A la mañana siguiente, me encontraba esperando en la oficina de Josefina cuando ella llegó. Como pidió, le envié una lista de las preguntas y tareas que necesitaban su aprobación o contribución antes de la boda. Teníamos un montón que discutir, pero sobre todo, teníamos que resolver cuándo iba a volver.
-Guau, llegaste temprano - exclamó, quitándose el abrigo y desenvolviendo su bufanda.
Arqueé una ceja. -Oye, mi jefa está volviéndose loca, se va a casar este fin de semana, ya sabes. Imaginé que sería mejor si hablaba con ella mientras pudiera.
Suspiró, hundiéndose en su silla. - ¿He estado actuando como una perra?
-Nah, te caracterizaría más bien como la jefa fantasma - bromeé.
-Cuidado, Chaves; no me gustaría tener que reportar a mi dama de honor por insubordinación - advirtió con un brillo en sus ojos, pero lo suficientemente duro como para hacerme saber que se sentía presionada . Me puse a leer tu lista. Es larga.
-Sí. Y puedo manejar prácticamente todo en ella. Sólo necesito saber cuáles son tus planes y expectativas para mí, así puedo manejar las cosas.
-Lo sé, chica; lo siento, he estado un poco ausente últimamente. ¿Quién sabría que las bodas daban tanto trabajo? - Sonrió . No puedo esperar para ver cuando tú pases por todo esto. Es mucho trabajo. - Cogió la lista y una pluma.
-¿Cuándo yo pase por todo esto? - le pregunté, mi respiración saliendo un poco, bueno, entrecortada.
-Seguro. ¿No crees que Pedro y tú lleguen a ese punto eventualmente?-preguntó, poniéndose las gafas y posicionándolas para poder verme.
Atrevida.
-Eh, yo no, bueno, quiero decir, ¡¿cómo podría, Josefina?! tartamudeé, la sangre inundando mi rostro ante la idea. Era un terreno desconocido para mí.
-Guau, ¿dije algo que te molestara? preguntó, un brillo creciendo en sus ojos . ¿No crees que Pedro sea de los que se casan?
-Yo no… quiero decir… él nunca ha estado en una relacion más larga que en la que se encuentra actualmente, no creo que tengamos que insistir en el tema y, además, así estamos bien y… no sé si yo, quiero decir, qué si no
quiero…?
-Asentarte, tigresa, asentarte. - Sonrió, complacida por haberme sacado de curso.
-Bueno, no estamos aquí para hablar de esto esta mañana. ¡Necesitamos ver la lista y solucionar algunos problemas, y necesito saber cuándo vas a volver de tu luna de miel, mujer! - Pedro y yo casándonos. Claro que sí.
-No estoy segura - dijo con calma.
-Espera, ¿qué?
-No estamos seguros de cuándo vamos a regresar. ¿Quieres vigilar la casa?
-¿Vigilar la casa? - pregunté, mis ojos girando.
Suspiró, recostándose en la silla.
-La cosa es, Paula, necesito un descanso. Me encanta mi trabajo; tú sabes lo mucho que significa este negocio para mí, y estoy muy orgullosa de lo que he logrado. Pero necesito unas vacaciones. Benjamin y yo sólo queremos ir a donde se nos dé la gana por un tiempo. ¿Tiene sentido?
Tenía perfecto sentido. Un hombre hermoso y su magnífica nueva esposa, con todo ese dinero para gastar de sus bonos o fondos o de lo que sea que la gente realmente rica obtenía su dinero. Querían ver el mundo mientras estuvieran lo suficientemente jóvenes y sexys para hacerlo.
Demonios, yo lo haría si tuviera la oportunidad. ¿Unas vacaciones sin fin con Pedro? ¿Paseos en góndola por Venecia? ¿Tirolesas en Saint Moritz? ¿Follar en Frankfurt?
Pero no podía permitirme el lujo de pensar así. Tenía que pensar en la persona que se quedaba atrás, la persona que se quedaba atrás intentando sacar a flote la compañía. ¿Cómo podría funcionar Josefina Designs, sin Josefina?
-Ya he hablado con mi contador, él podrá guiarte en los problemas de nómina que puedan surgir. Y no es que vaya a estar en una cueva alejada de la mano de Dios. Haremos teleconferencias semanales; puedo ayudarte con lo que
necesites. Ya verás, no habrá ningún problema - Me aseguró con el rostro lleno de una confianza por mí que yo no compartía.
¿Podría hacer esto? Josefina parecía pensar que sí.
Además, tendría una nueva interna. No quería negarme, no cuando sabía que ella contaba conmigo.
Esto era demasiado.
Pero también era una oportunidad. Una que probablemente nunca tendría de nuevo.
Mierda, sí, podía hacerlo.
-Cuéntame lo de vigilar tú casa. ¿Incluye el Mercedes en tu cochera?
-Seguro que sí.
-¡Estoy dentro!
-¡Genial! Ahora, regresando a lo tuyo con Pedro. Así que, no hay matrimonio por el momento, pero, ¿han hablado de vivir juntos?
Mordí mi lápiz de color.
* * *
-¿Cómo está la diseñadora de interiores más sexy de la Costa Oeste?
-Me halagas. ¿Has estado manteniendo tus partes dentro de tus trajes de buceo y lejos de la semana del tiburón?
-Lo mejor que puedo. ¿Cómo están yendo las cosas en el trabajo?
-¿Hablaste con Josefina sobre cuánto tiempo estará de luna de miel? - preguntó Pedro, hablándome por su llamada nocturna. Lo que en realidad significaba el desayuno en su horario. Era increíble lo rápido que te podías aprender todas las zonas horarias cuando tu novio solía pasar por todas ellas en un determinado mes.
Me dejé caer sobre las almohadas en la cama. - Tengo una vaga idea. En algún lugar entre indefinido y año sabático.
-Guau, ¿en serio? ¿Qué significa eso para ti?
-¿En una palabra? Jodidamente ocupada.
-Esas son dos palabras, Chica Camisón.
-Estoy tan ocupada que no puedo explicarlo con una sola palabra. La buena noticia es que nos conseguí una casa con vistas magníficas a la bahía.
-¿Eh?
-Josefina me preguntó si quería vigilar su casa mientras se encontraban de viaje.
-¿Y dijiste que sí?
-Claro, ¿cómo iba a rechazar eso? ¿Por qué? ¿No te quieres quedar allí?-Será divertido.
-Será aburrido- gimió.
Rodé los ojos. Pedro amaba su vida en la ciudad. - Oh, por favor, será genial. Además, no creo que tengamos que quedarnos allí cada noche. Creo que simplemente no quieren que el lugar esté vacío durante todo el tiempo que estén fuera.
-Ajá - fue su respuesta.
-Podemos usar el jacuzzi.
-Vale - fue su respuesta más interesada.
-Como recordarás, tiendo a perder el control cuando hay burbujas involucradas - le dije, pensando en la primera vez que usamos el jacuzzi en Tahoe.
-Es cierto. ¿Nadaremos desnudos?
-Puedes apostarlo.
-Mmm, me estás matando - gimió, pero esta vez de una manera muy diferente.
-De cualquier forma, por más ocupada que esté, será bueno un cambio de lugar. Serán como unas vacaciones al otro lado del puente. Apenas seré capaz de viajar en los próximos meses.
-Hablando de vacaciones, acabo de reservar un puesto de trabajo en Bora Bora. ¿Quieres ir?
-¿Qué?
-Sí, después de la boda. ¿Qué dices? ¿Una choza de paja sobre el agua? ¿Bikinis de coco? ¿Sexo en la playa?
Apreté las manos en señal de frustración.
-¿Has escuchado algo de lo que he dicho? Estoy ocupada, y a punto de estar incluso más ocupada. No puedo ir a Bora Bora. Ni siquiera podría ir a Napa aunque quisiera. - Me contuve y respiré hondo .- Pedro, es muy amable de tu parte, y sabes que no hay nada que me gustaría más que huir al Pacífico Sur contigo. Pero no puedo. En serio, no puedo ni siquiera pensar en ello ahora, ¿está bien?
Se quedó en silencio durante un minuto. La línea se oía un poco crujiente, y me imaginé cuán lejos se encontraba de mí esta noche. Cuán larga era esa conexión telefónica, extendiéndose hasta el otro lado del mundo hasta alcanzarme. Suspiré en medio de esa conexión.
-Tienes razón, cariño, no lo pensé. Sé lo importante que esto es para ti.
-Lo sabes.
-Claro que lo sé.
-Tal vez no es un buen año para ir a Rio - dijo, su voz tranquila, pero con un tono subyacente.
-No te atrevas. ¡Estoy deseando que llegue ese viaje más que nada! Las cosas se habrán calmado para entonces. Pero mientras tanto, no puedo dejar todo e irme.
Se quedó en silencio.
-Te amo le susurré, deseando que estuviera aquí para abrazarlo y sostenerlo.
-Yo también te amo. Me alegro que quede poco para irme a casa. - Su voz se había suavizado un poco.
-Vamos a divertirnos en la boda - le dije, cambiando de tema . -¿Vas a bailar conmigo?
-Puedes apostarlo. Incluso voy a hacer que nos pongan una canción de Glen Miller.
-Eso siempre funciona.- Me reí.
-¿Paula?
-¿Sí, Pedro?
-Sé que funciona. - Se rio entre dientes.
Nos despedimos, y luego crucé el pasillo, entrando a su departamento.
Bajando la aguja del fonógrafo, regresé a mi apartamento y me metí en la cama.
Glen Miller me hizo dormir a través de las paredes, y soñé que bailaba en una playa de Brasil con mi fotógrafo.
* * *
Tres noches antes de la boda, y aún me encontraba en el trabajo a las ocho y media, y acababa de cancelar la cena con Sofia y Moni.
A veces apestaba ser adulta.
Estuve en reuniones todo el día con la gente de Camden, finalizando los detalles de la construcción que comenzaría la próxima semana. No haríamos un desmontaje completo, sólo cambiaríamos algunas cosas utilizando los planos ya existentes del hotel, pero rediseñándolo casi todo.
Marisa, la nueva interna, disfrutaba de su primera semana de prueba corriendo. Fue arrojada a un pozo sin fondo y desconocido, pero iba bien. Había hecho recados, el papeleo, y presentado los permisos; en serio tomó un montón de mis pendientes. Y hablando de pendientes…
Mi estómago se quejó. Me dirigí hacia la cocina, bastante segura de que tenía un burrito escondido en algún lugar en el congelador, cuando mi teléfono sonó. Sofia.
-Todavía no puedo creer que nos abandonaras, Chaves -soltó en mi oído, y me mordí el labio. En serio, ¿nadie entendía cuán ocupada estaba?
-Lo superarán, te lo prometo. ¿A dónde irán?
-A tu restaurante favorito en el barrio chino. Te lo perdiste, hermana.
Tenemos de esos camarones con tallarines, ¿cómo se llaman? ¿Ese que amas más que a nada?
Mi estómago rugió aún más fuerte, y apreté los dientes. - Mei Fun.
-¡Nos divertimos, gracias por preguntar! - Se rio en mi oído . Ahora, déjanos entrar, hace frío aquí afuera.
-Todavía estoy en el trabajo; te dije que trabajaría hasta tarde. ¿Por qué están en mi apartamento?
-No estamos en tu apartamento, idiota, estamos fuera de tu trabajo.
-Déjanos entrar - dijo. Podía oír a Moni refunfuñando en el fondo.
-Están fuera de mi… oh, por el amor de Dios. - Caminé por las escaleras hasta la puerta principal y allí, al otro lado del vidrio, se encontraban Moni y Sofia. Con bolsas de comida china.
-Voy a colgarte. - Sonreí en el teléfono, desbloqueando la puerta y abriéndola de par en par .- ¿Qué en el mundo están tramando?
-Te trajimos la cena, tonta, y prometemos quedarnos sólo un rato -contestó Moni, entrando y dirigiéndose directamente a mi oficina. Con los brazos llenos de la comida con el aroma más celestial en la tierra.
Sofia se detuvo en la puerta, luciendo increíble. No quedaba nada de tristeza en ella; iba vestida ostentosamente, viéndose letal. Tenía el cabello recogido en una coleta alta, el maquillaje impecable, y apenas una pequeña porción de su pierna se asomaba por debajo de su gabardina. - No vas, como, a dispararme, ¿verdad? le pregunté.
-Diablos, no. Mamá tiene una cita después de que cenemos. -Sonrió y me entregó una bolsa.
-¿Mei Fun?
-Alguien va a divertirse esta noche, eso es seguro.- Me guiñó un ojo, pasando por delante de mí .- ¡No te comas todo el wonton, pequeña idiota!
Moni le gritó algo en respuesta, pero se oyó amortiguado por algo en su boca. Mi dinero estaba en el wonton. Cerré la puerta, negando con la cabeza mientras seguía a mis amigas hacia la oficina.
Diez minutos más tarde, nos encontrábamos sentadas en el suelo con las piernas cruzadas, los platos llenos con deliciosa comida. Fideos, camarones empanizados, empanadas chinas crujientes, verduras salteadas picantes; era un festín. Cogimos los palillos, y comimos.
-Esto de seguro es mejor que el burrito que iba a comerme. -Suspiré, mi boca llena de fideos sazonados.
-Como sabíamos que te ibas a quedar hasta tarde, pensamos que lo menos que podíamos hacer era traerte la cena - respondió Moni, ofreciéndome un rollo de huevo.
Sofia lo interceptó, empuñándolo como un megáfono. - Oh, por favor, lo hicimos porque así podía contarte de mí nuevo juguete. ¡Eres imposible de contactar, señorita, y necesitaba contártelo!
Agarré mi propio rollo e imité a Sofia. - Así que, cuenta.
Sofia nos contó todo sobre el chico que había conocido en el gimnasio.
Una vez que decidió que iba a seguir adelante, y a buscar del amor (léase como una cita para la boda de Josefina), no dejó piedra sin remover. Y esta piedra resultó ser un vendedor de seguros. Coches, vida, cualquier cosa; nómbralo, y él lo vendía. Mmm.
-Y déjame decirte que está B-U-E-N-O, bueno. Alto, moreno y guapo, increíblemente pecaminoso - se regodeó . Voy a tener la cita más caliente en la boda.
-¿Acabas de usar una frase de Vaselina? - preguntó Moni.
-Estoy bastante segura de que lo hizo. Esperemos que el nombre de este tipo no sea Cha Cha - respondí.
-Su nombre es Barry y es genial - insistió Sofia.
-¿Cómo Gibb? le pregunté.
-¿Cómo White? intervino Moni.
-Como Derry - dijo Sofia con los dientes apretados.
-Espera un minuto, detente. Detengan todo. Su nombre es Barry…? -empecé.
-… Derry? terminó Moni.
Nos derrumbamos en el piso en medio de aullidos, palillos y paquetes de soja.
-Silencio, perras, silencio. Además, Chaves, tu salías con un tipo llamado James “Jodido” Brown - espetó Sofia.
-Claro que sí. Pero es fantástico comparado con Barry Derry - chillé, secándome las lágrimas de los ojos. Lo que fue una idea terrible, ya que todavía tenía mostaza caliente en los dedos .- ¡Mierda!
-Te lo mereces - dijo Sofia, y me entregó una pila de servilletas.
Moni seguía riéndose, murmurando algo sobre él siendo peligroso, y le di un codazo en las costillas.
A través de mi bruma, vi que Sofia ponía una expresión llena de valentía, pero esta boda no iba a ser fácil para ella. Yo tampoco tenía muchas ganas de ver a Nicolas. Fantaseaba con abordarlo con el soporte del pastel y hacerlo atragantarse. Sonreí alentadoramente. - Estoy segura de que es un tipo genial, cariño. No podemos esperar para conocerlo.
Todas permanecimos en silencio por un momento.
Moni se aclaró la garganta, dispuesta a cambiar de tema. -¿Cuándo regresa Pedro?
-El jueves por la noche - le contesté y luego me acordé de mis noticias .- ¡Oigan, me olvidé decirles! ¿Adivinen quién va a cuidar la casa en Sausalito?
Ambas gritaron; a todas nos encantaba la casa de Josefina. Especialmente el mirador.
-Eso va a ser muy divertido. ¿Qué dijo Pedro? - preguntó Moni.
-Pedro dice que será demasiado aburrido, pero Paula no está de acuerdo. Esa casa es jodidamente increíble, ¿a quién no le gustaría quedarse ahí? Además, está bastante cerca del Claremont, sería bueno tener una casa allí.
Y no creo que vayamos a pasar todas las noches allí, sólo algunas.
-Mírense, jugando a la casita. ¿No es dulce? - comentó Sofia, ganándose una mirada de Moni . Todo lo que digo es que lo que ustedes tienen es genial. Juntos, pero separados. Separados pero juntos. Todo se arruina
cuando empiezan a comprar muebles juntos.
-Lo dice la chica que se fue a vivir con Nicolas sin que siquiera hubieran pasado seis meses de relación - señaló Moni.
-Lo dice la chica que ya no está con Nicolas - respondió Sofia, agitando los palillos en el aire.
-Pero ese no es el por qué rompieron. Vivir juntos no tuvo nada que ver con ello. Se lo pasaron increíble viviendo juntos, no trates de decirme que lo contrario.
-Sin duda, nos la pasamos muy bien. Pero fue demasiado pronto. Separados pero juntos, eso es todo lo que estoy diciendo - dijo, sacando un pedazo de bambú de su escote.
Esto se estaba moviendo a un territorio peligroso. Y no me refería sólo al escote.
-De acuerdo, bien, gracias por el consejo, chicas, pero Pedro y yo no vamos a vivir juntos. Sólo vamos a cuidar la casa. Y aprovechar una casa asesina en la que tendremos momentos sexys. Así que… - terminé.
La pila de papeles en mi escritorio gritaba mi nombre y suspiré, cogiendo un camarón más, y luego comencé a cerrar los contenedores. Las chicas hicieron lo mismo, dejándome con las sobras, así tendría algo para comer mañana. No tenían que hacer esto, pero me alegro de que lo hicieran.
-Sé lo duro que has estado trabajando; sólo pensé que no estaría de más un descanso - dijo Moni mientras caminábamos hacia la puerta principal.
-No hagas que parezca como si hubiese sido idea tuya. Fui yo quien sugirió traer la cena - dijo Sofia . Tú querías comprar tacos en la calle cuando nos canceló.
-Mentira! Fui yo quien dijo que deberíamos… - comenzó Moni, pero la detuve.
Sabía dónde terminaría esto, así que las empujé por la puerta, riendo.
-Señoritas, las amo. Ahora, lárguense de aquí.
Se despidieron mientras comenzaban a caminar. Me dirigí de nuevo a mi oficina, moviendo un poco los hombros, y luchando contra los rollos de huevo que amenazaban con controlarme. Luego encendí todas las luces del lugar y
puse Pearl Jam. Fuerte.
Pedro y yo no nos mudaríamos juntos. Por favor.
* * *
Veinte minutos más tarde, recibí un mensaje de Moni:
¿Pedro te dijo si Nicolas iba a ir con alguien?
Sí. ¿Qué dijo German?
No me quiere contar nada, sólo me dijo que llevaría una cita.
Fue lo mismo que me dijo Pedro. Mejor que no sea bonita.
Por supuesto que será bonita.
Lo sé. Esto podría ser malo, ya sabes…
Cuenta con ello. Además, ya de por sí es malo, el nombre del chico es Barry
Derry, por el amor de Dios.
Qué miedo…
Tranquila.
* * *
Pedro debería haber regresado la noche del jueves, pero su vuelo a Nueva York se retrasó, haciéndolo perder su conexión con San Francisco.
Reservó un vuelo para la mañana del viernes, por lo que llegaría tarde al ensayo de la boda. Me envió un mensaje para hacerme saber que iba de camino al aeropuerto, y luego me envió un mensaje pidiéndome la dirección de la iglesia.
Luego otro pidiéndome la dirección del restaurante en el que se haría la cena de ensayo.
Josefina se pasó por la oficina esta mañana para terminar algunas cosas.
Traté de convencerla de que no trabajara el día antes de su boda, pero insistió en que sólo necesitaba unos minutos para atar algunos cabos sueltos. Luego se iría para el almuerzo nupcial, que era la razón por la que tendría una reunión de último minuto con el señor Camden.
Me hallaba en mi oficina imprimiendo frenéticamente los informes que necesitaba para mi reunión cuando Josefina entró, campante. - Ya me voy, Paula. ¿Te veo esta noche?
-Allí estaré.
-¿Crees que Pedro llegue a tiempo? Benjamin puede llevar a alguien para reemplazarlo, si lo necesitamos.
-Llegará. Lo último que supe de él es que se encontraba sentado en el aeropuerto, esperando a que tomaran vuelo.
En ese momento, mi teléfono sonó de nuevo. Pedro, queriendo saber si iba a tener que dar algún tipo de discurso esta noche. Chicos. Le escribí un no, justo cuando la recepcionista me llamó por el intercomunicador para hacerme saber que el equipo de Camden estaba aquí, y que había sido llevado a la sala de conferencias.
Mientras Marisa me ayudaba a cargar las cosas, mi teléfono sonó de nuevo.
Se lo entregué. - ¿Puedes cuidarme esto mientras estoy en la reunión? Y si Pedro necesita que le aten los zapatos o le abrochen la camisa o cualquier otra cosa, por favor dile que… No importa. Solo dile que estoy ocupada y que lo veré cuando llegue. - Traté de sonreír, alisando mi camisa, así no parecería agotada. En serio que a veces la percepción era igual a la realidad.
Estoy tranquila.
Estoy tranquila.
Estoy tranquila.
-No hay problema, yo me encargo. Todo lo que necesita está en la sala de conferencias; sólo llámeme si necesita cualquier otra cosa.
Mientras caminábamos hacia la reunión, mi teléfono sonó de nuevo.
Reprimiendo un gruñido, la miré. Miró el mensaje y frunció el ceño.
-¿Le aten los zapatos? ¿Le abotonen la camisa? le pregunté, saludando con un asentimiento al equipo de Camden a través de la ventana de la puerta de la sala de conferencias.
-Eh, no exactamente. Quiere saber si puede recoger su traje en el almuerzo.
Estoy tranquila.
Estoy tranquila.
Estoy tranquila.
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