lunes, 28 de julio de 2014

CAPITULO 50




Toda la semana, hemos estado viendo señales de un festival armándose alrededor de la ciudad. Comenzaba esta noche, como si celebráramos mi partida, y nos dirigíamos a cenar afuera, a algún lugar considerablemente más elegante que los lugares en los que hemos estado comiendo toda la semana. He descubierto que Pedro y
yo éramos muy similares en muchos de nuestros gustos. Me gustaba vestirme y producirme de vez en cuando, pero prefería muchas mas las cosas pequeñas, los lugares casuales, también el. Asi que esta noche, vamos a vestirnos e ir a algún lugar un poco elegante, y luego quizás al festival, tengo un sentimiento especial a el. Estaba
definitivamente ansiosa por esta noche, en mas maneras que solo una.


Dicen que cuando un soldado pierde una pierna en una batalla, a veces, mas tarde en la noche, puede todavía sentir punzadas en esa pierna – dolor fantasma, lo llaman. Perdí a O en una batalla, la batalla de Carlos Weinstein – ese maquina-ametralladora hijo de puta – y todavía sentía las replicas. Y por replicas me refiero a nada en absoluto. Pero había un fin a la vista. He estado sintiendo punzadas del fantasma de O toda la semana, y estaba esperando con ansias que volviera hoy en la noche. La Vuelta de O. Por supuesto yo lo vería como una película de ciencia ficción en mi cabeza – pero realmente, si ella iba a regresar, capitalizaría cualquier cosa.


Cualquier Cosa.


Porque esta noche, admiradores del deporte, yo iba a tener un poco.


No por poner un punto fino en eso, pero estaba lista para un poco del Pedro Wang.


Corrí los dedos por mi pelo una vez mas, notando como el fuerte sol le había sacado tonos color miel. Alisé la parte delantera de mi vestido, lino blanco con un poco de movimiento en la falda. Lo combiné con un poco de joyería color turquesa que compre en la ciudad y pequeñas sandalias de piel de serpiente. Estoy mejor vestida que lo que me he vestido en la semana, y – poniendo de lado los nervios – me sentía muy bien. Me di una última mirada en el espejo, notando que mis mejillas estaban bastante rosadas, y ni siquiera me he puesto rubor.


Fui a la cocina para tomar un rápido vaso de vino y esperar a Pedro.


Mientras tomaba el Cava, lo vi en la terraza, mirando el océano.


Sonreí cuando vi que llevaba una camisa de lino blanco. Estaremos muy combinados hoy. Pantalones beige completan su vestuario, y se giró justo cuando estaba saliendo a su encuentro. Mis tacones golpeando a través de la piedra mientras bebía mi vino burbujeando, y se echó hacia atrás con los brazos cruzados sobre la barandilla de
hierro forjado. Como fotógrafo, era innatamente consciente del tipo de imagen que estaba creando, estaba segura de ello. Cada vez que se inclinaba, rezumaba sexo. Yo solo esperaba no caerme con mis tacones… sexo rezumando puede ser resbaloso.


Le ofrecí mi vino, y me dejo llevar la copa a sus labios.

Lentamente, tomo un sorbo, sus ojos en los míos. Cuando quite la copa, rápidamente enredo un brazo alrededor de mi cintura y me atrajo hacia el, besándome profundamente, el sabor del vino intenso en su lengua.


—Te ves…bien — suspiró, alejándose de mis labios para presionar su boca contra la piel justo debajo de mi oreja, su nuca me hace cosquillas en la forma mas fantástica.


—¿Bien? — pregunté, inclinando mi cabeza hacia atrás para alentar todo lo que el estaba haciendo.


—Bien. Lo suficiente buena como para comer — susurró, rozando mi cuello con sus dientes, solo lo suficiente para hacerme consciente de ellos.


—Wow — fue todo lo que pude decir mientras envolvía mis brazos alrededor de su cuello y me hundía en su abrazo.


El sol empezaba a ponerse, arrojando un resplandor caliente por todas partes, haciendo la terracota resplandecer rojo y naranja, recubriéndonos en fuego. Mis ojos se sintieron atraídos por el azul frio del mar golpeando contra las rocas debajo, la sal en el aire presente en mi lengua. Me aferre a el, dejándome sentir y experimentar todo. Su cuerpo, duro y caliente contra el mío, la sensación de su pelo desgreñado contra mi mejilla, el calor de la barandilla contra mi cadera, la emoción de cada célula en mi cuerpo
se encrespa hacia este hombre y el placer que seguramente me va a traer.


—¿Estás lista? — preguntó, su voz ronca en mi oído.


—Tan lista — gemí, rodando mis ojos en mi cabeza ante la cercanía de el, la sensación de el.


Y luego Pedro me llevo a la ciudad.






Después de que Pedro me había llevado al borde con sus besos en la terraza, el literalmente me había llevado hasta el abismo. Ahora estábamos en un restaurante con vistas al agua, que era fácil de hacer en un pueblo costero. Pero donde pequeños hoyo-en-la-pared que hemos estado frecuentando esta semana tenían su encanto acogedor, este era un restaurante romántico con un énfasis en romance. Romance fue servido en bandeja aquí. Estaba en el vino,los cuadros en las paredes, el suelo bajo nuestros pies, y en case de que te pierdas el romance, también estaba siendo canalizado a través del aire. Si entrecierro los ojos, puedo ver la palabra romance flotar en el aire en la brisa del mar… tuve que realmente entrecerrar los ojos, pero estaba allí, te lo digo.


Del piso al techo los paneles de la ventana han sido corridos para dejar entrar el aire costero, y cientos de candelitas brillaban en copas huracanadas. Cada mesa estaba forrada en blanco, con vasos bajos rebosantes de flores de dalia en ricos tonos carmesí, granada, y fucsia lujurioso. Pequeñas luces blancas navideñas torcidas en las vigas de madera encima de nuestras cabezas lanzaban un tono sepia mágico sobre toda la escena. En este restaurante no había niños, ni mesas de cuatro o seis. No, este restaurante estaba lleno de amantes, viejos y nuevos.


Ahora nos sentamos, apretados cerca en un bar color caoba, lentamente bebiendo vino y esperando nuestra propia pequeña mesa.


La mano de Pedro se apoyó contra la parte baja de mi espalda, me reclama en silencio y de manera sucinta.


El camarero coloco una bandeja de ostras en la barra frente a nosotros. Torcidas y arrugadas, brillaban, con rodajas de limón ubicadas aquí y allá. Pedro levanto una ceja, y asentí con la cabeza mientras el apretaba un limón, sus fuertes y eróticos dedos haciendo el trabajo erótico con las ostras. Arranco uno de su casa y lo llevo a mi boca en un pequeño tenedor.


—Abre, Chica Camisón Rosa — instruyo, y por su puesto hice como dijo.


Frio, fresco, como una explosión de agua de mar en mi boca, yo gemía alrededor del tenedor mientras se deslizaba fuera. Agarro su propia ostra y la tiro hacia atrás como un hombre, lamiéndose los labios mientras miraba este pequeño juego de pornografía con comida. Me guiño un ojo mientras yo miraba lejos, tratando de no notar cuan desesperadamente caliente estaba. Todo el día había sido
como una bola gigante y controlada de tensión sexual, una
quemadura lenta que se estaba encendiendo en un incendio forestal.


Sorbió dos más en rápida sucesión, y cuando vi su lengua salir para lamer sus labios, sentí el impulso repentino de ayudarlo. Sin vergüenza ni sentido del decoro social, cerré la distancia entre nosotros y lo bese, fuerte.


Sonrió sorprendido, pero me devolvió el beso con la misma
intensidad. La dulzura y ternura que había marinado entre nosotros ahora se deterioró rápidamente a tócame-toda tócame-tócameahora, y yo quería todo eso. Mi cuerpo entero se volvió hacia a el, mis piernas entre las suyas mientras sus dedos encontraron mi piel justo por encima del dobladillo de mi vestido. Nos estábamos besando, besando sin cuartel al estilo Hollywood. Lento, descuidado, húmedo y maravilloso. 


Mi cabeza se inclinó para que pudiera darle un beso más profundo, mi lengua deslizándose contra la suya, guiando y luego dejándolo guiar. El sabia a dulce y salado y limones, y era todo lo que no podía hacer agarrarlo por su bonita camisa de lino a mi manera con el en la parte superior de la barra, pero de una manera muy elegante, si te importa.


Escuche a alguien aclarar su garganta, y abrí mis ojos para ver mis sexy zafiros, y un avergonzado anfitrión.


—Disculpe, señor, ¿su mesa esta lista? — pregunto,
cuidadosamente evitando sus ojos de nuestra puesta en escena en su muy romántico, pero todavía muy publica, restaurante.


Yo podría haber gemido un poco mientras Pedro quitaba sus manos y tiraba de mi silla para que me pudiera levantar. 


Tomando mis manos y tirando de mi, sonrió mientras me tambaleaba un poco sobre mis pies. El sonrió al camarero.


—Ostras, hombre, ostras — Pedro se rio un poco mientras
arrastrábamos nuestros pies hasta nuestra mesa. Estaba lista para dejar salir un bufido indignado hasta que lo vi acomodarse discretamente. No era la única que se estaba quemando lento…


Trague mi bufido y sonreí serenamente, bajando los ojos lo suficiente para que el sepa que yo sabía. Cuando llegamos a nuestra mesa, Pedro saco la silla para mi. Mientras me deslizaba en ella, deje mi mano a la deriva lo suficiente como para accidentalmente-a-propósito rozarlo, sentir que tan encendido estaba. Lo oí sisear, y sonreí para mis adentros. Justo cuando fui para el roce número dos, agarro mi mano con fuerza entre las suyas, apretándose contra mi. 


El aliento se quedó en mi garganta mientras lo sentí endurecerse aún más bajo nuestras manos.


—¿Necesito cambiar tu nombre a Chica Traviesa? — murmuro, bajo y grueso en mi oído. Cerré mis ojos y trate de hacerme de control mientras el se sentaba frente a mi, sonriendo de manera diabólica. A medida que nuestro camarero se ocupaba de nosotros, enderezando los manteles y la presentación de los menús, yo solo tenía ojos para Pedro, arrogante y hermoso, frente a mi en la mesa. Esta comida iba a durar para siempre.




La comida si duro para siempre, pero por mucho que me dolía el llegar a tener a Pedro a solas otra vez también quería que esta noche nunca terminara. Nos sirvieron una hermosa paella, estilo costero con trozos de gambas y langosta, chorizo y guisantes. Hecho en la forma tradicional, casi imposible de recrear, el simple plato poco profundo había sido cocinado para permitir que el arroz con azafrán en el fondo fuera crujiente y delicioso en todos los sentidos de la palabra. Terminamos una adorable botella de vino rosado y ahora estábamos perezosamente bebiendo pequeños vasos de Ponche Caballero, un brandy español con toques de naranja y canela.


El licor era picante mientras lo movía con la lengua en mi boca.


Estaba placenteramente caliente y más placenteramente achispada.


No borracha, solo embriagada lo suficiente como para ser
hiperconsciente de mis alrededores y encontrar nada y todo sensual:la forma en que el agua ardiente se deslizo por mi garganta, la sensación de la pierna de Pedro contra la mía debajo de la mesa, la forma en que mi cuerpo había empezado a tararear. Toda la población, al parecer, estaba fuera de casa esta noche y en un ambiente de celebración de la fiesta dando inicio en el centro de la ciudad. La energía estaba en carne viva y un poco salvaje. Me senté en mi silla, jugando con Pedro con mi dedo gordo del pie, con una sonrisa tonta en mi cara mientras me miraba duro.


—Comí tu paella una vez — dijo de repente.


—¿Perdón? — espeté, atrapando la gota de brandy en mi labio antes que se deslizara hasta mi vestido.


—En Tahoe, ¿recuerdas? Nos hiciste a todos paella —


—Cierto, cierto, lo hice. No como la que comimos hoy, pero era bastante buena — sonreí, pensando en esa noche — Según recuerdo, pulimos un poco de vino también —


—Si, comimos paella y tomamos vino, juntamos a los otros, y luego me besaste —


—Lo hicimos, y si, lo hice — me ruborice.


—Y luego actué como un idiota — respondió, su rubor ahora presente también.


—Lo hiciste — estuve de acuerdo con una sonrisa.


—¿Sabes por qué verdad? Quiero decir, tienes que saber que yo, bueno, que yo te deseaba. Sabes eso, ¿verdad? —


—Estaba presionado contra mi pierna, Pedro. Era consciente — reí, tratando de terminar el tema, pero todavía pensando en cómo me sentí cuando hui de el en el jacuzzi.


—Paula, vamos — me reprendió, sus ojos serios.


—Vamos, tu mismo. Estaba realmente presionado contra mi pierna — reí otra vez, un poco más débil.


—¿Esa noche? Jesús, hubiera sido tan fácil, ¿sabes? En ese momento ni siquiera estaba completamente seguro de por qué nos detuve. Creo que ya sabía que… —


—¿Sabías que? — solicité.


—Sabía que contigo, sería el todo o nada tipo de cosa. —


—¿Todo? — chillé.


—Todo, Paula. Necesito todo de ti. ¿Esa noche? Hubiera sido genial, pero demasiado pronto — se inclinó sobre la mesa y tomo mi mano — Ahora, estamos aquí — dijo, llevando mi mano a su boca. Me dio suaves besos sobre mi mano luego abrió mi palma y presiono besos mojados en el centro — Donde puedo tomarme mi tiempo contigo — dijo, besando mi mano otra vez mientras lo miraba.


—¿Paula?


—¿Si?


—Estoy muy contenta de que esperáramos.


—Yo también.


—Pero realmente no creo que pueda esperar más tiempo.


—Gracias a Dios — sonrió y le hizo señas al camarero.


Reímos como adolescentes mientras pagábamos la cuenta y
comenzábamos nuestro comino colina arriba hacia el auto. 


El festival estaba en su máximo vigor ahora, pasamos por parte de el en nuestro camino de vuelta. Linternas iluminaron el cielo sobre nuestras cabezas mientras un tambor latía fuerte, y vimos gente bailando en las calles. Esa energía estaba de nuevo, esa sensación de abandono en el aire, y el brandy y esa energía golpearon a Nervios hacia abajo, hasta llegar a mis entrañas, donde la Paula de Abajo y Wang amenazaron con pegarle hasta dejarlo sin vida. La Paula de Abajo y Wang, sonaba como un dúo de rap…


Mientras llegamos al auto, fui a tomar la manija de la puerta cuando fui asaltada repentinamente por un muy intenso Señor Alfonso. Sus ojos ardían en los míos mientras me presionaba contra el auto, sus caderas fuertes y sus manos frenéticas en mi pelo y en mi piel. Su manos se deslizo a mi pierna, tomando mi muslo y colocándolo alrededor de su cadera mientras gemía y gemía con la fuerza que estaba a punto de dejar correr salvajemente a través de mi cuerpo y alma.


Pero lo desaceleré, mis manos tirando de su pelo, haciéndolo gemir en respuesta — Llévame a casa, Pedro — susurre, presionando mas besos en sus dulces labios — Y por favor conduce rápido — Incluso mi Corazón parecía contento, flotando alrededor. Estaba todavía cantando, pero una canción infinitamente mas sucia.




5 comentarios:

  1. aiiiiiiiii no puedo aguantar x el proximo cap!!!!!!jajaja ,buenisimos caps.bsooo @GraciasxTodoPYP

    ResponderEliminar
  2. Divinos los 2 caps!!!!!!!!!!!!!!!!! Espectaculares!!!!!!!!!!!!!!!

    ResponderEliminar
  3. Ahhhh no lo podes eejar ahi!!! Subi mas!!!

    ResponderEliminar
  4. Muy buenos los 2 capítulos!!! Ya no aguantan más! Pero seguro va a valer la pena la espera! ;)

    ResponderEliminar
  5. Ehhh ¡ por fin van a concretar :))

    ResponderEliminar