martes, 5 de agosto de 2014

CAPITULO 68




- Avión. Personas avión. Avión sosteniendo una esponja. 


- ¿Avión con manos, manos? Bueno, manos. Manos de avión. Manos de esponja.


- ¡Manos de esponja! Avión de esponja. Pájaro de esponja. ¡Pájaro! Está bien, pájaro. Manos de pájaro.


- Bob Esponja, manos de pájaro. ¡Deja de decir avión, sabemos que no es un avión!


- Se acabó el tiempo. 


- ¡Maldita sea! 


Sofia se sentó haciendo una rabieta, lanzando su bolígrafo por la habitación. Nicolas subió la mano en el aire y lo atrapó mientras ella se emberrinchaba. - ¡No puedo creer que no lo supieran! Era tan obvio que se trataba de un…
- Ah, ah, ah, no digas otra palabra. Podemos robar - dijo Pedro desde su lugar en el sofá. 


Era chicas contra chicos, y los chicos nos estaban pateando el trasero.


Estaban por encima de los cuarenta puntos. Estúpidos chicos. 


- Adelante, nunca lo sabrán. No se preocupen, nunca lo sabrán - nos aseguró Sofia, bebiendo de su cóctel y guiñándole un ojo a Zack por encima del borde.


- Ahora sólo dame un minuto. Tenemos treinta segundos para examinar el dibujo y ver si podemos adivinar lo que trataste de dibujar - dijo German,parándose y yendo hacia el pizarrón donde Sofia había estado dibujando.


- ¡Sabemos cómo se juega! - gritó Moni desde su posición en la parte de atrás del sillón. Ella era Moni la Borracha esta noche, la estación de cóctel le había servido bien. La sirvió en exceso, ella era Moni la Borracha Ruidosa .

-¡No tienes que decirlo cada vez que van a robar! 


Al mismo tiempo que Pedro y German se desconcertaban con el dibujo,mientras Moni contaba desde treinta, Zach coqueteaba con Sofia. Y por coquetear me refiero a pasar la lengua por el borde de la copa. Se veía como una jirafa.
Con un escalofrío, miré a Sofia, quien ni siquiera estaba mirando.


Estaba mirando a Nicolas, quien miraba a Missy, quien estaba ajustándose su sostén. Sé eso porque estaba a medio camino fuera de su camisa.


German y Pedro continuaron discutiendo sobre el dibujo, mientras Zach jirafeaba, y yo sólo sostenía mi cabeza. 


Desastre.


- ¡Diez! ¡Nueve! ¡Ocho! ¡Siete! - gritó Moni, mirando su reloj.

- No es Año Nuevo, sólo danos un par de segundos, ¡podemos hacerlo! - gritó German en respuesta, mirando hacia delante y hacia atrás entre la imagen Pedro.


- Mierda, no lo sé, es, es, ¡mierda! - gritó Pedro, saltando de un pie a otro.


- ¡Seis! ¡Cinco! ¡Cuatro! ¡Tres! - continuó Moni. Missy cruzó las piernas. 

Nicolas miró sus piernas. Zach eructó, pero continuó lamiendo. Sofia echaba vapor.


- ¡Dos! 

- Más vale pájaro en mano que cien volando - declaró Nicolas, su mirada en Sofia. 

 - Uno! Ja, no lo hicieron… Espera,  qué? - preguntó Moni, mirando a Nicolas, luego a Sofia. Pedro y German lucían esperanzados. 

Silencio.


- Es correcto. - Sofia frunció el ceño, haciendo una mueca cuando Pedro y German estallaron en vítores.


- ¡No puede ser, no puede ser! No es justo, ¡casi digo uno! ¡Casi digo uno! - chilló Moni, saltando por la habitación y aterrizando en la espalda de German, golpeándolo con los puños. Zach eructó de nuevo. Missy deshizo su cola de caballo, y todo el mundo con un pene se detuvo a mirar.


- Eso es todo  soltó Sofia, e irrumpió en la cocina. 

- ¡Estoy invocando tiempo fuera! - grité mientras salía de la habitación para seguirla.


- ¿Tiempo fuera de qué? - preguntó Zach, y sólo sacudí la cabeza.


Sofia sacaba cosas de la nevera con ira, y luego volvía a ponerlas de nuevo.- ¡No puedo creer que supo eso!


- No puedo creer que nosotras no lo hicimos. ¡Qué vergüenza! - respondí, sosteniendo la puerta de la nevera mientras un pollo rostizado hacía su camino fuera de ella.

- ¡No es broma! Quiero decir, ¿cómo es que vamos perdiendo contra esos tipos? - preguntó, rebuscando entre los condimentos y dando con una botella de Sriracha


- Estamos perdiendo porque no estamos concentrados. Tenemos que poner la cabeza en el juego.- Vi cómo guardó un frasco de encurtidos y sacó una jarra de leche.


- Pff, tal vez tú no estás concentrada porque estás babeando sobre mi jugador de baloncesto.- Sonrió, sacando un recipiente de sobras de guisantes. 

- Estoy segura de que es eso - comenté, tratando de mantener la incredulidad fuera de mi voz. Sin lugar a dudas, Zach Alto lucía muy bien, pero qué baboso.

- ¿Qué estoy buscando? - preguntó, sosteniendo un recipiente de crema agria en una mano y un pepino en la otra.


- Me tienes - respondí, espiando a Nicolas mientras venía alrededor de la esquina .- Pero gracias por limpiar la nevera.

Cuando Sofia metió la cabeza otra vez, Nicolas entró en la cocina.


- Es curioso cómo sabía exactamente lo que tratabas de dibujar, ¿eh, Sofi?  comenzó, y ella se congeló. Sé que lo hizo porque tiró la crema al suelo.


Me escabullí cuando cerró la puerta con un golpe, apuntando su pepino hacia él.


- No me vengas con que sabías exactamente lo que trataba de dibujar. De seguro viste la tarjeta.


- ¿Cómo pude haber visto la tarjeta? La sostuviste todo el tiempo.


- Bueno, tal vez te alejaste de Pechos McTetas para mirar.

- Oh por favor, piensas que…


Me alejé mientras Pedro giraba la esquina, y rápidamente lo regresé por donde vino.


- No iría allí justo ahora. Sofia tiene un pepino y sabe cómo usarlo. 

Soltó un bufido. 

- Espera, eso salió mal. Están ahí hablando - dije, tirando de él. 

Ambos nos estremecimos cuando sus voces se elevaron.
- Bueno, están hablando ruidosamente, pero están hablando.-  Suspiré.
*** 
 
Al final, la noche de juegos apestó totalmente. Moni casi se desmayó, aun quejándose de ser engañada por Bob Esponja Manos de Avión. German pasó el resto de la noche memorizando el reglamento del Pictionary para la próxima vez, mientras Pedro y yo limpiábamos la crema agria del piso de la cocina y recogíamos semillas de pepino de entre las baldosas.

- ¡Exprimió las semillas fuera, con la mano! ¡Ni siquiera estaba pelado! - continuó diciendo sorprendido y con un poco de miedo.

-¿Y Frick y Frack? Haciéndolo con Alto y Tetas. De hecho, haciéndolo con sus citas enfrente del otro. Nunca he visto nada igual. Quería mirar hacia otro lado, me sentía como si tuviera que mirar hacia otro lado, pero no podía. 

Pedro y yo nos quedamos allí, cubiertos de semillas, viendo el concurso de besos; Sofia fue empujada contra una pared, por lo que luego, Tetas fue empujada contra otra pared. Nicolas consiguió un inapropiado baile de regazo, también Alto.


- Es como si estuviéramos en una especie de fiesta sexual en la que las personas cambian de pareja - susurró Pedro cuando un zapato pasó volando, pateado por una conejita Playboy.

- O WrestleMania - le susurré cuando otro zapato voló hacia otro lado. No creo que Sofia se diera cuenta de Tetas Descalzas.
Cuando un gemido ahogado finalmente salió de Moni, era hora de meter un tenedor en toda la noche. Y nunca hablar de ese tenedor de nuevo. 

Mirándose el uno al otro, Nicolas y Sofia salieron juntos, citas calientes remolcadas. German llevó a Moni al elevador, diciéndonos que volvería al día siguiente para recoger sus cosas. - Tengo que llegar a casa antes de que vomite - dijo, sacudiendo la cabeza .- No más tragos para ella.

Mientras rodaban por la colina, pude oír fragmentos de Nicolas y Sofia,discutiendo todo el camino hacia sus autos. 


Nos dirigimos hacia el interior,mirando el pizarrón. Que ahora estaba decorado con imaginación fálica, cortesía de Zach Alto. 

Pedro comenzó :- Amo a nuestros amigos, pero…


- ¿Cómo rayos son nuestros amigos? - terminé, y él asintió.

Riendo con pesar, se dirigió de nuevo a la última imagen del juego. 

 
-Más vale pájaro en mano. ¿Cómo es que no adivinamos eso? 

- Porque dibujo un avion con esponjas… por eso.- Suspiré . ¿Quieres ir a la cama?


- Diablos, sí - respondió. Mientras nos dirigíamos a la habitación, me ayudó a bajar el cierre de mi vestido .- Aún lo ama, ¿no? 

- Por supuesto que sí - contesté. Dejé caer al suelo mi vestido y me metí en la cama con mi sujetador y bragas. 


Miré con ojos cansados cómo se desnudaba Pedro

- ¿Pusiste la alarma? - pregunté.


- Es domingo, ¿para qué necesitamos la alarma? - preguntó, quitando sus cobijas.


- Tengo que trabajar durante unas horas por la mañana. Marisa se reunirá conmigo en la cafetería calle abajo.


- Bebé.-Negó con la cabeza antes de apagar la luz. Después programó la alarma .- Estás trabajando muy duro.

- Hay mucho que hacer. Si trabajo mañana, tendré algo de tiempo esta semana durante la noche. Va a estar bien. Duermes, y para el momento en que te despiertes, voy a estar en casa. Podemos ir a dar un paseo. 

- No es eso. Sólo creo que estás trabajando demasiado; necesitas frenarte un poco - gruñó, tirándome hacia él a través de la cama hacia su costado.


- Las cosas se calmarán después de las fiestas, ya verás. Además, estoy a cargo en estos momentos, no tengo otra opción - le recordé.


- Lo sé, solo… lo sé - dijo, besándome en la cima de la cabeza.


Besé su pecho. - Se aliviará, lo juro en nombre de Bob Esponja manos de pájaro.


Un momento después, la cama se sacudía de risa. Y unos minutos más tarde, la cama estaba temblando por una razón diferente. 

Eh, el sueño estaba sobrevalorado. ¿Ser revuelta por un Wallbanger? No tiene precio.


La semana de Acción de Gracias comenzó bien. La mañana después de la fiesta de Pictionary, dejé a un Pedro dormido atrás mientras me dirigía a trabajar durante unas cuantas horas, venir a casa, y luego comer empanadas desnudas con Pedro en la cama. ¿O comer empanadas en la cama con Pedro, desnudos? Lo que sea, ese fue el punto culminante de la semana.


Sin una familia de la que hablar, Pedro siempre se había mantenido ocupado durante Acción de Gracias y Navidad. Este año yo había tenido la esperanza de que aceptara la oferta de mi familia de pasar Acción de Gracias juntos, pero no estaba listo para eso. 

Se había encontrado con mis padres en varias ocasiones, y mierda, nunca he visto a Pedro más nervioso de lo que estaba la primera vez. Conocer a los padres es un gran asunto en cualquier relación, pero él nunca había estado involucrado con nadie el tiempo suficiente para dar este paso adelante. Sin embargo, se los ganó completamente. Coqueteó como el infierno con mi madre,se ganó a mi padre por compartir historias sobre las carreras de Fórmula Uno a las que había acudido durante los años, y ahora esperaba con ganas pasar tiempo con ellos cuando venían a San Francisco. ¿Pero cenar pavo en una casa llena a reventar con la familia?


- Simplemente no puedo. Tal vez el año que viene - explicó, mientras le tendía los calcetines que había doblado por él. Los dejó caer en la maleta, luego se dirigió a su armario y cogió algunos suéteres .- No se enojarán, ¿verdad?
Quiero decir, siempre trabajo en esta época del año, es lo que hago.


- No, no, lo entenderán. Y yo lo entiendo. Pero finalmente tengo algo de tiempo libre y desearía que pudiéramos pasarlo juntos - dije suavemente, observando cómo los suéteres entraban en la bolsa. Estaría trabajando como loca hasta el jueves, pero había planeado pasar el resto de la semana en casa con mis padres.


- Lo sé, cariño. Has estado tan ocupada últimamente, incluso cuando estoy aquí, que apenas te veo - respondió, dejando caer un beso en mi frente y desapareciendo de nuevo dentro del armario. 

- ¿Qué se supone que significa eso? - pregunté, arrugando un poco la nariz.


- No se supone que significa nada - dijo, enrollando unos pocos pares de pantalones vaqueros.


- Apenas me ves porque estoy ocupada, Pedro. No es como si no supieras todo con lo que estoy tratando de hacer malabares en estos momentos.


Fruncí el ceño, levantándome de la cama y poniéndome de pie enfrente de él.


- No te pongas a la defensiva, no era una crítica. Lo entiendo; estás ocupada. Relájate.


Mis ojos se desorbitaron.- ¿Acababa de decirme que me relajara?


- Cristo, lo siento. Olvida lo que he dicho. - Suspiró.


Empecé a responder con brusquedad, luego tomé una respiración profunda. Deja pasar esto. Extendí la mano y tiré de él hacia mí por las presillas del cinturón, dejando caer mi cabeza contra su pecho. Unos pocos segundos más tarde, le sentí suspirar y luego sus brazos me rodearon. Aspiré su olor, luego volví el rostro hacia el suyo.


- Tendremos mucho tiempo para pasar juntos en Philadelphia.


Su expresión se volvió cerrada. Besó mi frente otra vez, luego se volvió para cerrar la cremallera de su maleta. - Dile a tus padres que dije feliz Acción de Gracias - dijo con una sonrisa forzada.


Supongo que ese tema estaba cerrado.


Se marchó al día siguiente. Se dirigía de vuelta al este, a hacer una sesión de fotos en Acción de Gracias en Plymouth; los peregrinos y todo eso. Iba a ser publicado al año siguiente en las revistas de viajes y periódicos regionales para impulsar la economía local. Pero él se iba y yo me quedaba. Y ese fue el comienzo de mi semana de mierda.


Llegué a casa la noche del lunes después de pasar todo el fin de semana en Sausalito, para encontrar que Olaf decidió que había tenido suficiente de que no estuviera. Tal vez era el momento de considerar llevarlo a Sausalito, dado lo creativo que estaba siendo para demostrarme su disgusto. 


Me había dejado regalos. Muchos regalos. En varios zapatos. También lo extrañaba; simplemente no lo demostraba dejando mierda en sus zapatos. La imagen del tamaño del que podrían ser sus zapatos si él llevara zapatos no dejaría mi cerebro, así que me pasé una conferencia telefónica con la gente de Camden sin prestar atención y haciendo garabatos de zapatos de gatos por todos los documentos.


Intenta explicarle a tu interno por qué había pequeñas patitas en zapatillas por todas partes en un contrato que ahora tenía que volver a imprimir.


El punto más bajo llegó el miércoles por la tarde después de que envié a todos a casa temprano, y luego me di cuenta de que yo no iba a ser capaz de ver a mi familia por Acción de Gracias. Había pensado que estaba al tanto de todo, pensé que mi bandeja de entrada se había vaciado lo suficiente para escabullirme un par de días, cuando encontré un e-mail en el correo no deseado para un trabajo que había acordado meses atrás. Para entrar y decorar para un cliente que iba a tener a treinta personas en su casa de Nob Hill para la cena de Acción de Gracias, y necesitaba el comedor decorado. Y la sala de estar. Y toda una escena de “otoño en Nueva Inglaterra” diseñada para su conservatorio, donde puede que fueran servidas las bebidas o puede que no, pero por si acaso, ¿podría yo por favor hacer que pareciera como si los peregrinos hubieran vivido allí?


Perdí la cabeza. 

Ni siquiera cerré la puerta, ya que no había nadie allí excepto yo. 

Todavía estaba limpiando los mocos de mis sollozos de mi cara cuando oí la alarma de Skype sonar en mi ordenador. 


Maldición. 

Arrastrándome alrededor del escritorio (sí, estaba en el suelo, ese es el mejor lugar para un ataque de nervios) abrí y vi que era Josefina.


¿Debería responder? ¿No debería? Ella sabía que estaba molesta. Oh,demonios, déjala.


Me levanté hasta la silla, respondiendo su llamada sonándome una última vez la nariz.


- ¿Tienes un resfriado? - preguntó, el vídeo salió instantáneamente. Me vi a mí misma en la ventana pequeña, ojos rojos y cara roja, y mentí.


- Sí, ¿cómo estás? - pregunté, intentando mantener mi voz ligera.


- ¡Genial! Estamos a punto de tomar el tren a Venecia. Nunca pensé que estaría cenando en Acción de Gracias en Venecia. ¿Puedes imaginarlo? No será una gran cena de Acción de Gracias, pero estamos pensando en tomar tal vez algo con pollo. Eso estará lo suficientemente cerca, ¿verdad? - Se rio. 

- Creo que sí. ¿Qué puedo hacer por ti, Josefina? Acabas de atraparme. 

- No estaba segura de si todavía estarías allí. ¿Cuándo te vas con tus padres?


- Um, en unos pocos minutos, sólo estoy terminando unos cuantos detalles de último minuto - respondí, luchando para evitar que mi voz se quebrara. Mentalmente, estaba pasando por el almacén, pensando en cuántos metros de elegante seda marrón necesitaría para los manteles.


- Bien. Sólo pensé en comprobar y ver cómo iban las cosas, y desearte un feliz Acción de Gracias.


Me mordí la lengua, queriendo decir algo pero manteniéndolo bajo control. - Feliz Acción de Gracias para ti también, Josefina. ¿Cómo está Benjamin? - Me las arreglé para preguntar. 

- Genial, te envía su amor. ¿Dónde está Pedro este año?
- De regreso en el este, tomando fotos en Plymouth.Jodidos peregrinos.-Quiero decir, sabes lo que…


- ¿Estás bien, niña? - interrumpió.


No necesitaba que se preocupara por nada, así que forcé una sonrisa.  

-Todo va genial por aquí, solo estoy intentando terminar unas pocas cosas, así puedo ir con mis padres.


- Está bien, si estás segura de que va todo…


- Todo va bien, Josefina. Hablamos más tarde, ¿de acuerdo? - Me apresuré, sabiendo que no podía contener las lágrimas por mucho tiempo. Nos despedimos, justo cuando una nueva oleada comenzaba.


No podría soportar otra llamada como esa, así que me acobardé y le mandé un mensaje a mi madre para hacerle saber el cambio de planes, prometiendo llamarla un poco más tarde. No podía hablar con ella hasta que me calmara; no quería preocuparla. Ella sabía cuántas horas había estado dedicando; estaba muy orgullosa de mí y de lo bien que iba. Ja.

Le mandé un mensaje a Pedro para hacerle saber que ya no iba a ir a casa por Acción de Gracias, que estaba trabajando en un proyecto de último minuto, y que le llamaría más tarde cuando me tomara un descanso.


¡Descanso! Pfff.


Él intentó llamarme casi inmediatamente, pero lo dejé ir al buzón de voz.


Necesitaba trabajar, no revolcarme en la autocompasión.

Pasé las siguientes nueve horas trabajando en arreglos y centros de mesa, y luego pasé seis horas de la mañana de Acción de Gracias decorando un conservatorio, para que se viera como si unos peregrinos muy ricos hubieran pasado por allí y decidido que este sería el lugar en el que querían tomar sopa condimentada de calabaza aderezada con tomillo y perifollo. 

La noche de Acción de Gracias, estaba en el sofá comiendo ramen en pijama con Olaf, viendo las repeticiones de los mejores programas de Ina en Food Network. Era como un porno desastroso; no podía apartar la mirada. Ahora que había salvado el día para otra familia, podía regodearme en la autocompasión. Y revolcarme es lo que hice.


Por eso mi autocompasión estaba tan sorprendida cuando Olaf empezó a pasearse ante la puerta, segundos antes de que entrara Pedro.


Le miré, cubierto de la lluvia de noviembre, sus cálidos ojos.

- No quería que pasaras Acción de Gracias sola - dijo, sacudiéndose la lluvia . -Y tal vez yo tampoco quería hacerlo.


Estallé en lágrimas por segunda vez en veinticuatro horas. 

Él simplemente me levantó del sofá y me sentó en su regazo, su chaqueta de North Face empapando mi pijama. Me sostuvo, calmándome, pasando su mano por mi espalda y haciendo pequeños círculos en mis hombros. 

-  Tú… eres… el mejor… novio… del mundo! - gemí, limpiándome la nariz con el brazo. Olaf entró y salió corriendo entre las piernas de Pedro, restregándose lo más cerca que pudo sin parecer demasiado necesitado.


Infiernos, yo estaba perdida ante la necesidad, lista para descender hasta lo lamentable.


Para cuando mis sollozos decayeron, estaba temblando, el frío de la noche lluviosa calando en mis huesos.


- Vamos, chica dulce, vamos a cambiarte a algo cálido - dijo. Reacia a que me bajara, me aferré a él. Así que se levantó conmigo envuelta alrededor suyo, y nos llevó a la habitación. 

- No puedo expresar con palabras lo feliz que estoy de verte, Pedro. De verdad no puedo - susurré, con los brazos fuertemente apretados alrededor de su cuello.


- Yo también te he echado de menos - respondió, intentando dejarme en la cama, pero yo estaba luchando con él . -Cariño, vamos a ponerte ropa seca.


- Bésame, por favor - pedí, atrayéndole hacia mí.


Me besó. Y le devolví el beso, necesitando sentirle. Volví a envolver mis brazos alrededor de su cuello, alrededor de su espalda, por debajo de su chaqueta, necesitando piel. Él se meció contra mí, necesitándolo también.  

-Paula - gimió, apartándose para mirarme a los ojos. Eso me arrancó las lágrimas de nuevo, sólo ver su rostro tan inesperadamente cerca del mío. 

Cuando estabas en una relación a larga distancia, por supuesto pasabas el máximo tiempo posible juntos. Pero a veces, era lo inesperado lo que realmente marcaba la diferencia. Las emociones inesperadas con las que eras
golpeado cuando veías esa cara, mirabas esos ojos, sentías esos labios. El inesperado recordatorio de por qué te enamoraste de esta persona podía golpearte poderosamente. Y este era ese momento. 

Memoricé su rostro, sentí cada línea y cada patrón, dibujé su sien, su nariz, su hoyuelo, el arco de su labio, tracé todo con mis dedos y lo memorice una vez más.


- Te amo, Pedro. Te amo, te amo, te amo mucho -canturreé mientras él me tumbaba, quitándome la ropa del cuerpo y la suya propia, y entrando en mí. 

Él gimió mi nombre, respondiendo a mis gritos con los suyos propios,amándome dulcemente. Y cuando mi orgasmo se estrelló a través de mí, fue maravilloso y derivado de lo que esto era. 

Él estaba aquí conmigo. No fotografiando peregrinos.

CAPITULO 67



Fragmento del correo electrónico de Josefina a Paula:


Parece que todo va genial en el trabajo, todos halagan tú trabajo. Incluso recibí un correo de Max Camden, que dice que el trabajo está progresando más deprisa de lo anticipado gracias a los tipos que le recomendaste que contratara en lugar de su equipo usual  ¡bien hecho, chica! 

Oye, ¿cómo está Marisa? No la hagas trabajar demasiado duro. Sé que no lo harás, pero el jefe en mí me obliga a decirlo. ¡Apuesto a que es un regalo del cielo! Y te diría que no trabajes demasiado duro, pero te conozco mejor, ¿verdad?


Las cosas son asombrosas aquí, casi tanto que no quiero decírtelo. Pero lo haré totalmente: estoy enamorada de Francia. En serio, podría vivir aquí. Solo la comida es una razón para tirar mi pasaporte y quedarme. ¿Sabías que puedes cosechar tus propias ostras y comerlas en la playa de Bretaña? Loco. Pero ahora nos marchamos a Italia, parando primero en “Lago Como” para quedarnos en
una villa que posee uno de los socios de Benjamin. No, no es Clooney, pero lo saludaré si lo veo.


Oh, traté de decirte. Asegúrate de encontrarte con el contador esta semana, dijo que va a llamarte para arreglar algo. Necesito que me envíes algunos archivos.


***

Texto de Sofia a Paula:


Bien. Hablé con él. Gran seductor.


¿Gran seductor? ¿Te seducía? 

Guau. No seduciendo. Quiero decir como, gran seducción que hablamos,no es gran cosa. Ya sabes, “gran seductor”. 

¿Trató de seducirte? 

Caroline, demonios, no. Ese no es el punto. Quería hablar, todos me convencieron de que lo dejara hablar, así que habló. Yo escuché.


¿Gritaste? 

Un poco.


¿Qué esperabas? ¿Qué vendría, hablaríamos, y mágicamente me olvidaría de todo lo que sucedió?


Claro que no. Así que realmente se terminó.


Es imposible para mí colgarte ya que nos estamos enviando mensajes de texto, pero sabes que te estoy colgando.

 
Texto de Paula a Moni:


Ellos hablaron. 

¡Lo sé! No salió muy bien…


¡Lo sé!


¿Así que ahora qué?


¿Qué quieres decir? ¿Pensaste que ella solo mágicamente perdonaría todo lo que sucedió?


Debes de haber estado enviándote mensajes con Sofia, hablas como ella.


 Lo sé! Lo siento…


No te preocupes. Lo que importa ahora es que no creo que esos dos hayan terminado todavía…


Texto de Pedro a Paula:


Te acabo de enviar una foto, ¿la recibiste?

Mmm, ¿debería cerrar la puerta de mi oficina?


No, no, no es de ese tipo, pero me gusta tu manera de pensar. ¿La has recibido ya?


Lo hice, me gustaría estar allí. La playa luce increíble. 


¿Cómo están las cosas en Bora Bora?


Increíbles. Pero sería mejor si tú estuvieras aquí. Todavía no puedo creer que rechazaste este viaje…


Lo creerías si vieras mi escritorio en este momento. Estoy literalmente nadando en papeleo.


Estoy literalmente nadando en el océano. O lo hacía, hace unos minutos.


Honestamente, Pedro, algunas veces…


Lo siento, bebé. Solo desearía que estuvieras aquí.


Yo también. Me tengo que ir; mi bandeja de entrada acaba de explotar.

 
Texto de Pedro a Nicolas: 

Así que hablaste con ella. 

Amigo…


¿Tan mal? 

¡Amigo!


Lo siento, hombre…


Texto de Moni a Paula:


Así que pienso que deberíamos tener una noche de juegos ya sabes,jugar al Pictionary y cosas como esas. 

Me encantaría, pero estoy ocupadísima. ¿Cuándo pensabas hacerlo? 

¿Tal vez la noche del sábado anterior a Acción de Gracias? 


¿Puedes prescindir de un par de horas el fin de semana? 

Me sobran un par de horas, sí, eso es todo. ¿Quieren venir a Sausalito? Sería lindo no tener que volver a la ciudad.


Podemos hacer eso. Pensaba que deberíamos invitar a Sofia.


Por supuesto que deberíamos. 

Y a Nicolas. 

Oh, chico. 

Confía en mí.


Hay una pared entera de ventanas en la casa de Josefina, Moni. La última cosa que necesito es alguien arrojando cosas. 

Confía en mí.


¿Crees que Barry Derry vende seguros para fiesta? 
 

Texto de Moni a Sofia:


¡Oye, chica! Noche de juegos el próximo sábado, ¿estás adentro?


No.


¿Qué? 

No. Ya Entendí tu juego, invitaras a Nicolas, ¿o no? 

Sí. 

No.


Veremos.


No iré si va él.


Veremos.
 
Texto de German a Nicolas:


¿Noche de juegos? ¿El próximo sábado?


¡Genial! Te pateé el culo la vez pasada en el Pictionary.


Sofia está invitada. 

No está bien, amigo. No iré si va ella.


Cobarde  eso es exactamente lo que ella dijo. 

¿Dijo que no iría si yo iba?


¿No es eso lo que acabas de decir? 

Totalmente voy. ¿Puedo llevar a alguien? 

¿Es prudente?


¿Quién dice que es prudente? Voy a llevar a alguien.

Texto de Moni a Sofia: 

Así que… 

No.


¡Vamos! Nicolas dijo que él no vendría…


¡Bien! Iré. 

…Si venías tú.


¿Qué? ¡Qué bebé! ¿No puede manejar la situación si estoy allí?


Bueno, lo está manejando, vendrá. Y va a traer a alguien. 

Bueno, yo también voy a llevar a alguien.


Pensé que no venías. 

Cállate. ¿A qué hora?
***
 
Era tarde. Me encontraba de nuevo en la oficina, sola. Era casi medianoche, y la peor parte era que Pedro llegó a casa de Bora Bora esta mañana. En una vida pasada, cuando no era responsable de la firma de diseño de otra persona, me habría tomado un largo descanso para almorzar e ir a casa a verlo, tendría sexo al mediodía y luego volvería al trabajo. 

Pero ya no más. 

Ahora eran casi las 23:00 horas y ponía el toque final en mi primer informe de nómina, desde que el contador no fue capaz de sacar todas las horas que él necesitaba desde su computador en casa. Que es dónde se encontraba. 

Que es dónde la mayoría de la gente se encontraba. 

Sentía como si finalmente estuviera completándolo todo en cuanto al trabajo; resulta que puedes lograr que esté hecho todo cuando tu jornada es de doce horas al día. Y fines de semana. 


Con Pedro lejos por el trabajo. Podía hacerlo. 


Comía, dormía y orinaba Diseños Josefina. Pero lo valía; estaba probando cómo sería hacer funcionar mi propio negocio algún día. Josefina había sido una mentora increíble para mí, aun lo era, y quería hacer bien mi trabajo por ella. ¿Podría haberle pedido un poco más de ayuda? Tal vez, pero quería que ella disfrutara. Así que apenas lograba mantener mi cabeza sobre el agua.


Mi teléfono sonó justo cuando pulsé enviar la nómina. Bostezando,respondí :- Prometo que estoy saliendo.


- Eso dijiste hace una hora.


- Pero ahora de verdad lo estoy haciendo. -¿Escuchas eso? Son mis zapatos caminando por el pasillo. ¿Y eso? Esa soy yo sacando mis llaves para cerrar la puerta.


- No me gusta la idea de que salgas sola tan tarde en la noche.


- Bebé, soy capaz de manejarlo. Además, ¿cómo crees que he llegado a casa la mayoría de las noches?

-Aun no puedo creer que no me dejaras recogerte. ¿Y si hay alguien extraño afuera esta noche y le gusta la forma en la que luces en tus tacones rojos? 

- Bueno, entonces ese extraño va a tener su trasero lleno de tacones rojos si intenta algo… Espera,  como sabías que llevo tacones rojos? - pregunté,dándome la vuelta.


Estacionado justo a unos centímetros de la puerta principal se hallaba el coche de Pedro.


Si cuando estuvo en África parecía acariciado por el sol, ahora se veía quemado por el sol mientras estuvo en Bora Bora. Lo que hacía que sus ojos fueran incluso más azules, su rostro incluso más atractivo, su cabello negro azabache desordenado incluso más tentador. Me atrapó en un abrazo tan fuerte que me levantó un poco y mis pies quedaron colgando.


- Eres tan hermoso - susurré, besando sus mejillas, su frente y su nariz, y finalmente sus dulces labios. Que ahora sonreían .- ¿Cuánto tiempo has estado aquí afuera? ¿Toda la noche? - pregunté cuando abrió la puerta del coche y vi el montón de vasos de café.

-No toda la noche. - Dio la vuelta hacia su lado, entrando y encendiendo el coche .- Solo desde las nueve y media.

-Oh, Dios mío, ¿por qué no me lo dijiste? Hubiera bajado. Hubiera dejado de trabajar.


- Sabía que necesitabas terminarlo; no importa.- Bostezó.
-Um, sí, es un asunto importante - insistí, luego me incliné sobre el asiento y besé su mejilla de nuevo .- ¿Estás contento de estar en casa?

-No tienes ni idea, voy a dormir durante días. Después conseguiré algo de azúcar - dijo, moviendo una ceja.

-Quizá esta noche, sin azúcar. Tal vez esta noche, solo dormir.


-Estoy cansado, pero no tan cansado - dijo, incluso mientras un bostezo abría su rostro.

-Veremos - cedí .- Deberías dormir, así estarás listo para la Noche de Juegos de mañana.


-Buen punto. Me aseguraré de que acabemos con todos en el Pictionary.


-¿Va todo el mundo?

-Síp, debe ser interesante. 

-Si ustedes, chicas, pueden comportarse - se burló.


Condujimos. Él bostezó.


- ¿Qué te parece el nueve? - preguntó de repente 

- ¿El nueve? 

- De diciembre. ¿La reunión? ¿Aún quieres ir conmigo?


- Sí. ¡Llevaré filetes de queso! - Sonreí, colocando mi mano en su pierna y haciendo pequeños círculos allí.

-Azúcar - bromeó.

- Dormir - insistí, mientras me daba una mirada que decía que era un hombre decidido a conseguir algo de azúcar.


Pero esta mujer lo conocía mejor, y se aseguró de quedarse un poco más de lo normal en el baño. No necesitaba exfoliarme, pero lo hice. No necesitaba poner acondicionador en mi cabello dos veces, pero lo hice. Finalmente cuando salí, mi Wallbanger se encontraba muerto para el mundo y diciéndole a todos sobre ello con sus ronquidos. ¿A su lado? Olaf. Haciendo los más ridículos y pequeños ronquidos de gatito.
Me deslicé debajo de los cobertores y me metí en el hueco de Pedro.
Algunas noches, este era mi azúcar.
***
Tan pronto como me levanté, salí de la ciudad y me dirigí a la casa de Sausalito. Dejé a Pedro dormir hasta tarde, lo que me permitió un poco de tiempo para pasear sola por el hotel. En ocasiones era más fácil comprobar los proyectos cuando no había nadie más ahí. Pude explorar el espacio con mi portátil y mi cámara, tomar fotografías y, en general, tener una idea de cómo iban las cosas.


El hotel sería hermoso. Seguía siendo sólo una cáscara, pero pude ver cómo sería. Y a medida que las cáscaras tomaban forma, algunas veces el diseño dictaba un cambio en los planos originales. Tal vez se sugería a sí misma una nueva paleta de colores, o ciertas líneas no eran tan fuertes en la vida real como lo eran en el papel. No era una predicción, era adaptación. Y extrañaba a mi maestra en la adaptación Josefina tenía el mejor ojo para el detalle que cualquier diseñador con el que jamás trabajé. Y era grandiosa ayudándome a solidificar mi visión, aumentando mi confianza; era mi verificadora de instintos. Mi caja de
resonancia. Así que mientras caminaba por el suelo de tablones, deseé que ella se encontrara ahí. Hacía proyectos por mí misma todo el tiempo, pero ella siempre se encontraba a mano, apoyándome cuando lo necesitaba. 

Tuve que apoyarme en mí misma esta vez.


Nunca consideré seriamente tener mi propia empresa de diseño. Por supuesto, cada joven diseñador piensa en eso, algunos incluso sueñan con eso pero esa no era yo. Tanto trabajo, tanto riesgo, tomado exclusivamente. Tu
nombre, tu fracaso.


Literalmente me topé con un sueño cuando Josefina me contrató después de mi pasantía. La seguí como un cachorro durante mis primeras semanas,empapándome de todo, absorbiendo todo. Me senté en su oficina,maravillándome con cómo administraba todo. Siempre se mantenía en calma bajo presión, siempre era el pepino cuando todos los demás eran jalapeños. Era quien yo quería ser cuando fuera grande. Nunca pensé que lo conseguiría.


Josefina no provenía de una familia con dinero; trabajó por cada centavo que tenía. Dejó una exitosa posición de muy alto perfil en una empresa de diseño en la ciudad e invirtió todo en su propia pequeña tienda en el Castro.


Las historias que escuché de algunos de sus clientes más antiguos eran legendarias. Recepción de envíos de azulejos a medianoche, pasear perros de sus clientes más ricos, instalación de dispositivos de iluminación a seis metros en el aire cuando un electricista no llegaba nombra algo, ella lo hizo. 

Y a partir de sus propias historias, me enseñó cómo intercambiar,regatear, conseguir los mejores descuentos, cómo disciplinar a un contratista que pensaba que lograría pasar por encima de un líder de proyecto femenino, y cómo tratar con clientes que eran unos completos y totales idiotas. Y había un montón de ellos.


Se hizo un nombre por sí misma, arañando y rasgando su camino hacia un negocio exitoso mientras lucía como si acabara de salir de una pasarela en Milán.


Ella lo hizo todo.


¿Me encontraba yo haciendo eso? Sabía que era una buena diseñadora,pero nunca sería una Josefina. Podía usar sus zapatos por un momento, sin embargo.


Tomé mis fotos, hice mis notas y subí la colina de regreso a la casa. Se hallaba lo suficientemente cerca de la calle principal como para poder caminar hasta la ciudad cuando quisiera. Usualmente me acercaba la mayoría de las noches que estaba ahí, a veces a mirar el hotel, sí, pero algunas veces simplemente para explorar los vecindarios. Los caminos ocultos, puertas de jardín redondeadas, setos altos y malvarrosas del verano pasado… Era algo mágico


Cuando doblé la esquina de la calle, me emocioné por la vista de un Range Rover negro estacionado afuera. Pedro se encontraba despierto y en este lado de la bahía. Con una sonrisa secreta, me apresuré a entrar.

 
***

 
Cuando cepillé mi cabello esa noche, me di cuenta de que era la primera vez en casi dos semanas que no lo colocaba un moño, en la parte superior de mi cabeza, sostenido con lápices de colores.Pedro se encontraba trabajando en la mesa del comedor, comprobando todas sus tomas en su portátil. Pasé a su lado al dirigirme a la cocina, y me detuvo una mano en mi trasero.


- ¿Hola?


- Hola - respondió, sus ojos aún en la computadora.

-¿Necesitas algo? 

- Siempre - respondió, maniobrando mi trasero hasta que terminé sentada en su regazo.


- No siempre; antes estabas dormido. - Hice un puchero.


- No duermo en este momento.


- Tengo tartas.


- Ya me gusta hacia donde va esto - murmuró, sus manos apretando mi cintura.


- No, no, quiero decir que tengo tartas que necesito meter en el horno.


- Espera. Esas son como pequeños pies, ¿verdad?


- Sí, Pedro, son como pequeños pies.


- ¿De manzana?


- De cereza.


- Ten piedad.
 
- Sabes lo que me haces cuando vas de Tío Jess (Personaje de la serie Tres por tres,interpretado por Jhon Stamos).conmigo.


Sus ojos se abrieron ampliamente, y algo más se endureció.  

-Ciertamente, lo hago. 

Me besó con intensidad, lo hacía, y aunque hice todo lo posible por recordarle mis tartitas, él se esforzó para que las olvidara. Y lo hice, hasta que sonó el timbre de la puerta. 

- Maldición - murmuró, liberándome.


- Salvada por la campana - canté, levantándome de su regazo.

 
- Sabes lo que me haces cuando vas de Kelly Kapowski (Personaje de la serie Salvados por la campana, interpretado por Tiffani Amber Thiessen.)
conmigo.


-Ciertamente, lo hago. Y si eres un buen chico esta noche, te daré mi propia porra especial de Bayside más tarde. - Le guiñé un ojo y bailé alejándome del agarre de sus manos . -Ahora ve a hacer algo con eso. le instruí, señalando hacia su entusiasmo.


Se pavoneó al alejarse, y me dirigí a la puerta principal. Pude ver a German a través del cristal, pero no a Moni.


- Oye, ¿dónde está tu chica?- le pregunté, pero luego escuché un huiiiiiii viniendo desde arriba.


- Se ha montado ya dos veces - respondió, haciendo rodar los ojos pero sonriendo hacia su novia mientras bajaba la colina en el pequeño funicular,asomándose por un lado.


- Eso nunca pasará de moda. Me encanta esta cosa- anunció ella cuando llegó a la parte inferior, abriendo la puerta y saliendo. Tenía una cesta llena de golosinas y un puñado de juegos de mesa, con el cual German se apresuró a ayudarle .- Mira, esta cosa es realmente útil.


- Bueno, no es sólo un paseo de carnaval, no. - Me reí, agarrando una bolsa también .- Dios mío, ¿cuántos juegos has traído?

- Pensé que sería mejor hacer planes por cualquiera de los posibles contratiempos de esta noche. Y hablando de eso, traje un montón de alcohol - afirmó, señalando una caja de la tienda de licores.


- Claro, porque ¿qué mejor para la tensión que el alcohol? - Solté un bufido, capturando los ojos de German.


- Traté de decírselo - dijo en voz baja.


- Escuché eso - cantó mientras entraba trotando en la casa. 

- Lo hice a propósito - cantó él en respuesta . -¿Qué hay? - asintió hacia Pedro, que se colocó detrás de un sillón de orejas. 


Me reí internamente por su técnica para ocultar su entusiasmo. Le guiñé un ojo, sintiendo un rugido de emoción recorriéndome cuando me miró con esos ojos entrecerrados. Maldita sea, ese hombre me tenía.


Guie a Moni hasta la cocina, dejándola establecer el bar mientras,finalmente, conseguí meter las tartas en el horno. 

Charlamos mientras preparamos aperitivos para la noche. Como ya no tenía el tiempo que solía, casi me mató preparar las tartas a tiempo. Pero tomando una página del recetario de Barefoot Contessa, me las arreglé para preparar una cantidad respetable. Arreglé varios quesos de una tienda local, incluyendo un Brie blando y un Stilton oloroso, algo de pan francés, y pequeños cuencos con almendra picantes y aceitunas saladas. Rebanadas de salami, capicola, peperoni y mortadela cubrían otra tabla de madera, junto con cuencos con corazones de alcachofa marinados y pimientos rojos asados. Algunos contenedores de humus con ajo y pan de pita completaron los bocadillos.


Terminé justo cuando Moni daba los toques finales a su estación de bebidas.


- Whiskey sours, martinis, y ¡mira! ¡Wallbangers! - exclamó, indicando una botella de Galliano mientras Pedro y German vinieron a unirse a nosotras.


- Perfecto. Paula dijo antes de que ustedes dos llegaran que se moría por un poco más de mí - bromeó, haciéndome sonrojar al mismo tiempo que el temporizador sonaba indicando que mis tartas estaban listas.


- Mézclate tú mismo, Pedro - le dije sobre mi hombro, sacando los triángulos de hojaldre del horno. La mirada que me dio me dijo que de hecho estaría bastante tomada más tarde esta noche. No me verás protestando.


Mientras Pedro me entregaba una copa, oímos el timbre.

- Hora del espectáculo - murmuró Moni, y yo me dirigí a la puerta. Era Sofia, con el hombre más alto que había visto jamás. Pero no sólo alto, era locamente atractivo. Era como un jugador de la NBA. 

- ¡Vaya, hola! - dije, mirando hacia arriba y hacia arriba . Soy Paula.

-Hola - me dijo con una voz increíblemente profunda ,- Zach.

Se hizo a un lado para darle la mano a los chicos mientras yo tomaba el abrigo de Sofia.


- Cuando digo que es alto, guapo y delicioso, no estoy exagerando - le susurré, comprobándolo mientras él se alzaba sobre German y Pedro, ninguno de los cuales era de estatura baja.

- Gracias. Juega al baloncesto en Francia; se encuentra en casa para las fiestas. Lo conocí en el gimnasio.


- Maldita sea, necesito cambiarme a tu gimnasio. Tu cociente de chico lindo es considerablemente más alto que el mío - le contesté, y colgué su abrigo.


Escaneó la habitación, respirando un poco más tranquila cuando vio que Nicolas no se encontraba ahí. - ¿Puedo ayudarte en algo?


El timbre sonó de nuevo. 

- Como ahora mismo, ¿puedo ayudar en algo? Qué tal si me aseguro de que el bar está bien - dijo, taconeando por el suelo mientras agarraba a Alto Zach y tiraba de él hacia el alcohol.


Pedro se acercó a mí, rodeándome para abrir la puerta al único amigo que aún no llegaba.


- Oye, hombre, ¿qué pasa? - dijo Nicolas, entregando a Pedro una botella de escocés .- Paula, gracias por invitarme.-  Agregó, besándome furtivamente en la mejilla antes de que pudiera reaccionar.


- Hola, Nicolas - me las arreglé para decir, tratando de recordar que era amigo de Pedro y que yo hacía un esfuerzo. Realmente tuve que hacer un esfuerzo cuando conseguí echarle una ojeada a su pareja. 

No puedo decir con seguridad si ella apareció en Playboy. Pero si no lo hizo, debería hacerlo.


- ¡Hola! Soy Missy - dijo, y le sonreí a Nicolas con dientes apretados. Noté que a Pedro le producía un dolor físico no reírse. 

- Hola, Missy - conseguí decir .- Déjame tomar tu abrigo, Missy.


- Guau, ¡mira todas esas ventanas! - Se rio mientras los conducía hacia el interior.


Sabía cuánto costaba instalar una ventana de pared de ese tamaño, y me pregunté cuánto costaría la reparaci n…