viernes, 11 de julio de 2014
CAPITULO 11
Pasé la noche en el sofá por mi depresión. No respondí el teléfono, no hice la cena. Me comí las sobras de comida tailandesa del contenedor y gruñí a Olaf cuando trató de robarme mi camarón. Se movió de manera ostentosa hacia la esquina y me miró debajo de una silla.
Vi a Barefooy Contessa, que por lo general me animaba.
Esta noche hizo sopa de cebolla francesa y lo llevó a la playa para almorzar con su marido, Jeffrey. Normalmente ver a los dos juntos hacia que mi interior se sintiera cálido y difuso. Eran tan lindos. Esta noche me hizo dar nauseas. Yo quería estar sentada en la playa en South Hampton, envuelta en una manta y comiendo la sopa con Jeffrey.
Bueno, no ese mismo Jeffrey, sino un Jeffrey equivalente. Mi propio Jeffrey.
Jodido Jeffrey.
Jodida Barefoot Contessa.
Jodido comer sola comida para llevar.
Cuando era demasiado tarde para poder justificar de no ir a la cama y poner este terrible día detrás de mí, tiro mi propio saco de la tristeza hacia mi dormitorio. Fui a buscar mis pijamas, y me doy cuenta que no he lavado la ropa. Maldita sea, busco en mi cajón de pijamas, buscando por alguna, pero nada. Tenía un montón de sexys encajes, de ese día en donde O y yo estábamos en la misma página.
Gruñí, me enfurecí y finalmente saqué un baby doll de color rosa.
Tenía volantes y era fresco, y aunque me solía gustar dormir con hermosa lencería, actualmente lo odiaba. Era un recordatorio físico de mi falta de O. Aunque, había pasado un tiempo desde que había intentado comunicarme con ella.
Tal vez esta noche seria la noche.
Estaba ciertamente tensa. Nadie podía necesitar la liberación más que yo.
Callé a Olaf y cerré la puerta. Nadie podía ver esto.
Puse algo de INXS , ya que esta noche necesitaba toda la ayuda que pudiera conseguir. Michael Hutchence siempre me hizo concentrarme. Subí a la cama, coloqué las almohadas detrás de mí y me metí entre las sábanas. Con el minúsculo camisón, mis piernas desnudas se deslizaron por el fresco algodón. No hay nada como la sensación de frescura en las piernas depiladas contra las sábanas de tejido suave y fino. Tal vez esto era una buena idea después de todo.
Cerré los ojos y traté de frenar mi respiración. Las últimas veces que había intentado encontrar a O, estaba tan frustrada que al final terminaba cerca de las lágrimas.
Esta noche comencé con la habitual fantasía. Empecé con un poco con Catalano, permitiendo que mis manos se deslizaran por debajo de la parte inferior de mi camisón y llegaran a mis pechos.
Mientras pensaba en Jordan Catalano/Jared Leto besando a Angela Chase en el sótano de la escuela, me imaginaba que ella era yo.
Sentí sus sofocantes e intensos besos en mis labios, y sus manos deslizándose por mi piel hacia mis pezones. Cuando mis dedos/los dedos de Jordan comenzaron a masajearlos, sentí ese familiar tirón en la parte baja de mi barriga, haciendo que todo mi cuerpo se caliente.
Con los ojos todavía cerrados, la imagen cambió a Jason Bourne/Matt Damon atacando mi piel. Con nosotros dos tratando de gobernar el uno al otro, solo nuestra conexión física nos mantuvo vivos. Mis dedos/los dedos de Jason se arrastraron suavemente por mi vientre, deslizándose dentro de mis bragas a juego. Pude sentir que estaba funcionando.
Mi toque estaba despertando algo, agitando algo en el
interior. Di un grito ahogado cuando sentí como ya estaba lista para Jason o para Jordan.
Jesús. La idea de ellos dos juntos, trabajando para traer de vuelta a O en realidad me hizo temblar. Gemí y me fui por la artillería pesada.
Fui por Clooney. Destellos de Clooney llegaron a mí mientras mis dedos me tentaban y daban vueltas, se retorcían y se burlaban.
Danny Ocean …George Clooney de Los hechos de la vida…
Y entonces, me fui por él.
Dr. Ross. La tercera temporada de Sala de emergencia, después que el corte de cabello de César fue rectificado.
Mmmm…gemí y gemí.
Estaba funcionando. En realidad me estaba poniendo muy caliente.
Por primera vez en meses, mi cerebro y el resto de mi parecían estar en sintonía. Me puse de lado, mi mano entre mis piernas mientras veía al Dr. Ross arrodillado delante de mí. Se lamió los labios y me preguntó cuándo fue la última vez que alguien me había hecho gritar.
No tienes ni idea. Hazme gritar, Dr. Ross.
Detrás de mis ojos firmemente cerrados, lo vi a él inclinarse hacia mí, con la boca cada vez más cerca. Él presiona gentilmente mis rodillas separándolas más, colocando besos en la parte interna de cada muslo. Podía sentir su aliento en mis piernas lo que me hizo estremecer.
Su boca se abrió, y la perfecta lengua de Clooney se movió rápido para probarme.
Golpe.
—Oh, Dios.
Golpe. Golpe.
—Oh. Dios.
¡No. No. No!
—Pedro…mmm —Risa.
No podía creerlo. Incluso Dr. Ross parecía confundido.
—Tan…—Risa— jodidamente… —Risa— bueno… ¡jajajaja!
Gemí al sentir que el Dr. Ross se iba. Estaba húmeda, me sentía frustrada y ahora Clooney pensó que alguien más se estaba riendo él.
Él comenzó a retroceder…
No, no me dejes. Dr. Ross. ¡No tú!
—¡Eso es! ¡Eso es! Oh…oh… ¡jajajajaja!
Las paredes comenzaron a temblar, y se inició los golpes de la cama.
Eso es todo. Esta Risitas, perra…
Me puse de pie, Catalano, Bourne y el siempre amoroso Clooney se desvanecían en volutas de humo cargado de testosterona. Me aparté las mantas, azoté la puerta al abrirla y salí de la habitación. Olaf tendió una pata y empezó a reprocharme por haberle encerrado afuera, pero cuando vio mi rostro, sabiamente me dejó pasar.
Camino hacia mi puerta, golpeando mis talones contra el piso de madera. Estaba mucho más que enojada. Estaba lívida. Había estado tan cerca. Abrí la puerta con la fuerza de miles de enojados OS, negados a liberarse por siglos.
Comencé a golpear su puerta. Golpeé duro y largo, como Clooney había estado a punto de golpear dentro de mí.
Golpeo una y otra vez, sin ceder para nada, sin disminuir.
Podía oír las pisadas que iban hacia la puerta, pero aun así no cedí.
La frustración de la jornada y de la semana y los meses sin una liberación de O en una diatriba de la talla de la que nadie había visto nunca.
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