- Avión. Personas avión. Avión sosteniendo una esponja.
- ¿Avión con manos, manos? Bueno, manos. Manos de avión. Manos de esponja.
- ¡Manos de esponja! Avión de esponja. Pájaro de esponja. ¡Pájaro! Está bien, pájaro. Manos de pájaro.
- Bob Esponja, manos de pájaro. ¡Deja de decir avión, sabemos que no es un avión!
- Se acabó el tiempo.
- ¡Maldita sea!
Sofia se sentó haciendo una rabieta, lanzando su bolígrafo por la habitación. Nicolas subió la mano en el aire y lo atrapó mientras ella se emberrinchaba. - ¡No puedo creer que no lo supieran! Era tan obvio que se trataba de un…
- Ah, ah, ah, no digas otra palabra. Podemos robar - dijo Pedro desde su lugar en el sofá.
Era chicas contra chicos, y los chicos nos estaban pateando el trasero.
Estaban por encima de los cuarenta puntos. Estúpidos chicos.
- Adelante, nunca lo sabrán. No se preocupen, nunca lo sabrán - nos aseguró Sofia, bebiendo de su cóctel y guiñándole un ojo a Zack por encima del borde.
- Ahora sólo dame un minuto. Tenemos treinta segundos para examinar el dibujo y ver si podemos adivinar lo que trataste de dibujar - dijo German,parándose y yendo hacia el pizarrón donde Sofia había estado dibujando.
- ¡Sabemos cómo se juega! - gritó Moni desde su posición en la parte de atrás del sillón. Ella era Moni la Borracha esta noche, la estación de cóctel le había servido bien. La sirvió en exceso, ella era Moni la Borracha Ruidosa .
-¡No tienes que decirlo cada vez que van a robar!
Al mismo tiempo que Pedro y German se desconcertaban con el dibujo,mientras Moni contaba desde treinta, Zach coqueteaba con Sofia. Y por coquetear me refiero a pasar la lengua por el borde de la copa. Se veía como una jirafa.
Con un escalofrío, miré a Sofia, quien ni siquiera estaba mirando.
Estaba mirando a Nicolas, quien miraba a Missy, quien estaba ajustándose su sostén. Sé eso porque estaba a medio camino fuera de su camisa.
German y Pedro continuaron discutiendo sobre el dibujo, mientras Zach jirafeaba, y yo sólo sostenía mi cabeza.
Desastre.
- ¡Diez! ¡Nueve! ¡Ocho! ¡Siete! - gritó Moni, mirando su reloj.
- No es Año Nuevo, sólo danos un par de segundos, ¡podemos hacerlo! - gritó German en respuesta, mirando hacia delante y hacia atrás entre la imagen y Pedro.
- Mierda, no lo sé, es, es, ¡mierda! - gritó Pedro, saltando de un pie a otro.
- ¡Seis! ¡Cinco! ¡Cuatro! ¡Tres! - continuó Moni. Missy cruzó las piernas.
Nicolas miró sus piernas. Zach eructó, pero continuó lamiendo. Sofia echaba vapor.
- ¡Dos!
- Más vale pájaro en mano que cien volando - declaró Nicolas, su mirada en Sofia.
- Uno! Ja, no lo hicieron… Espera, qué? - preguntó Moni, mirando a Nicolas, luego a Sofia. Pedro y German lucían esperanzados.
Silencio.
- Es correcto. - Sofia frunció el ceño, haciendo una mueca cuando Pedro y German estallaron en vítores.
- ¡No puede ser, no puede ser! No es justo, ¡casi digo uno! ¡Casi digo uno! - chilló Moni, saltando por la habitación y aterrizando en la espalda de German, golpeándolo con los puños. Zach eructó de nuevo. Missy deshizo su cola de caballo, y todo el mundo con un pene se detuvo a mirar.
- Eso es todo soltó Sofia, e irrumpió en la cocina.
- ¡Estoy invocando tiempo fuera! - grité mientras salía de la habitación para seguirla.
- ¿Tiempo fuera de qué? - preguntó Zach, y sólo sacudí la cabeza.
Sofia sacaba cosas de la nevera con ira, y luego volvía a ponerlas de nuevo.- ¡No puedo creer que supo eso!
- No puedo creer que nosotras no lo hicimos. ¡Qué vergüenza! - respondí, sosteniendo la puerta de la nevera mientras un pollo rostizado hacía su camino fuera de ella.
- ¡No es broma! Quiero decir, ¿cómo es que vamos perdiendo contra esos tipos? - preguntó, rebuscando entre los condimentos y dando con una botella de Sriracha
- Estamos perdiendo porque no estamos concentrados. Tenemos que poner la cabeza en el juego.- Vi cómo guardó un frasco de encurtidos y sacó una jarra de leche.
- Pff, tal vez tú no estás concentrada porque estás babeando sobre mi jugador de baloncesto.- Sonrió, sacando un recipiente de sobras de guisantes.
- Estoy segura de que es eso - comenté, tratando de mantener la incredulidad fuera de mi voz. Sin lugar a dudas, Zach Alto lucía muy bien, pero qué baboso.
- ¿Qué estoy buscando? - preguntó, sosteniendo un recipiente de crema agria en una mano y un pepino en la otra.
- Me tienes - respondí, espiando a Nicolas mientras venía alrededor de la esquina .- Pero gracias por limpiar la nevera.
Cuando Sofia metió la cabeza otra vez, Nicolas entró en la cocina.
- Es curioso cómo sabía exactamente lo que tratabas de dibujar, ¿eh, Sofi? comenzó, y ella se congeló. Sé que lo hizo porque tiró la crema al suelo.
Me escabullí cuando cerró la puerta con un golpe, apuntando su pepino hacia él.
- No me vengas con que sabías exactamente lo que trataba de dibujar. De seguro viste la tarjeta.
- ¿Cómo pude haber visto la tarjeta? La sostuviste todo el tiempo.
- Bueno, tal vez te alejaste de Pechos McTetas para mirar.
- Oh por favor, piensas que…
Me alejé mientras Pedro giraba la esquina, y rápidamente lo regresé por donde vino.
- No iría allí justo ahora. Sofia tiene un pepino y sabe cómo usarlo.
Soltó un bufido.
- Espera, eso salió mal. Están ahí hablando - dije, tirando de él.
Ambos nos estremecimos cuando sus voces se elevaron.
- Bueno, están hablando ruidosamente, pero están hablando.- Suspiré.
***
Al final, la noche de juegos apestó totalmente. Moni casi se desmayó, aun quejándose de ser engañada por Bob Esponja Manos de Avión. German pasó el resto de la noche memorizando el reglamento del Pictionary para la próxima vez, mientras Pedro y yo limpiábamos la crema agria del piso de la cocina y recogíamos semillas de pepino de entre las baldosas.
- ¡Exprimió las semillas fuera, con la mano! ¡Ni siquiera estaba pelado! - continuó diciendo sorprendido y con un poco de miedo.
-¿Y Frick y Frack? Haciéndolo con Alto y Tetas. De hecho, haciéndolo con sus citas enfrente del otro. Nunca he visto nada igual. Quería mirar hacia otro lado, me sentía como si tuviera que mirar hacia otro lado, pero no podía.
Pedro y yo nos quedamos allí, cubiertos de semillas, viendo el concurso de besos; Sofia fue empujada contra una pared, por lo que luego, Tetas fue empujada contra otra pared. Nicolas consiguió un inapropiado baile de regazo, también Alto.
- Es como si estuviéramos en una especie de fiesta sexual en la que las personas cambian de pareja - susurró Pedro cuando un zapato pasó volando, pateado por una conejita Playboy.
- O WrestleMania - le susurré cuando otro zapato voló hacia otro lado. No creo que Sofia se diera cuenta de Tetas Descalzas.
Cuando un gemido ahogado finalmente salió de Moni, era hora de meter un tenedor en toda la noche. Y nunca hablar de ese tenedor de nuevo.
Mirándose el uno al otro, Nicolas y Sofia salieron juntos, citas calientes remolcadas. German llevó a Moni al elevador, diciéndonos que volvería al día siguiente para recoger sus cosas. - Tengo que llegar a casa antes de que vomite - dijo, sacudiendo la cabeza .- No más tragos para ella.
Mientras rodaban por la colina, pude oír fragmentos de Nicolas y Sofia,discutiendo todo el camino hacia sus autos.
Nos dirigimos hacia el interior,mirando el pizarrón. Que ahora estaba decorado con imaginación fálica, cortesía de Zach Alto.
Pedro comenzó :- Amo a nuestros amigos, pero…
- ¿Cómo rayos son nuestros amigos? - terminé, y él asintió.
Riendo con pesar, se dirigió de nuevo a la última imagen del juego.
-Más vale pájaro en mano. ¿Cómo es que no adivinamos eso?
- Porque dibujo un avion con esponjas… por eso.- Suspiré . ¿Quieres ir a la cama?
- Diablos, sí - respondió. Mientras nos dirigíamos a la habitación, me ayudó a bajar el cierre de mi vestido .- Aún lo ama, ¿no?
- Por supuesto que sí - contesté. Dejé caer al suelo mi vestido y me metí en la cama con mi sujetador y bragas.
Miré con ojos cansados cómo se desnudaba Pedro.
- ¿Pusiste la alarma? - pregunté.
- Es domingo, ¿para qué necesitamos la alarma? - preguntó, quitando sus cobijas.
- Tengo que trabajar durante unas horas por la mañana. Marisa se reunirá conmigo en la cafetería calle abajo.
- Bebé.-Negó con la cabeza antes de apagar la luz. Después programó la alarma .- Estás trabajando muy duro.
- Hay mucho que hacer. Si trabajo mañana, tendré algo de tiempo esta semana durante la noche. Va a estar bien. Duermes, y para el momento en que te despiertes, voy a estar en casa. Podemos ir a dar un paseo.
- No es eso. Sólo creo que estás trabajando demasiado; necesitas frenarte un poco - gruñó, tirándome hacia él a través de la cama hacia su costado.
- Las cosas se calmarán después de las fiestas, ya verás. Además, estoy a cargo en estos momentos, no tengo otra opción - le recordé.
- Lo sé, solo… lo sé - dijo, besándome en la cima de la cabeza.
Besé su pecho. - Se aliviará, lo juro en nombre de Bob Esponja manos de pájaro.
Un momento después, la cama se sacudía de risa. Y unos minutos más tarde, la cama estaba temblando por una razón diferente.
Eh, el sueño estaba sobrevalorado. ¿Ser revuelta por un Wallbanger? No tiene precio.
La semana de Acción de Gracias comenzó bien. La mañana después de la fiesta de Pictionary, dejé a un Pedro dormido atrás mientras me dirigía a trabajar durante unas cuantas horas, venir a casa, y luego comer empanadas desnudas con Pedro en la cama. ¿O comer empanadas en la cama con Pedro, desnudos? Lo que sea, ese fue el punto culminante de la semana.
Sin una familia de la que hablar, Pedro siempre se había mantenido ocupado durante Acción de Gracias y Navidad. Este año yo había tenido la esperanza de que aceptara la oferta de mi familia de pasar Acción de Gracias juntos, pero no estaba listo para eso.
Se había encontrado con mis padres en varias ocasiones, y mierda, nunca he visto a Pedro más nervioso de lo que estaba la primera vez. Conocer a los padres es un gran asunto en cualquier relación, pero él nunca había estado involucrado con nadie el tiempo suficiente para dar este paso adelante. Sin embargo, se los ganó completamente. Coqueteó como el infierno con mi madre,se ganó a mi padre por compartir historias sobre las carreras de Fórmula Uno a las que había acudido durante los años, y ahora esperaba con ganas pasar tiempo con ellos cuando venían a San Francisco. ¿Pero cenar pavo en una casa llena a reventar con la familia?
- Simplemente no puedo. Tal vez el año que viene - explicó, mientras le tendía los calcetines que había doblado por él. Los dejó caer en la maleta, luego se dirigió a su armario y cogió algunos suéteres .- No se enojarán, ¿verdad?
Quiero decir, siempre trabajo en esta época del año, es lo que hago.
- No, no, lo entenderán. Y yo lo entiendo. Pero finalmente tengo algo de tiempo libre y desearía que pudiéramos pasarlo juntos - dije suavemente, observando cómo los suéteres entraban en la bolsa. Estaría trabajando como loca hasta el jueves, pero había planeado pasar el resto de la semana en casa con mis padres.
- Lo sé, cariño. Has estado tan ocupada últimamente, incluso cuando estoy aquí, que apenas te veo - respondió, dejando caer un beso en mi frente y desapareciendo de nuevo dentro del armario.
- ¿Qué se supone que significa eso? - pregunté, arrugando un poco la nariz.
- No se supone que significa nada - dijo, enrollando unos pocos pares de pantalones vaqueros.
- Apenas me ves porque estoy ocupada, Pedro. No es como si no supieras todo con lo que estoy tratando de hacer malabares en estos momentos.
Fruncí el ceño, levantándome de la cama y poniéndome de pie enfrente de él.
- No te pongas a la defensiva, no era una crítica. Lo entiendo; estás ocupada. Relájate.
Mis ojos se desorbitaron.- ¿Acababa de decirme que me relajara?
- Cristo, lo siento. Olvida lo que he dicho. - Suspiró.
Empecé a responder con brusquedad, luego tomé una respiración profunda. Deja pasar esto. Extendí la mano y tiré de él hacia mí por las presillas del cinturón, dejando caer mi cabeza contra su pecho. Unos pocos segundos más tarde, le sentí suspirar y luego sus brazos me rodearon. Aspiré su olor, luego volví el rostro hacia el suyo.
- Tendremos mucho tiempo para pasar juntos en Philadelphia.
Su expresión se volvió cerrada. Besó mi frente otra vez, luego se volvió para cerrar la cremallera de su maleta. - Dile a tus padres que dije feliz Acción de Gracias - dijo con una sonrisa forzada.
Supongo que ese tema estaba cerrado.
Se marchó al día siguiente. Se dirigía de vuelta al este, a hacer una sesión de fotos en Acción de Gracias en Plymouth; los peregrinos y todo eso. Iba a ser publicado al año siguiente en las revistas de viajes y periódicos regionales para impulsar la economía local. Pero él se iba y yo me quedaba. Y ese fue el comienzo de mi semana de mierda.
Llegué a casa la noche del lunes después de pasar todo el fin de semana en Sausalito, para encontrar que Olaf decidió que había tenido suficiente de que no estuviera. Tal vez era el momento de considerar llevarlo a Sausalito, dado lo creativo que estaba siendo para demostrarme su disgusto.
Me había dejado regalos. Muchos regalos. En varios zapatos. También lo extrañaba; simplemente no lo demostraba dejando mierda en sus zapatos. La imagen del tamaño del que podrían ser sus zapatos si él llevara zapatos no dejaría mi cerebro, así que me pasé una conferencia telefónica con la gente de Camden sin prestar atención y haciendo garabatos de zapatos de gatos por todos los documentos.
Intenta explicarle a tu interno por qué había pequeñas patitas en zapatillas por todas partes en un contrato que ahora tenía que volver a imprimir.
El punto más bajo llegó el miércoles por la tarde después de que envié a todos a casa temprano, y luego me di cuenta de que yo no iba a ser capaz de ver a mi familia por Acción de Gracias. Había pensado que estaba al tanto de todo, pensé que mi bandeja de entrada se había vaciado lo suficiente para escabullirme un par de días, cuando encontré un e-mail en el correo no deseado para un trabajo que había acordado meses atrás. Para entrar y decorar para un cliente que iba a tener a treinta personas en su casa de Nob Hill para la cena de Acción de Gracias, y necesitaba el comedor decorado. Y la sala de estar. Y toda una escena de “otoño en Nueva Inglaterra” diseñada para su conservatorio, donde puede que fueran servidas las bebidas o puede que no, pero por si acaso, ¿podría yo por favor hacer que pareciera como si los peregrinos hubieran vivido allí?
Perdí la cabeza.
Ni siquiera cerré la puerta, ya que no había nadie allí excepto yo.
Todavía estaba limpiando los mocos de mis sollozos de mi cara cuando oí la alarma de Skype sonar en mi ordenador.
Maldición.
Arrastrándome alrededor del escritorio (sí, estaba en el suelo, ese es el mejor lugar para un ataque de nervios) abrí y vi que era Josefina.
¿Debería responder? ¿No debería? Ella sabía que estaba molesta. Oh,demonios, déjala.
Me levanté hasta la silla, respondiendo su llamada sonándome una última vez la nariz.
- ¿Tienes un resfriado? - preguntó, el vídeo salió instantáneamente. Me vi a mí misma en la ventana pequeña, ojos rojos y cara roja, y mentí.
- Sí, ¿cómo estás? - pregunté, intentando mantener mi voz ligera.
- ¡Genial! Estamos a punto de tomar el tren a Venecia. Nunca pensé que estaría cenando en Acción de Gracias en Venecia. ¿Puedes imaginarlo? No será una gran cena de Acción de Gracias, pero estamos pensando en tomar tal vez algo con pollo. Eso estará lo suficientemente cerca, ¿verdad? - Se rio.
- Creo que sí. ¿Qué puedo hacer por ti, Josefina? Acabas de atraparme.
- No estaba segura de si todavía estarías allí. ¿Cuándo te vas con tus padres?
- Um, en unos pocos minutos, sólo estoy terminando unos cuantos detalles de último minuto - respondí, luchando para evitar que mi voz se quebrara. Mentalmente, estaba pasando por el almacén, pensando en cuántos metros de elegante seda marrón necesitaría para los manteles.
- Bien. Sólo pensé en comprobar y ver cómo iban las cosas, y desearte un feliz Acción de Gracias.
Me mordí la lengua, queriendo decir algo pero manteniéndolo bajo control. - Feliz Acción de Gracias para ti también, Josefina. ¿Cómo está Benjamin? - Me las arreglé para preguntar.
- Genial, te envía su amor. ¿Dónde está Pedro este año?
- De regreso en el este, tomando fotos en Plymouth.Jodidos peregrinos.-Quiero decir, sabes lo que…
- ¿Estás bien, niña? - interrumpió.
No necesitaba que se preocupara por nada, así que forcé una sonrisa.
-Todo va genial por aquí, solo estoy intentando terminar unas pocas cosas, así puedo ir con mis padres.
- Está bien, si estás segura de que va todo…
- Todo va bien, Josefina. Hablamos más tarde, ¿de acuerdo? - Me apresuré, sabiendo que no podía contener las lágrimas por mucho tiempo. Nos despedimos, justo cuando una nueva oleada comenzaba.
No podría soportar otra llamada como esa, así que me acobardé y le mandé un mensaje a mi madre para hacerle saber el cambio de planes, prometiendo llamarla un poco más tarde. No podía hablar con ella hasta que me calmara; no quería preocuparla. Ella sabía cuántas horas había estado dedicando; estaba muy orgullosa de mí y de lo bien que iba. Ja.
Le mandé un mensaje a Pedro para hacerle saber que ya no iba a ir a casa por Acción de Gracias, que estaba trabajando en un proyecto de último minuto, y que le llamaría más tarde cuando me tomara un descanso.
¡Descanso! Pfff.
Él intentó llamarme casi inmediatamente, pero lo dejé ir al buzón de voz.
Necesitaba trabajar, no revolcarme en la autocompasión.
Pasé las siguientes nueve horas trabajando en arreglos y centros de mesa, y luego pasé seis horas de la mañana de Acción de Gracias decorando un conservatorio, para que se viera como si unos peregrinos muy ricos hubieran pasado por allí y decidido que este sería el lugar en el que querían tomar sopa condimentada de calabaza aderezada con tomillo y perifollo.
La noche de Acción de Gracias, estaba en el sofá comiendo ramen en pijama con Olaf, viendo las repeticiones de los mejores programas de Ina en Food Network. Era como un porno desastroso; no podía apartar la mirada. Ahora que había salvado el día para otra familia, podía regodearme en la autocompasión. Y revolcarme es lo que hice.
Por eso mi autocompasión estaba tan sorprendida cuando Olaf empezó a pasearse ante la puerta, segundos antes de que entrara Pedro.
Le miré, cubierto de la lluvia de noviembre, sus cálidos ojos.
- No quería que pasaras Acción de Gracias sola - dijo, sacudiéndose la lluvia . -Y tal vez yo tampoco quería hacerlo.
Estallé en lágrimas por segunda vez en veinticuatro horas.
Él simplemente me levantó del sofá y me sentó en su regazo, su chaqueta de North Face empapando mi pijama. Me sostuvo, calmándome, pasando su mano por mi espalda y haciendo pequeños círculos en mis hombros.
- Tú… eres… el mejor… novio… del mundo! - gemí, limpiándome la nariz con el brazo. Olaf entró y salió corriendo entre las piernas de Pedro, restregándose lo más cerca que pudo sin parecer demasiado necesitado.
Infiernos, yo estaba perdida ante la necesidad, lista para descender hasta lo lamentable.
Para cuando mis sollozos decayeron, estaba temblando, el frío de la noche lluviosa calando en mis huesos.
- Vamos, chica dulce, vamos a cambiarte a algo cálido - dijo. Reacia a que me bajara, me aferré a él. Así que se levantó conmigo envuelta alrededor suyo, y nos llevó a la habitación.
- No puedo expresar con palabras lo feliz que estoy de verte, Pedro. De verdad no puedo - susurré, con los brazos fuertemente apretados alrededor de su cuello.
- Yo también te he echado de menos - respondió, intentando dejarme en la cama, pero yo estaba luchando con él . -Cariño, vamos a ponerte ropa seca.
- Bésame, por favor - pedí, atrayéndole hacia mí.
Me besó. Y le devolví el beso, necesitando sentirle. Volví a envolver mis brazos alrededor de su cuello, alrededor de su espalda, por debajo de su chaqueta, necesitando piel. Él se meció contra mí, necesitándolo también.
-Paula - gimió, apartándose para mirarme a los ojos. Eso me arrancó las lágrimas de nuevo, sólo ver su rostro tan inesperadamente cerca del mío.
Cuando estabas en una relación a larga distancia, por supuesto pasabas el máximo tiempo posible juntos. Pero a veces, era lo inesperado lo que realmente marcaba la diferencia. Las emociones inesperadas con las que eras
golpeado cuando veías esa cara, mirabas esos ojos, sentías esos labios. El inesperado recordatorio de por qué te enamoraste de esta persona podía golpearte poderosamente. Y este era ese momento.
Memoricé su rostro, sentí cada línea y cada patrón, dibujé su sien, su nariz, su hoyuelo, el arco de su labio, tracé todo con mis dedos y lo memorice una vez más.
- Te amo, Pedro. Te amo, te amo, te amo mucho -canturreé mientras él me tumbaba, quitándome la ropa del cuerpo y la suya propia, y entrando en mí.
Él gimió mi nombre, respondiendo a mis gritos con los suyos propios,amándome dulcemente. Y cuando mi orgasmo se estrelló a través de mí, fue maravilloso y derivado de lo que esto era.
Él estaba aquí conmigo. No fotografiando peregrinos.