jueves, 24 de julio de 2014

CAPITULO 42





—Huevos fritos, tocino y tostadas con mermelada de frambuesa.


—Harina de avena con pasas, grosella, canela, y azúcar negra a un lado de las salchichas.


—Waffles belga, una taza de frutas, tocino y salchichas —dijo Sofia, completando nuestra orden y levantándonos una ceja a Moni y a mí.


—¿Qué? Tengo hambre.


—Es bueno ver que consigas un desayuno real para variar. ¿Debes haber estado desarrollando el apetito con el Sr. Mitchell la última noche, hmmm? —bromeé, guiñándole un ojo a Moni sobre mi jugo de naranja.


Las tres nos juntamos para desayunar el Sábado, algo que no hemos hecho desde Tahoe. Ellas habían estado muy ocupadas acomodándose en la vida de nueva convivencia con sus recientemente cambiados novios, lo que me dejaba fuera la mayor parte del tiempo. Cuando estaban saliendo con los tipos equivocados, siempre eran más felices de tenerme alrededor —entre más seamos, mejor— decían. 


Eso ayudó cuando no había química real. ¿Pero ahora? Moni y Sofia están definitivamente con los chicos correctos y disfrutando cada segundo de ello.


Inicialmente había estado un poco preocupada de que las travesuras no aptas para menores hagan las cosas incomodas, pero las chicas me han hecho sentir orgullosa. Se lo tomaron con calma, y desde que ambas terminaron con su nueva mejor mitad, todas mis preocupaciones se fueron por el caño.


Nos reíamos mientras nos poníamos al día de los chismes amistosos, esperando hasta que la comida llegara para cualquier gran noticia, al igual que en el protocolo.


—Bien, ¿quién va primero? ¿Quién tiene noticias? —comenzó Moni, y nos metimos a nuestro ritual. Sofia dejó de pelear con los waffles, indicando que serviría la primera ronda.


—Nicolas tiene que ir a LA para una conferencia de periodistas deportivos en televisión, y me pidió que valla con él —ofreció. Moni y yo asentimos.


—German está pensando en dejarme reorganizar su oficina en casa.
Deberías verlo —su sistema de archivos me hizo dar urticaria — reportó Moni, encogiéndose.


—Natalie Nicholson me remitió dos nuevos clientes -Nob Hill, muy elegante, te lo agradezco mucho —añadí, sirviéndome más café mientras ellas me felicitaban
Masticamos.


—Nicolas habla en sus sueños. Es la cosa más linda. Dice en voz alta los resultados del futbol.


—German me dejó pintar sus uñas de los pies la otra noche.


—Le dije a Pedro que iría a España con él.


Aquí está la cosa acerca de escupir ante la sorpresa. En las películas, resulta gracioso. En la vida real, resulta simplemente asqueroso.


—Espera un minuto, espera un maldito minuto… ¿qué? —farfulló Sofia, el jugo todavía chorreando por su barbilla.


—Paula, ¿le dijiste qué? —corrigió Moni, aún ahogándose mientras le hacía señas con la mano al camarero por más servilletas.


—Le dije que iría a España con él. No es la gran cosa. —Sonreí. Era una gran cosa en realidad.


—No puedo creer que hayas tenido el descaro de sentarte ahí y hablar de mierda al azar toda la mañana y no decirnos esto. ¿Cuándo ocurrió? —preguntó Sofia, apoyándose sobre sus codos.


—La noche que salí en una cita con James —sonreí.


—Está bien, eso es todo. No más jodas, suéltalo. —Moni se volvió hacia mí con un cuchillo de mantequilla y el ceño fruncido.


—¿Qué diablos, Paula? No puedo creer que te hayas guardado todo esto de nosotras. ¿Cuándo saliste con James? Y no te atrevas a dejar nada afuera. Dinos todo ahora, o ¡dejaré que Moni se encargue de ti! —advirtió Sofia. 


Moni nuevamente hizo un gesto amenazante con el
cuchillo —en una muy amenazante West Side Story manera, déjame decirte. Me imaginé que una pelea ahora con ella involucraría trabadas y huidas rápidas.


Sin embargo, tome una profunda respiración y lo solté.Todo. 


Por qué salí con James, los sentimientos que se han estado filtrando con Pedro, cómo James me llamó una decoradora, cómo lo eché a patadas. Escucharon con atención, sólo interrumpiendo ocasionalmente cuando necesitaban aclaraciones.


—Estoy orgullosa de ti —dijo Sofia cuando había terminado. Moni asintió de acuerdo.


—¿Por qué?


—Paula, hubo un tiempo en el que si James te decía salta, tu jodidamente hubieses saltado. Supongo que nos preocupó que él volviendo a tu vida de nuevo te haga ser nuevamente esa chica — explicó Sofia.


—Sé que estaban preocupadas. Las dos son dulces, y nadie va a cuidar tan bien de mi como ustedes, a pesar de que se preocupan como viejas gallinas en un gallinero. —Sonreí a mis feroces damas.


—Asique, enviaste a James Brown a empacar, y luego ¿qué pasó? — preguntó Sofia, y yo terminé la último de la historia: La entrada de Pedro, su disculpa, la desaparición de Purina, su invitación…


—Entonces tu solo, tuviste una epifanía en el baño, ¿sólo así? ¿Ir a España con Pedro? —preguntó finalmente Moni.


—Sep. Realmente no pensé mucho en ello. Sólo… no puedo explicarlo… simplemente sé que debo ir a ese viaje. Quiero decir, siempre he querido ir a España, y sé que él será un buen guía turístico, y vamos, ¿Cuán divertido será? ¡Estallaremos juntos!


—No inventes —dijo Sofia simplemente.


—¿Empezamos otra vez?


—Lo llamo sandeces, Paula. Vas a ir porque quieres que algo ocurra ahí con él. No lo niegues. —Me miró severamente.


—No niego nada —bromeé, haciéndole señas al camarero por nuestra cuenta


—No más harem, ¿huh? —preguntó Moni.


—Eso parece. No soy tonta. Conozco un hombre como él, no cambia durante la noche, pero, ¿si Risitas está fuera del camino antes de España? Bueno, entonces, eso es Pedro de un color diferente ¿no es así? —Sonreí con descaro, moviendo las cejas a mis chicas.


—Por eso, Paula Chaves, creo que vas a seducir a este hombre — dijo Sofia, y Moni aplaudió con alegría.


—¡Pedro va a traer de vuelta la O! —aplaudió Moni, atrayendo más que un poco de atención.


—Oh, cállate. Ya veremos. Si, y este es una gran “si”, señoras. Si permito que algo pase entre Pedro y yo, será en mis términos. Lo que incluiría nada de harem, nada de bebidas, y nada de jacuzzis.


—No lo sé, Paula. ¿Nada de bebidas? Creo qué sería un crimen estar en España y no darse el gusto de una pequeña sangría — manifestó Moni.


—Bueno, puedo disfrutarla un poco —reflexioné. Imágenes de Pedro y yo, bebiendo sangría mientras miramos el amanecer Español.


Hmmm…




***


Mensajes de texto entre Pedro y Paula:


Asique, ¿eres el tipo de chica que usa grandes sombreros en la playa?


¿Perdón?


Tu sabes, ¿esos locamente grandes sombreros de playa?


¿Tienes uno?


Da la casualidad de que sí. ¿Es esta una de tus
preocupaciones?


Preocupación no. Sólo estoy intentando conseguir una imagen visual de ti en la playa de España…


¿Cómo cuadra eso contigo?


Muy elegante.


¿Elegante? ¿Acabas de decir elegante?


Lo escribí en realidad. ¿Tienes algo contra “elegante”?


Esto explica las viejas grabaciones…


¡OYE!


Las disfruto. Sabes, sobre…


Sé sobre…


¿Realmente vamos a ir juntos a España?


Sep.


¿Estas en casa? No vi el Rover esta mañana.


¿Chequeándome?


Tal vez… ¿dónde estás, Pedro?


Sesión de fotos en LA, regreso en unos días.
¿Puedo verte cuando llegue?


Veremos…


Reproduciré las grabaciones para ti.


Elegante.



***


—Entonces, desde que las cosas se encuentran completas en el proyecto Nicholson, estaba pensando…. Ya que tengo un salto en el proyecto comercial que voy a empezar a continuación, y anteriormente mencionaste que podía tomarme un tiempo libre antes de ponernos las pilas para la temporada de vacaciones, esto bueno, tal vez podría…


—Suéltalo, Paula. ¿Estás intentando preguntarme si puedes ir a España con Pedro? —demandó Josefina, no haciendo un gran esfuerzo para esconder su sonrisa.


—Quizá. —Hice una mueca, dejando caer mi frente en el escritorio.


—Eres una mujer adulta, capaz de tomar sus propias decisiones. Sabes que creo que es un bien tiempo para tomarse unas vacaciones, asique ¿por qué tendría que decirte si deberías escaparte con Pedro o no?


—Josefina, para aclarar, no me voy a escapar con Pedro. Lo haces sonar como una relación ilícita.


—Correcto, Correcto, son sólo dos personas jóvenes que van a disfrutar un poco de la cultura de España. ¿Cómo podría olvidarlo? — arrastró las palabras, la insinuación por toda su cara, así como un poco de satisfacción. Estaba disfrutando mis muecas.


—Bien, bien, asique, ¿puedo ir? —pregunto, sabiendo que nunca oiría el final de eso, pero por si acaso.


—Por supuesto que puedes. Pero, ¿puedo sólo decir una cosa? — preguntó, sus cejas alzándose.


—Tanto como puedo detenerte —me quejé.


—No podrías, en realidad. Todo lo que pido es que la pases bien, juegues duro, pero que tengas cuidado con él, ¿de acuerdo? — preguntó, su rostro asumiendo una seriedad que pocas veces he visto.


—¿Cuidado con él? ¿Qué tiene? ¿Siete años? —reí, ahogando la misma inmediatamente cuando vi que no estaba bromeando.


—Paula, este viaje cambiará las cosas. Tienes que saberlo. Y te amo tanto. No quiero que salgas herida, no importa lo que ocurra mientras están allí —dijo en voz baja. Empecé a hacer una broma, pero me detuve. Sabía lo que estaba pidiendo.


—Josefina, no sé muy bien que está pasando entre Pedro y tú, y no tengo idea de qué ocurrirá en España. Pero puedo decirte, estoy excitada por este viaje. Y tengo la sensación de que él también — agregué.


—Oh, mi querida, él definitivamente está emocionado. Sólo… oh, no importa. Ambos son adultos. Vuélvanse locos el uno por el otro en España.


—Primero me dices que sea gentil, ¿y ahora me dices que me vuelva loca? —me quejé.


Se inclina sobre el escritorio para acariciar mi mano afectuosamente.


Luego toma una profunda bocanada y cambia el estado de humor de la sala por completo. —Ahora bien, ponme al día sobre dónde nos deja eso con James Brown. ¿Qué queda por hacer?


Sonreí y abrí mi agenda al final de la semana, cuando terminaría con Todo el Asunto de James Brown.

1 comentario:

  1. Espectaculares los 2 caps!!! Mañana x ser viernes podrías subir + de 2 caps, no te parece????

    ResponderEliminar