que me iría. Solo que estabas demasiado involucrada con ese guía turístico para notarlo.


- Nunca pudiste contener tu licor.


- Contén esto.


- ¡Ja! En tus sueños, Alfonso. - Ella sonrió y se lanzó hacia él, envolviendo sus brazos alrededor de él con el mayor abrazo de oso que jamás había visto. Él le dio la vuelta y de hecho le dio una palmadita en el culo. Yo no llevaba ropa interior, pero todavía podía patear algunos traseros. Aunque para ser justos, parecía difícil.
Bajándola pero manteniendo su brazo cómodamente alrededor de su cintura, se volvió hacia mí.


- Paula, esta es Vivi Franklin. Vivi, esta es mi novia…


-¿Novia? ¿Tú?


- ...Paula Chaves - concluyó, liberándola para acercarme a su lado.


- No jodas, Alfonso tiene novia. Que noche. - Se rio, golpeándolo en el hombro y estirando su mano en mi dirección. La estreché, sin saber qué otra cosa hacer.


- Encantada de conocerte - ofrecí, pero esos dos ya estaban en otra cosa.


- ¿Qué estás haciendo ahora? ¿Trabajando para tu viejo?  preguntó él.


- Nah, me fui por mi cuenta. Analista de datos.


Oh, ¿Ella era una analista?


- Guau, bien por ti. ¿Sigues escribiendo?


Oh, ¿Ella era una escritora?


- Sí, acabo de vender una nueva aplicación a uno de los grandes. Graaaan paga, ¿sabes a lo que me refiero?


Oh, ella hizo una aplicación para, espera. ¿Qué demonios hizo ella?


- Ya lo creo - dijo Pedro - Sabes, me encontré con uno de tus hermanos cuando estuve en El Cairo el año pasado. Él estaba allí trabajando en algún nuevo sistema, que parecía ser una gran cosa.


- Oh, ya conoces a mi familia. Siempre están a lo último y lo mejor.


- Sí, tú hermano no estaba en lo último y lo mejor cuando coló algo de porno en mi mochila cuando no estaba mirando. No creerás en los problemas en los que me metí cuando...


- ¿Qué diablos está pasando? ¿A qué te dedicas? ¿A dónde fueron ustedes dos juntos? ¿Y quién diablos estaba poniendo porno en tu mochila? - grité, por tercera vez esta noche. Necesitaba salir más, mis modales estaban fuera de práctica. 

- Lo siento, cariño. Vivi y yo fuimos juntos a la secundaria…


- Obviamente - dije, en un tono más tranquilo. Vivi se limitó a ver a Pedro como si él hubiese puesto un lazo a la luna y lo metiera como relleno en su sujetador. El cual ya estaba bastante lleno; para una pequeña persona, tenía un gran bastidor.


-... Pero no la había visto en años, hasta que literalmente me topé con ella dentro de un bar en Instanbul.


- Y pasó la siguiente semana tratando de escabullirse dentro de mi grupo de excursión. Yo estaba en un gran viaje de mochila por Europa, hasta que me encontré con este hombre - intervino Vivi, dándole palmaditas firmemente a su dulce culo. Bueno, eso iba a parar.


- Sí, y la noche que supuestamente "la dejé" ella lo estaba haciendo con el guía del tour, como si el mundo estuviese a punto de acabar. - Él sonrió, arrugándole el pelo como a una hermana pequeña.


Casi hermana puedo manejar eso.


- Y ahora que estás aquí... ¡No puedo creerlo! Apuesto a que sorprenderá la mierda de todos. Nadie pensaba que volverías, después de que tus padres murieran y eso.


Hice una mueca, esperando a que Pedro se tensara y se apagara. 


- Pensé que ahora sería un momento tan bueno como cualquier otro, ¿correcto? Ha sido bueno estar de vuelta, ¿sabes? - Luego él le preguntó directamente más acerca de la aplicación que acababa de vender.


Increíble.


Diez minutos más tarde, los tres estábamos en el bar. Con tragos. Ellos continuaron hablando, rápido y furioso, y yo comencé a atar cabos. Vivi y Simon fueron amigos en la escuela secundaria, los padres de ambos eran amigos, bla, bla, bla. El padre de ella era dueño de una compañía de software, y los cinco, si, los conté, cinco de sus hermanos mayores se habían ido al mismo campo.

Tratando de salir del molde, ella se fue por un camino diferente, estudiando artes liberales en general y gastando semestres y veranos en el extranjero. Pero el juego de los números, finalmente la mordió también, y ella terminó en el
negocio familiar.


- Odié las matemáticas en la escuela secundaria. ¡Las odié! Pero soy buena en eso, esas cosas solo tienen sentido para mí me explicó entre tragos .
Con el tiempo me fui por mi cuenta, poco tiempo en un principio, pero luego tuve suerte un par de veces con ciertos programas en el momento oportuno, ¿sabes?


No lo hacía, pero asentí.


Cuando ella y Pedro estuvieron en Estanbul juntos, no se involucraron.


Ella fue muy clara en eso. Siempre fueron solo amigos, amigos que fueron arrojados a un escenario irreal y unidos de forma rápida.


Pedro es solo ese tipo, ¿sabes? El tipo que únicamente puedo ver una vez cada cinco años, pero si necesito algo, estará allí en un segundo - me dijo, y yo le compré otro trago .- Es un gran tipo. 

Pedro se apartó para despedirse de alguien que se estaba yendo.


- Ustedes dos parecen serios. ¿No romperás su corazón, o si? preguntó Vivi.


 -¿Qué? - farfullé, tomada por sorpresa.


- ¿Lo harás? - preguntó, sus ojos verdes estrechados en mí.
- ¿Es aquí donde me dices que si rompo su corazón me patearás el culo?


- Mierda, no... Te mataré. - Sonrió. Realmente no quería que me gustara esta chica, pero lo hacía.


- Bueno, no tengo ninguna intención de morir pronto. ¿Suficientemente bueno?


- Lo suficientemente bueno para mí. Hablando en serio, él estuvo mal por un largo tiempo. Tratando de ser todo un playboy, que toda esa mierda de una-chica-en-cada-ciudad, gracias a Dios ha terminado. Parece feliz contigo, así que estoy contenta.


- Me... alegra.


- Él y yo venimos de un ambiente parecido, misma educación. Si sus padres no hubiesen muerto, probablemente nunca habría dejado esta vida. La cual es una gran vida, no me malinterpretes. Pero Pedro siempre me pareció un tipo que necesitaba más. Necesitaba un empujón para hacer lo que él quería, pero después de que sus padres se fueran, él salió y exploró un poco, haciendo
algo más con su vida - reflexionó, pensativa, girando su bebida en su vaso.


- Es un aventurero, no hay duda de eso - concordé .- Tú también debes serlo.


- ¿Yo? Tal vez una vez, pero ahora estoy bastante establecida. Tengo mi negocio; lo está haciendo bien... ¿para qué necesito la aventura?


Miré a esta chica, quien se veía tan diferente a todos los demás en este lugar. Ella casi vibraba con energía; parecía que podía manejar cualquier cosa. Y sus ojos brillaban ante la idea de una aventura. Sin embargo, ¿trabajaba con
computadoras todo el día?


- Sí, te ves como si estuvieras realmente establecida - le contesté, arqueando una ceja.


Giró su mirada hacia mí, desafiándome. - Acabas de conocerme...
¿Cómo en el mundo crees que tienes derecho a hacer una observación como esa?


- Tú tenías las manos en el trasero de mi novio... eso más o menos me da el derecho de llamarlo como lo veo.


- Cásate con esta chica, Pedro - dijo sin apartar los ojos de mí. Él acababa de aparecer detrás de ella, algo que supo sin tener que mirar .- Cásate con esta chica y haz bebés por todo el mundo con ella. Como mañana.


Ella tintineó su vaso con mi copa, bebiéndose todo, besó a Pedro profundamente en la boca, y se paseó entre la muchedumbre de fondos fiduciarios, sus medias de rejilla chocando con su ropa de la manera más deliciosa.


- Oh, la amo - dije, riendo aún más cuando vi la cara de Pedro .  
Relájate, Wallbanger. Nadie se casará mañana. 

Me estudió por un momento, luego sonrió. - ¿Estás lista para irte?


- ¿En serio? ¿Ya? ¿No te quieres quedar? 

- He visto a la gente que quería ver, y ha sido genial. Pero hay algo que he estado pensando toda la noche - dijo, apoyando la mano en la parte baja de mi espalda y llevándome a su espacio de baile.


- ¿Qué es eso?


- No llevas nada debajo de ese vestido, ¿verdad? - murmuró, metiendo su nariz a lo largo de mi mandíbula, haciéndome temblar.


- Atrapada - admití. Su mano se movió al sur de la parte baja de mi espalda, pero no tan baja como para ser indecente.


- Chica perversa - sopló.


- Vamos a decir adiós a los apóstoles - contesté, haciendo que su ceño se frunciera confundido . Me siento como que me voy a follar al rey del baile.
 

***
 
Nos despedimos de todo el mundo, felicitando nuevamente a Jorge y Megan. Pedro parecía estar realmente feliz por ellos, y un poco triste por despedirse. En medio de promesas de mantenerse en contacto y de narraciones
de último minuto de la gloria pasada, se rio hasta que malditamente lloró. Los apóstoles se reunieron, le desearon lo mejor y le hicieron jurar que no estaría fuera por tanto tiempo. Él prometió volver.


Finalmente vimos a Tammy Watkins. Y eran realmente enormes.


Pedro y Vivi intercambiaron números de teléfono, entonces ella lo abrazó con fuerza.


Hicimos un paseo corto en coche a nuestro hotel, su mano se enredó con la mía en el camino, con el pulgar haciendo pequeños círculos en el interior de la palma de mi mano. 


Cuando sus ojos encontraron los míos, ardieron. No
hablamos mucho, y cuando entramos por el pasillo de nuestra habitación, mantuvo esa mano sólidamente en la parte baja de mi espalda.


Sin embargo, una vez dentro de la habitación, esa mano vagó.


Fui presionada contra la parte interior de la puerta, su boca ardiente y demandante. Mis manos fueron a sus hombros de inmediato, tratando de quitarle el abrigo. - ¿Sabes cómo de dura fue esta noche para mí? - le dije, jadeando. Sus manos se cerraron brevemente alrededor de mi garganta mientras volvía la cara para besarme el cuello. Mmm, posesivo. 
Quería ser poseída por este hombre, esta noche y todas las noches .- Ver a todas esas mujeres, todas esas chicas que probablemente tuvieron su primer orgasmo en la escuela secundaria solo de pensar en ti.


Se echó hacia atrás para mirarme, lleno de lujuria loca.


- La mitad de las mujeres allí esta noche querían follarte, Pedro ... pero no lo conseguirán.-  Desabroché los botones, tirando cuando mis dedos no lo hicieron lo suficientemente rápido .- Yo sí.


Me tuvo fuera del vestido en cuestión de segundos, mi sujetador estuvo fuera un segundo después. - Déjate las botas - instruyó, deshaciéndose de sus pantalones .- Y ponte sobre la cama.


Me tendí hacia atrás, el edredón fresco deslizándose contra mi piel caliente. Apareció sobre mí, sin camisa, con el pantalón desabrochado, su cabello alborotado por mis manos frenéticas. Me miró, sus ojos deslizándose por encima de mi cuerpo mientras me estremecía únicamente por su apariencia.


- Eres malditamente impresionante - murmuró, quitándose el pantalón y acariciando su longitud a lo largo .- No tienes ni idea, ¿verdad?


- Cristo, Pedro -  respiré, viéndolo correr sus manos hacia arriba y abajo por su polla, bombeando con firmeza.


- Abre las piernas para mí -  ordenó, y mis rodillas se abrieron como si él hubiese lanzado un hechizo .- Tócate a ti misma, Paula. 

Mi corazón explotó fuera de mi pecho, el deseo palpitando a través de mí al pensar que me quería ver. Mis manos flotaron hacia mis pechos, haciendo círculos con los dedos y apenas rozando mis pezones. Ellos se pusieron rígidos al instante, y cerré los ojos. Pude ver la forma en que Pedro miraba cuando me acariciaba, torturándome con la lengua y mordisqueando con esos endemoniados dientes. Me pellizqué los pezones, imaginando su boca, chupando y  retorciéndolos con un placer que rayaba en el dolor.


- Más abajo - ordenó, y mi espalda se arqueó fuera de la cama una vez más. Dejé mi mano derecha viajara más al sur, bajando para descubrir que ya estaba empapada por él, gran sorpresa. En la primera pasada con mis dedos, él tomó una respiración alternada. En la segunda pasada rocé mi clítoris, teniendo mi propia respiración entrecortada mientras mis rodillas se cerraban por las sensaciones abrumadoras.


- Ah, mantén las piernas abiertas - dijo, y sentí sus manos en mis rodillas, apenas en el interior de mis muslos . -¿Cómo voy a ver cuando tú misma te hagas venir?


Gimoteé, mi mano ahora explorando mi sexo con desenvoltura. Detrás de los ojos cerrados, sentía los dedos de Pedro arremolinándose a través y sumergiéndose en el interior, haciendo esos círculos perfectos exactamente
donde lo necesitaba, presionando y resbalando y deslizándose.


Me iba a venir, y me iba a venir duro. Se lo dije.


Abrí los ojos para ver a Pedro mirándome, con los ojos entrecerrados y ebrios de lujuria, su puño moviéndose por encima de su propia excitación. Me vine rápidamente, con una mano en mis pechos, mis dedos enterrados en el
fondo, y su nombre cayendo de mis labios. Apenas me recuperaba cuando movió sus manos debajo de mí.


- Date la vuelta... colócate en tus manos y rodillas para mí. - Su voz era ronca y llena, haciéndome estremecer una vez más. Lo hice y me volví para mirarlo. Una mano fuerte salió disparada para agarrar mi hombro, la otra recorrió mi trasero. Se ajustó, empujó dentro de mí en una oleada fuerte, hundiendo su considerable longitud de una vez. Gemí mientras me empujaba más abajo en la cama, antes de que sus manos se posaran en mis caderas.
Se estrelló contra mí, duro y grueso, empalándome con cada movimiento de su cadera. Implacable. Inolvidable. Increíble.
Me tomó con fuerza, sexy y salvaje. Grité cuando me vine a su alrededor, mi tierna carne hinchada y sensible a todos sus movimientos, con cada zambullida. Luces estallaron detrás de mis ojos, mi cuerpo entero atrapado mientras empujaba hacia mí.


- No te puedes imaginar, como se siente - me dijo, en voz baja al oído mientras se inclinaba sobre mí ,- de que te vengas en mi polla.


Exploté una vez más, cuando se dirigía a sí mismo dentro de mí por última vez, sus manos clavándose en mi piel mientras cabalgaba a su orgasmo profundo en mí.


Caímos en la cama en un montón de piel sudorosa y con la respiración pesada. Después que recuperé el uso de mis miembros, me esforcé para rodarnos, empujando la masa de mi cabello fuera de mi cara mientras apoyé la barbilla en su pecho. 


- ¿Si consigo un uniforme de porrista, podemos jugar a
darle la bienvenida al Rey de nuevo en algún momento?


- Siempre y cuando te pongas las botas, nena - respondió, besándome a fondo.


No jugamos a darle la bienvenida al Rey de nuevo esa noche, pero jugamos La Vaquera se encuentra con el Presidente del Consejo Estudiantil.

CAPITULO 71



Entramos en el salón de baile en medio de susurros y miradas asesinas.


El lugar se encontraba lleno con jóvenes profesionales engalanados con sus trajes más elegantes de socio minorista/tiburón de finanzas/magnate. Y los chicos también estaban impresionantes.


Las secundarias eran las mismas por todo el país. Esta pasó a estar establecida en una de las ciudades más ricas de América, pero todavía había verdades universales. Todos y cada uno de los arquetipos del “Club del los Cinco” la película, estaban representados aquí, y también un par de híbridos. Y todos ellos tenían sus ojos sobre Pedro.  


Quien estaba extrañamente relajado. Una vez que llegamos a la habitación, sus hombros se echaron para atrás, sus zancadas se alargaron y se paseó. Junto a las paredes se encontraban amplias fotografías de anuarios: porristas, jugadores de futbol americano, alguien en una peluca  de una obra, y alguien con una peluca corriendo desnudo por el campo de futbol. Y ahí estaba Pedro , en la pared con una corona sobre su cabeza y una chica sexi en su brazo. El rey del baile.


- Acabo de entenderlo - dije, mirándolo un poco soñadora.


- ¿Qué cosa?


- ¡Eras la mierda popular en la secundaria!  


Sus ojos se arrugaron y se sonrojó un poco.


- Bueno, estaré maldito. Me preguntaba si aparecerías - escuché detrás de nosotros, y mientras nos girábamos, una extraña mirada apareció en el rostro de Pedro. Johnny Wall Street se encontraba ahí, respaldado por el Club de Chicos Millonarios. Todos ellos bien parecidos. Todos más grandes que la vida.


Pedro los observó, entrecerrando los ojos sobre el tipo en el medio. 

 
Henderson.


Alfonso.


Observé la testosterona echar chispas. Si hubiera sido una película del Viejo Oeste, habrían pasado plantas rodando entre ellos. Pero ya que era Wall Street…


Una línea de cocaína.


La tension solo duro el coro de Usher “Yeah” antes de…



- ¡Qué mierda, hermano! ¡No puedo creer que estés aquí! Malditamente genial, hombre... ¡Alfonso está de regreso en la ciudad!


Wall Street le dio una palmada en la espalda a un ahora sonriente Pedro y lo empujó dentro de un gigante abrazo de hombre en medio de gritos de, “Eso es de lo que estoy hablando” y “Tan malditamente feliz de que estés aquí,
hombre” y “Hermano, Tamara Watkins tiene tetas nuevas y son jodidamente inmensas,  tienes que verlas!”


Retrocedí y vi cómo fue tragado por este grupo de chicos. Nunca los había conocido, nunca antes lo escuché mencionar a ninguno de ellos, pero ellos conocían a Pedro de una manera en la que yo nunca podría.


Estos chicos estuvieron ahí cuando Pedro crecía, cuando todo su mundo era exámenes parciales y hacer tonterías y conseguir quitarle el suéter a alguna chica. Mi dinero estaba en Tamara Watkins.


Y en este enclave privilegiado de chicos de colegios privados vio la muerte de la familia de Pedro . Y Pedro se retrajo, tomando la primera oportunidad que tuvo para quitarse del camino por completo, mudándose tan lejos como se puede de la universidad, excepto Hawaii. Entró en una profesión que lo llevó por todo el mundo, y escogió vivir en su ciudad adoptiva, San Francisco. El único lazo que tenía con alguien en este mundo era con Benjamin, con quien estaba más agradecida que nunca.


Pero había venido a casa, y esta familia estaba lista para asegurarse que él supiera que lo habían extrañado.


Pedro sonrió ampliamente, estrechando la mano y chocando los cinco con su pandilla, luego me vio por el rabillo del ojo. 


-Paula, ven aquí, tienes que conocer a los chicos.


El mar de penes se separó y caminé hasta el centro, donde él se encontraba. - Esta es Paula -  comenzó, y oí al menos un silbido. Me alegré de ponerme las botas ,- y este es Jorge Henderson. - Wall Street me tendió la mano y la estreché, mirando su atractivo rostro. Cálidos ojos marrones brillaron en mi dirección, sin dejarme ir cuando también me presentaron a Mateo, Marcos, Lucas y Jose. 

No bromeo. Los apóstoles estaban todos alrededor. ¿Era blasfemo que todos fueran calientes? No importaba,Jorge seguía sosteniendo mi mano.


- En serio, hermano, ella está ardiente - dijo. 

Pedro apartó mi mano de la suya, riendo. - Ya basta, imbécil. - Este tipo era inofensivo. Y tenía buen gusto.


- Vamos, servirán la cena pronto. Pueden sentarse en nuestra mesa. ¿Recuerdas a Megan Littlefield? - preguntó Jorge mientras todos se movían juntos hacia el comedor.  


- Mmm, tal vez. Littlefield me suena familiar - dijo Pedro, perplejo mientras caminábamos.


- Ahora es Henderson, ella es mi esposa.  


- ¿Estás casado? Vaya - exclamó Pedro, sacudiendo la cabeza.  


- Sip, el verano pasado - dijo con orgullo, agitando el dedo anular en el rostro de Pedro.  


- Vaya - repitió, y me miró.


Solo me reí y entrelacé mi brazo con el suyo.  Vamos, Rey del Baile.  


Tomamos un trago en el bar, saludamos a un par de personas más, y nos sentamos con sus amigos. Y dije eso en general, porque todos aquí parecían haber sido sus amigos en un tiempo u otro. Mientras bebía mi coctel, observé a algunas chicas comenzar a dar vueltas alrededor. Pedro obviamente era conocido por aquí, y me pregunté cuántas de ellas habían llegado a conocerlo
mucho mejor.


Conocí a la esposa de Jorge antes de que comenzaran a servir la cena, y mientras Pedro me dejaba para ir a saludar a un antiguo maestro, platiqué con ella. Megan había ido a la escuela con ellos, dos años más joven.


- Sin embargo, no importaba; todos conocían a Pedro. Era el chico que toda chica quería. - Suspiró, una mirada soñadora en su rostro. Luego, se sorprendió a sí misma, y me miró con culpabilidad . Lo siento, ¿eso es raro?


- Nop, lo entiendo totalmente. - Sonreí,  tal vez sonriendo con un poco de satisfacción. Él estrechaba la mano con un señor mayor, el maestro, asumí .


-Así que se acaban de casar, ¿eh? Felicidades.


- ¡Gracias! Fue genial. La tuvimos aquí, a pesar de que ahora vivimos en Nueva York. Simplemente fue más fácil con los familiares aquí.


- ¿Nueva York? ¿Estado o ciudad?


- La ciudad. Así que ambos, ¿verdad? - Se rio.


- ¿Y qué haces ahí? - pregunté.


- Ya no trabajo. Trabajé hasta que nos comprometimos, ¿para el canal Food Network? Era una estilista culinaria. De todos modos, una vez que comenzamos a planear la boda, simplemente fue muy difícil, viajando mucho para acá y organizar todo, así que renuncié. Nos casamos el...


Estaba viendo estrellas.


- Lo siento, ni siquiera puedo fingir haber escuchado algo que dijiste después de Food Network. ¡Trabajaste ahí! ¡Y renunciaste! ¿Por qué, mujer? ¿Por qué en el nombre de Dios? - exclamé, mi mandíbula tan desencajada que era
bueno que estuviéramos sentadas. De otra manera, me caería al suelo.


Se echó a reír y alzó sus cejas.- Déjame adivinar. ¿Cocinando con la Condesa de los Pies Descalzos?


- ¡Sí! - grité. Todo el mundo se detuvo para mirarnos, y me sonrojé.


Pedro miró por encima del bar, y le hice saber que todo estaba bien.


Me reorganicé. - Quiero decir, sí. Soy una fan - dije tranquilamente.


- También yo. Ella es genial.


- ¿La has conocido?


Para este momento, Pedro se había excusado con quien hablaba y comenzó a dirigirse hacia mí, con Jorge y los apóstoles a cuestas.


Sé que no es lógico; sé que no es ni siquiera físicamente posible, pero juro por todo lo sagrado, que caminaron en cámara lenta. Como en alguna película de acción.Pedro iba al frente, Jorge justo a su izquierda, y el resto un poco
más atrás, como gansos formando una V. Todo el mundo se detuvo para mirar.


Era como el más sexi choque de trenes de la historia; nadie podía apartar la mirada.


Diría que todo estaba lo suficientemente callado como para escuchar un alfiler caer, pero la música de la década del 2000 se escuchaba, y “In Da Club” de 50 Cent les dio a los chicos su propia banda sonora. Todo lo que veía eran los
zafiros, que parecían hablarme. Estaba familiarizada con este Pedro.  


El Pedro Fuerte. El Pedro Autoritario. El Famoso Pedro. Y con esto, podía confirmar.  


El Pedro Wallbanger.  


Se acercó a nuestra mesa, se sentó junto a mí con una mirada divertida en su rostro, y deslizó su brazo alrededor de mi hombro.


Oh. Mi. Dios. ¡Pedro Alfonso puso su brazo a mí alrededor! ¡En frente de todo el mundo!


Espera, esto no era la secundaria. Esto ni siquiera era mi secundaria. Pero eso no detuvo a las chicas de tirarme miradas asesinas desde todas las esquinas del salón. 


Sonreí con suficiencia un poco, pavoneándome con mi dulce hombro. 

- ¿Quieres decirme por qué estás aquí gritando? - susurró en mi oído, y me derretí. Pero antes de que me derritiera por completo, conseguí controlarme.


- Esta chica, Megan, conoció a Ina Garten, ¡en persona! - anuncié, mirándola con cariño .- ¡Eres mi nueva mejor amiga!


- Apuesto a que puedo conseguirte un libro de cocina firmado - ofreció.


- Jorge, tu esposa es la persona más genial del mundo - dije efusivamente .- Te compraré un trago, ¿qué estás bebiendo?


- Solo agua mineral - dijo, lanzándole una sonrisa tímida a Jorge, quien rebosaba alegría.


Los miré, luego le arqueé una ceja a Megan, quien asintió. 

- ¡Felicidades!


-¡Guau, eso es genial! No debes estar tan avanzada, ¡eres tan pequeña! - exclamé.


- Espera, ¿qué me perdí? - preguntó Pedro. 


- Está solo de ocho semanas; nos acabamos de enterar.-Jorge sonrió, tomando su mano a través de la mesa.


- Espera, ¿qué me perdí?


- Es estupendo - dije . Y tan pronto después de la boda. Pero qué año para ustedes... ¿Qué, Pedro ? - Me estaba dando golpecitos en el hombro.


- No lo entiendo. ¿Qué son ocho semanas? - preguntó, desconcertado.


- Está embarazada - dije, rodando los ojos, Megan respondiendo igual.


Pedro miró a Jorge en shock. - ¿Amigo?


Jorge asintió. - Amigo.


Pedro lo digirió, luego sonrió ampliamente. - ¡Amigo!


Aprendan, chicas: Así es como te comunicas con alguien que no has visto en diez años.