martes, 22 de julio de 2014
CAPITULO 36
— Entonces, ¿cómo estuvo tu orgía, Paula?- cantó Sofia
dulcemente cuando nos encontró a todos en la cocina bebiendo agua después de nuestra caminata. Los tres chicos hicieron cada uno diferentes versiones de escupir el agua, pero yo continué bebiendo tranquilamente como una dama.
— Fantásticos, gracias. Especialmente Nicolas. Prácticamente tuvimos que llevarlo de vuelta montaña abajo después de que yo terminé con él,- le contesté muy dulcemente.
Los chicos recuperaron sus caras de juego, pero Nicolas apenas podía dejar de mirar la parte superior de la camiseta apretada de Sofia.
¿Su pretendiente real? Jugando a encontrar a la Moni, su cabeza girando tan rápido que podría haber jurado que era una lechuza.
Negué con la cabeza y lo saqué de su miseria.
— ¿Dónde está Moni?- Le pregunté.
— En la ducha, la que claramente ustedes cuatro necesitan. Está congelando fuera. ¿Cómo pueden haber llegado tan sudados?- Preguntó ella, arrugando la nariz.
— Hemos trabajado duro ejercitando en esa montaña. El senderismo es más difícil de lo que piensas,- resopló Nicolas, y el resto de nosotros sabiamente mantuvo silencio sobre el ataque al corazón que él casi tuvo a quince metros de la cumbre.
Cogí una manzana y me dirigí en dirección a mi habitación con Sofia pegada a mi cola, como se esperaba. Sonreí un poco y contemplé el facilitárselo, sólo preguntándole por esto, dándole una salida.
— Esos pantalones cortos se ven terribles en ti, Paula,- remarcó ella mientras me siguió hasta mi habitación.
No. No va a suceder. Ninguna salida fácil. — Gracias, querida.¿Debería haber empacado un poco de comida para gatos para ti cuando empaqué la bolsa de viaje de Olaf?- Me burlé.
Se dejó caer en mi cama, doblando su cuerpo alrededor de una de las almohadas gigantes. — ¿Dónde está él de todos modos? ¿Quién lo está viendo este fin de semana?-
— Él se está quedando con el tío Antonio y el tío Juan. Ese gato está tumbado en una cama de seda siendo alimentado a mano con rollos de atún ahora mismo. Está viviendo la vida.-
— Él tiene la vida, eso es seguro,- dijo ella, con el rostro nublado brevemente mientras se acomodaba.
Me quité la ropa sudada y me envolví en una bata de toalla colgada en la parte posterior de la puerta. Ella felicitó mi elección de sujetador deportivo y se rió cuando vio que lo había emparejado con bragas de leopardo, pero luego volvió a su anterior expresión melancólica.
— ¿Qué pasa, Sofia?- Le pregunté, acostada en la cama junto a ella y envolviéndome alrededor de una almohada también.
— Nada, ¿por qué?- Preguntó.
— Te ves como un saco de tristeza.-
— Eh, solo no dormí bien, supongo.-
— ¿En serio? El sr. German te mantuvo despierta hasta tarde en la noche, ¿eh? No tenía mucha energía en la montaña hoy...- la empujé con mi codo.
— No, no, nada de eso. Es solo... no sé. Yo no podía conseguir acomodarme anoche. Normalmente duermo muy bien aquí, pero estaba tan tranquilo anoche, yo solo...- Ella golpeó la almohada un poco con el puño, obligándola a una nueva forma.
— Ya veo. Bueno, ¡yo dormí de maravilla!- Me reí, y ella empezó a tratar de forzar mi cabeza en una nueva forma con su puño.
— ¿Quieres emborracharte esta noche?- Preguntó cuando finalmente se calmó.
— Diablos, sí. ¿Y tú?-
— Sí, señora.-
Hubo un toque en la puerta, y la cabeza envuelta en una toalla de Moni asomó. — ¿Es esto una sesión privada, o puede una no-lesbiana entrar en esta cama?- Gritó.
Nosotras le hicimos seña con la mano de que entrara, y ella saltó desde el piso hasta la cama y cayó encima de nosotras.
— ¿Qué estamos haciendo aquí, señoras? ¿Juegos previos o simplemente a su favor?- Preguntó.
— Por favor, digan juegos previos,- dijo una voz masculina desde la puerta ahora abierta. Nos dimos la vuelta para ver a los hombres en la entrada, con diferentes versiones de la misma mirada en sus rostros de oh-mi-dios-chicas-juntas-en-la-cama.
— Oh, supérenlo. Como si nosotras necesitáramos a un tipo
diciéndonos si necesitámos juegos previos o no.- Sofia se rió, pateando un pie en el aire y saludándolos por encima de mi hombro.
Ellos cambiaron su peso de un pie al otro y se aclararon sus
gargantas. Tan predecible.
— Estamos planeando conseguir emborracharnos esta noche. ¿Ustedes, muchachos, se unen?- Gritó Moni. A pesar de que actualmente nada de alcohol estaba presente en su sistema, el nivel de volumen de Moni bebida ya estaba haciendo acto de presencia.
— Trato hecho,- respondió German, haciéndonos un pequeño y extraño saludo que nos hizo reír aún más duro.
— Ahora huyan, chicos, y déjennos tener nuestro tiempo de chicas,- Sofia lo echó por encima de su hombro, levantando un poco mi bata y dándole a mi culo un golpe rápido. Grité y traté de taparme, pero ya era demasiado tarde.
— Amigo. Impresión de leopardo,- le susurró Nicolas a Pedro en el tipo de susurro que en realidad es más alto que sólo hablar.
— Lo sé, lo sé,- respondió Pedro, luego se pasó la mano por la cara como si estuviera tratando de eliminar físicamente de quitar la imagen de su cerebro.
A Pedro le gustan los estampados animales. Tomé debida nota.
— Vamos, chicos. Las damas han solicitado un poco de tiempo a solas, así que vamos a dejarlas.-German tiró de ellos hacia el pasillo y cerró la puerta detrás con un guiño que hizo que todo el cuello de Moni se volviera rojo brillante. Sofia examinó sus uñas.
Yo realmente iba a tener diversión esta noche con estas dos.
— ¿Dónde diablos aprendiste a cocinar así? ¡Jesús, esto está bueno!- exclamó Nicolas, tomando su tercera ración de paella de la sartén gigante en el centro de la mesa.
— Gracias, Nicolas.- Me reí mientras él se hundía en otro montón de arroz.
Pedro hizo un gesto con la cabeza hacia mi copa de vino, y yo asentí.
Yo había pensado en hacer una versión rápida de la paella cuando vi toda la maravillosa comida de mar a la venta en el mercado local, y cuando vi su especial en español Rosado y Cava, mis planes se unieron. Habíamos empezado en la Cava mientras preparaba la cocina. El vino espumoso español iba a la perfección con la cuña de manchego que había recogido, así como las pequeñas aceitunas saladas. Una vez más, Pedro fue mi ayudante, y nos mudamos juntos a la cocina. Los otros cuatro se colocaron sobre taburetes de la barra frente a nosotros mientras cocinábamos, alguien colocó un disco viejo de Otis Redding en el tocadiscos antiguo, y nos pusimos a trabajar.
El vino fluyó tan libremente como la conversación, y me di cuenta de que este tenía el potencial para convertirse en un grupo muy unido.
Intereses similares, sentidos del humor similar, pero todo lo
suficientemente diferente como para mantenerlo vivo.
Hablando animadamente, mientras el alcohol era inhalado, las paredes se vinieron abajo. Moni y Sofía apenas estaban ocultando ya más sus intereses fuera de lugar. No es que los chicos estaban preocupados. De hecho, ellos estaban animándolo. German actualmente examinaba el pie de Moni por lo que ella insistía era una picadura de araña. El hecho de que él había estado inspeccionándolo durante varios minutos, y que dicha inspección incluyó un masaje en la pantorrilla no escapó a mi atención, o a la de Pedro.
Él sonrió y me hizo señas para que me acercara. Me deslicé a través del banco e incliné la cabeza hacia la suya. Puso su boca junto a mi oído, y yo inhalé. Vino, calor y de hecho sexo corrió directo a mis fosas nasales e invadió mi cerebro, volviendo todo un poco borroso.
— ¿Cuánto tiempo antes de que ellos se besen?- Susurró él, su boca tan cerca que juro que sentí sus labios rozar mi oído.
— ¿Qué?- Le pregunté, comenzando a reír como lo hacia cuando había tenido demasiado para beber y un pequeño demasiado sexy colgaba delante de mí.
— ¿Cuánto tiempo? Ya sabes, antes de que besen a la persona equivocada,- preguntó él mientras me giraba para mirarlo a los ojos.
Esos ojos, oh, esos ojos estaban llamándome.
— ¿Te refieres a la persona correcta?- Susurré.
— Sí, la persona correcta,- respondió él, arrastrándose un poco más cerca en el banquillo.
— No lo sé, pero si el beso no llega pronto, voy a reventar,- admití, a sabiendas de que ya no estaba hablando de nuestros amigos. Y sabiendo muy bien que él sabía por completo que yo no estaba hablando de nuestros amigos.
— Hmm, yo no querría que reventaras.- Él estaba ahora a escasos centímetros de mi cara.
Harén. Harén. Harén. Repetí este mantra una y otra vez.
— Yo quiero ir al jacuzzi.-
El lloriqueo me apartó del encantamiento y de vuelta a la cocina.
Donde había gente presente.
— Yo quiero ir al jacuzzi,- oí de nuevo y me volví para hacer frente a Moni. Imaginen mi sorpresa cuando vi que era Sofía en realidad la llorona, y ahora estaba colgando de Nicolas como una mochila.
— Está bien, así que ve a la tina caliente. Nadie te lo impide,- insistí, deslizándome lejos de Pedro y de nuevo frente a mi plato donde empecé a separar mis guisantes de mi langosta. Estaba llena, pero nunca dejaría langosta en el plato. Tenía normas, después de todo.
— Tienes que venir también,- se quejó Sofia otra vez mientras yo empezaba a comprender. Sofia estaba borracha. Ella se vuelve pegajosa cuando se emborrachaba. Oh, muchacho.
— Adelante. Voy a limpiar la cocina un poco y luego nos reunimos con ustedes allá afuera,- dijo Pedro, tomando mi plato y empezando a ponerse de pie.
— ¡Oye, oye, oye! Bocado de langosta, hola,- protesté mientras cogía mi tenedor.
— Aquí, nunca me metería entre una mujer y su langosta.- Él sonrió, ofreciéndome mi tenedor de regreso. Acepté el bocado con una sonrisa y me levanté. Yo estaba un poco más borracha de lo que pensaba, y este hecho se dio a conocer mientras la gravedad comenzaba a burlarse de mí.
— Vaya, ¿estás bien?- preguntó él, estabilizándome mientras Sofia partía hacia el dormitorio.
— Sí, estoy bien, estoy bien,- le respondí, plantando los pies y ganando la batalla.
— ¿Tal vez debes desacelerar?- se preguntó, tomando mi copa de vino.
— Oh, aligérate, es una fiesta,- exclamé, comenzando a reír. De repente, todo era gracioso.
— Bueno, es una fiesta.- Él sonrió mientras yo me dirigía al
dormitorio para ponerme el traje. Lo que resultó más difícil de lo que pensaba. Las cuerdas de los bikinis son difíciles de atar cuando estás más que un poco zumbada.
— Está bien, Paula es la siguiente. Verdad o reto,- gritó Moni, demostrando una vez más que Borracha Moni sólo tenía un nivel de volumen.
— Verdad,- le grité de regreso, salpicando accidentalmente a Sofia en la cara mientras yo me estiraba hacia atrás buscando mi copa de vino. Habíamos sacado la última botella de Cava y estábamos sostenidamente consumiéndola. Y esta estaba firmemente funcionando en nosotros, nuestro juego volviéndose cada vez más y más peligroso. El cielo crujió un poco con un relámpago lejano y el retumbar bajo del trueno apenas estaba comenzando a hacerse oír por encima de las risas y salpicaduras.
De una vez salimos y nos acomodamos en el jacuzzi, esto fue sólo minutos antes de que Nicolas sugiriera un juego de Verdad o Reto, y sólo unos segundos después de eso antes de que Sofia aceptara. Me reí al principio, diciendo que no había manera de que yo pudiera jugar un juego infantil. Pero cuando Pedro implicó que yo era gallina, el alcohol levantó su fea cabeza y grité algo en el sentido de, — ¡Voy a jugar Verdad o Reto, , hasta que tú no puedas decir la verdad de tu desafío!-
Esta afirmación tenía mucho sentido en mi cabeza, y debe haber parecido lógico a Moni y Sofía, también, ya que inmediatamente comenzaron a levantar los cinco y el vamos chicas. Estoy bastante segura de que vi a Pedro sacudir la cabeza, pero estaba sonriendo, así que lo dejé pasar. Y me serví otro vaso de chispeante vino.
— Dónde está el único lugar al que quieres viajar, y no has estado todavía,- preguntó ella, tarareando la melodía llegando a través de las puertas francesas.
Sofia había encontrado todos los discos antiguos de su abuelo, y a Pedro casi le da un ataque cuando vio la colección. Él había seleccionado un álbum de Tommy Dorsey, y la gran banda acentuaba la noche perfectamente.
— ¡Aburrido, hazla escoger desafío!-. Cantó Pedro, y yo le saqué la lengua.
— No es aburrido, y ella eligió verdad para que tendrá verdad.
Paula, ¿Dónde queda el único lugar en la tierra al que quieres ir?- preguntó ella de nuevo.
Apoyé la cabeza contra el borde de la bañera. Levanté la vista hacia las estrellas y una imagen inmediatamente vino a la mente: el viento soplando suave, cálido sol en mi cara, el océano extendido delante de mí salpicado de rocas escarpadas. Sonreí solo pensando en ello.
— España,- suspiré en voz baja, la sonrisa persistente mientras yo me imaginaba a mí misma en una playa en España.
— ¿España?- preguntó Pedro.
Volví mi cara hacia la suya. Estaba sonriendo hacia mí. — España. Ahí es donde yo quiero ir. Pero es tan caro, va a tener que esperar un tiempo,- sonreí de nuevo, mi cabeza todavía recreando la imagen.
— Oye, espera, Pedro, ¿no vas a España el próximo mes?- preguntó German, y mis ojos se abrieron.
— Um, sí. Sí, en realidad voy,- respondió.
— ¡Genial! Paula, puedes ir con él,- decidió Moni, aplaudiendo y volviéndose hacia German.
—German, eres el siguiente.-
— No, no, espera un minuto. En primer lugar, no puedo solo ir con Pedro a España. Y en segundo lugar, es mi turno,- protesté, mientras Pedro se sentaba.
— En realidad, tú puedes 'solo ir con Pedro a España',- dijo él, dirigiéndose a mí por completo. El otro lado de la bañera de hidromasaje se volvió muy tranquilo.
— Um, no, no puedo. Tú estás trabajando. Yo no puedo permitirme un viaje así, y además, no sé si puedo tomar tiempo libre el próximo mes.- Sentí que mi corazón se hinchaba mientras procesaba lo que él acababa de decir.
— De hecho, oí a Josefina decirte el otro día que el próximo mes sería un buen momento para tomar tus vacaciones antes de la temporada de fiestas,- empezó a decir Moni. Ella se dejó caer de nuevo en las sombras mientras yo la miraba fijamente.
— Sea como fuere, yo tampoco me lo puede permitir, por lo que la discusión terminó. Ahora bien, creo que es mi turno. Vamos a ver, ¿a quién debo elegir?- Miré alrededor a todo el mundo.
— No sería tan caro. Estoy alquilando una casa, por lo que eso estaría pago. El pasaje aéreo y el dinero para gastos -eso es todo lo que tendrías que cubrir,- agregó Pedro, no dejando pasar esto.
— Oye, ese es un buen negocio, Paula,- recitó Moni, su energía haciendo pequeñas ondas a través de la bañera.
— Está bien, Moni, ¿verdad o reto?- pregunté, apretando los dientes y siguiendo adelante con el juego.
— Oye, estamos hablando de algo aquí. No cambies el tema,- objetó ella.
— Bueno, he terminado la discusión. Verdad o reto, pedazo de mierda,- le dije otra vez, haciéndole saber que hablaba en serio.
— Está bien. Desafío,- ella hizo un mohín.
— Genial. Te reto a besar a Nicolas,- le respondí, sin perder el ritmo.
— ¿Qué?- Ella gritó, mientras todo el jacuzzi estallaba en gritos de asombro.
— Oye, solo estamos jugando un juego, ¿no? Y Moni, en realidad, no es tan sorprendente que te atrevieras a besar al tipo que has estado viendo desde hace semanas, ¿verdad?-
— Bueno, no, yo solo, no me gustan las demostraciones públicas,- farfulló ella, casi hundiéndose. Esto de la chica que casi fue detenida por desnudez pública cuando fue encontrada debajo de las gradas en un juego de fútbol de primer año en Berkeley.
— Oh, vamos, ¿cuál es el problema?- Intervino Pedro, y lo miré con gratitud.
— Nada, es sólo…- dijo ella de nuevo, y Nicolas interrumpió.
— Oh, ven aquí, Tiny,- exclamó él y tiró de ella otra vez. Se miraron el uno al otro durante un segundo, y luego Nicolas barrió el pelo de su cara. Él sonrió, y ella se inclinó. Oí a Sofia inhalar al mismo tiempo que German lo hizo, y todos vimos como Moni besó a Nicolas.
Y fue raro.
Ellos se separaron, y Moni nadó de vuelta hasta su lado. Junto a German. Todo estuvo en silencio por un momento.
Pedro y yo nos miramos el uno al otro, sin saber a continuación qué hacer. Habíamos sido burlados. Y me molesta cuando me engañan. Empecé a arder. El hecho de que yo estaba borracha no tenía nada que ver con mi
reacción exagerada.
— Bueno, supongo que es mi turno. Hmmm... German, ¿verdad o reto?- Comenzó Nicolas, y me puse de pie, salpicando a todo el mundo a mi alrededor mientras lo hacia.
— ¡No, no, no! ¡Eso no es lo que se suponía que pasara!- grité, golpeando mi pie, perdiendo el equilibrio y hundiéndome en el proceso. Las fuertes manos de Pedro me trajeron de vuelta a la superficie, y yo continué mi diatriba inducida por el alcohol. Los destellos de rayos, ahora mucho más cerca, ardían en el cielo.
— ¡Tu, no se suponía que la dejaras besarlo!- Farfullé, escupiendo agua y apuntando a German y luego a Moni. Giré sobre Sofia. — ¡Y tú se suponía que te enojaras con ella!-
— ¿Por qué me enojaría con Moni? ¿Por besar a su novio?- Murmuró Sofia, tomando un repentino interés en sus uñas.
— ¡Ah!- Grité y me volví hacia Moni.
— Moni, ¿estás siquiera remotamente interesada en Nicolas?- la reté, con las manos en mis caderas mientras echaba vapor en el aire nocturno.
— Nicolas es exactamente lo que siempre he querido en un hombre. Él es mi tipo con T mayúscula,- respondió ella robóticamente, estremeciéndose cuando German la miró con dolor en los ojos.
— Bla, bla, bla, ¿has follado ya con Nicolas?- Chillé, señalando frenéticamente como tiendo a hacer cuando bebo.
— Está bien, Paula, lo has dejado claro,- dijo Pedro calmado, tratando de hacer que me volviera a sentar.
— ¿Lo ha dejado claro? ¿De qué están hablando ustedes dos?- Preguntó Sofia, inclinándose hacia adelante.
— Oh, por favor, ¡ustedes cuatro son ridículos! No me importa lo que todos ustedes crean que quieren en el papel. ¡En realidad, lo están haciendo todo mal!- Respondí, golpeando la superficie del agua para dar énfasis. ¿Por qué ellos no lo estaban entendiendo? No sé cuando me había vuelto tan fuera de quicio, pero en los últimos sesenta
segundos más o menos, me había convertido en una ardiente loca.
— ¿Estás bromeando?- gritó Moni, poniéndose de pie en la bañera caliente, lo que mantuvo el agua a aproximadamente al mismo nivel.
— ¡Moni, vamos! ¡Cualquiera que tenga ojos puede ver la forma en que German y tú sienten el uno por el otro! ¿Por qué demonios estás perdiendo el tiempo en alguien más?- Empujado yo.
Pedro me hizo volver a su regazo y trató de tranquilizarme.
— Bueno, esto ha ido demasiado lejos,- dijo Nicolas, empezando a salir de la bañera.
— ¡No, no! Nicolas, mira a Sofia. ¿No puedes ver que ella está totalmente contigo? ¿Por qué diablos son todos ustedes tan torpes? ¿En serio? ¿Somos Pedro y yo, los únicos que pueden ver claramente aquí?- Grité una vez más, trayendo a Pedro a la conversación si lo quería o no.
Nicolas miró a German, y luego a Pedro.
— ¡Amigo!- exclamó Nicolas.
— Amigo,- respondió Pedro, haciendo un gesto hacia Sofía, que se puso en pie como si fuera a decir algo. Nicolas puso su mano sobre su hombro, y ella se detuvo y volvió a sentarse. Nicolas asintió hacia German.
— ¿Amigo?- preguntó él, y German asintió con la cabeza en respuesta.
Nicolas respiró hondo y miró a Sofia.
— Sofía, ¿verdad o desafío?- Preguntó Nicolas.
— No estamos jugando nada más…- Traté de gritar, pero Pedro escogió ese momento para poner su mano sobre mi boca.
— Todo bien hasta aquí,- anunció Pedro mientras él me acomodaba más firmemente en su regazo con la otra mano en mi cintura. El trueno se presentó, cubriendo la escena con un aire siniestro.
— ¿Sofia?- preguntó Nicolas de nuevo. Ella estaba tranquila, y sin mirar en la dirección de Moni y German.
— Desafío,- susurró ella y cerró los ojos.
El alcohol hace que todo sea mucho más dramático.
— Te reto a que me beses,- dijo Nicolas, y todo lo que se podía oír era al ocasional somorgujo sobre el lago. Los somorgujos en la bañera finalmente estaban callados.
Todos vimos como Sofia se volvió hacia Nicolas y le puso una mano en la parte posterior de su cabeza, tirando de él hacia ella. Ella lo besó, lenta pero seguro, y esto se prolongó durante días. Sonreí en la mano de Pedro, y él me dio unas palmaditas en mi estómago, lo que me hizo marearme.
Cuando finalmente se separaron, Sofia estaba riéndose en la boca de Nicolas, y él respondió con su gigante y boba risita de hombre.
— Bueno, es un momento extraño,- dijo Pedro, liberando mi boca.
— Moni, yo…- Sofia comenzó, volviéndose hacia Moni y encontrando un jacuzzi vacío.
Moni y German se habían ido. Vislumbré justo el borde de la toalla de German dirigiéndose a la casa de la piscina, con una compañera resbalosamente húmeda del brazo.
— Bueno, entonces, supongo que nos despediremos por esta noche.- suspiró Sofia, agarrando a Nicolas de la mano.
— Buenas noches.- Me reí mientras ella entraba en la casa con Nicolas a remolque. Ellos se acurrucaron, ya una imagen formándose. Miré a la casa de la piscina, y no noté ninguna luz que se hubiera encendido todavía. Es probable que no se estuviera encendiendo en un futuro cercano.
— Bueno, eso fue una buena muestra de emparejamiento, a pesar de que tu poco delicada presentación dejó mucho que desear.- Pedro se rió entre dientes, dejando que su cabeza descansara contra mi espalda. Yo todavía estaba sentada en su regazo. Su mano había dejado mi boca, y ahora estaba a la deriva hacia el sur, mientras que la otra mano se mantuvo firmemente en mi cintura.
— Sí, por lo general dejo mucho que desear,- observé con ironía, sin querer dejar este lugar exquisito, pero sabiendo que lo necesitaba, -y pronto. Pedro estaba en silencio detrás de mí, y empecé a moverme de su regazo.
— Tú dejas todo por desear, Paula,- dijo él en voz baja, y me congelé. Hubo silencio por un momento, los dos sin movernos, pero aún moviéndonos el uno hacia el otro.
Sin mirar atrás, solté una risita. — Sabes, realmente yo nunca entendí esa frase. ¿Eso significa que soy deseable o…?- Sus dedos comenzaron a trazar pequeños círculos sobre mi piel.
— Tú sabes exactamente lo que quiere decir,- dijo en voz baja en mi oído.
El aire crujía a nuestro alrededor, por la tensión así como por el clima real. Más círculos pequeños. Al final, fueron los círculos pequeños los que finalmente me quebraron.
Perdí todo el control. Me volví rápidamente, atrapándolo con la guardia baja mientras envolvía mis piernas alrededor de su cintura y tiraba la precaución, y mi mantra del harén, al viento. Hundí mis manos en su pelo, disfrutando del tacto de la seda húmeda alrededor de mis dedos mientras lo atraía hacia mí.
— ¿Por qué me besaste esa noche en la fiesta?- pregunté, mi boca apenas a centímetros de la suya. Una vez que él se dio cuenta de que yo estaba conduciendo este autobús, respondió presionando sus caderas contra las mías, trayéndonos más cerca de lo que jamás habíamos estado.
— ¿Por qué tú me besaste?- preguntó, pasando sus manos arriba y debajo de mi espalda, acomodándose en el espacio donde sus manos abarcaban exactamente mi cintura –los pulgares en frente, con los dedos en la espalda- y me apretó contra él aún más.
— Porque tenía que hacerlo,- le respondí honestamente, recordando cómo había reaccionado instintivamente, besándolo cuando yo quería hacer todo lo contrario. — ¿Por qué me besaste?- Le pregunté denuevo.
— Porque yo tenía que hacerlo,- dijo él, la sonrisa regresando. Por suerte no vi la sonrisa por mucho tiempo. Debido a que finalmente había descubierto el secreto de las eras.
¿Cómo haces que un golpeador de paredes deje de sonreír?
Tú lo besas.
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wow buenísimo!!! seguí subiendo!!!
ResponderEliminarmuero d intrigaaaaaaaa!!!ya quiero el proximo cap!!!!!! ajaajaj @GraciasxTodoPYP
ResponderEliminarWowwwwwwwwwwwww, al fin se dejaron de histeriquear!!!!!!!!!! Buenísimos los 2 caps!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarAmo esta historia!!! quiero leer más!!!!!! ;)
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