martes, 8 de julio de 2014
CAPITULO 4
Pum.
—Oh, Dios.
Pum pum.
—Oh, Dios.
Increíble.
Me desperté más rápido esta vez, porque sabía lo que estaba escuchando. Me senté en la cama, mirando detrás de mí. La cama aún estaba con seguridad lejos de la pared, así que no sentí ningún movimiento, pero con toda seguridad allí había algo moviéndose.
Luego escuche… ¿un siseo?
Miré a Olaf, cuya cola estaba toda alborotada. Arqueó su espalda y pasó de un lado al otro en el pie de la cama.
—Oye, señor. Está bien. Es sólo que tenemos un vecino ruidoso, eso es todo, —lo tranquilicé, estirando la mano hacia él. Ahí es cuando lo oí.
—Miau.
Incliné mi cabeza hacia un lado, para escuchar más atentamente.
Estudié a Olaf, que me miró como diciendo—: Ese no fui yo.
—¡Miau! Oh, Dios. ¡Mi-au!
La chica de al lado estaba maullando, ¿Qué rayos le estaba metiendo mi vecino para hacer que eso suceda?
Olaf, a este punto, se volvió completamente loco y se lanzó contra la pared. Él estaba literalmente escalándola, tratando de llegar hasta donde el ruido venía, y añadiendo sus propios maullidos al coro.
—Oooh sí, justo así, Simon… Mmmm… ¡miau, miau, miau!
Santo Dios, habían dos coños fuera de control en ambos lados de esta pared esta noche. La mujer tenía acento, aunque no pude ubicar de qué lugar. Del este de Europa con seguridad. ¿Checa? ¿Polaca? ¿Estaba yo en serio despierta a las, veamos, una y dieciséis de la mañana y tratando de diferenciar el origen nacional de la mujer
siendo follada al otro lado?
Traté de agarrar a Olaf y calmarlo. Sin suerte. Él estaba castrado, pero seguía siendo un chico, y quería lo que estaba al otro lado de esa pared. Él siguió maullando, como los gatos en celo, sus maullidos se mezclaron con los de ella hasta que fue todo lo que pude hacer para no llorar por la diversión de este momento. Mi vida se había convertido en un teatro de lo absurdo con un coro de gatos.
Me sobrepuse porque ahora podía oír los gemidos de Pedro.
Su voz era baja y gruesa, y mientras la mujer y Olaf continuaban llamándose el uno al otro, yo sólo lo escuché a él. Él gimió y comenzó a golpear la pared. Él lo estaba llevando a casa.
La mujer maulló más fuerte y más fuerte cuando sin duda llegó a suclímax. Sus maullidos se convirtieron en gritos sin sentido, y finalmente gritó—: ¡Da! ¡Da! ¡Da!
Ah. Era rusa. Por el amor de San Petersburgo.
Un último golpe, un último gemido —y un último maullido.
Luego todo estuvo benditamente callado. Excepto por Olaf.
Él siguió suspirando por su amor perdido hasta las benditas cuatro de la mañana.
La guerra fría estaba de vuelta…
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Jajajajajaja, simplemente geniales los 2 caps!!!!!!!
ResponderEliminarmuy buenos los caps!!!mori d risa!,ya quiero q se encuentren!!!ajjaaj espero los prox ,bsos @GraciasxTodoPYP
ResponderEliminarJaja buenisimo,segui subiendo!!!
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