sábado, 9 de agosto de 2014

CAPITULO 77



- Panqueques de trigo integral, salsa de arándanos, y a un lado salchicha de pavo, por favor.


- Tortilla de clara de huevo con jamón, cebolla verde y una taza de bayas, por favor.


- Huevos revueltos, croquetas de patata sin mantequilla, tostadas de centeno. ¿Y podría también poner una media toronja?  


Nos sentamos en nuestra mesa normal del restaurante, Sofia y Moni poseían grandes vasos extra de café.  


- Gracias por venir tan temprano. Sé cuánto les gusta dormir en los sábados - dije, sorbiendo mi propia taza grande adicional. Hoy tenía que encargarme de una instalación de arte, y sabía que iba a ser un día para la cafeína extra.  


- ¿Cómo te va con lo del hotel? ¿Crees que serás capaz de parar un poco cuando todo esté completo? - preguntó Moni.

- No es probable. Hemos aminorado la marcha de algunos de nuestros diseños de viviendas para asumir este proyecto, pero una vez hecho esto, tenemos clientes que literalmente han puesto sus remodelaciones en espera unos meses con el fin de trabajar con nosotros - le dije con orgullo .- Pero varios de esos dependen de Josefina.


- ¿Todavía no hay noticias de cuándo va a volver?


- No, pero no hablemos de eso. Hablemos de tu boda, ¿cuándo empezará la planificación? - pregunté, cambiando de tema sin problemas. No había hecho ningún progreso en lo que iba a decirle a Josefina y no sabía cómo abordar el tema, así que tenía muchas ganas de pensar en otra cosa.  

Podría decir que Moni había comenzado a planear su boda desde que German le puso un anillo de dos quilates en el dedo, pero eso sería una mentira.


Había estado planeándola desde que supo lo que era una boda. Tenía cuadernos y carpetas llenas de hojas grandes de papel que coleccionó durante años. Los arreglos de mesa, flores, vestidos, ropa de cama, lo que sea, lo tenía todo en una carpeta. German no hizo ninguna pregunta ni sugerencia; simplemente se sentó y dejó que se encargara el tren Mpni.


- Fue tan genial ver la boda de Josefina y cómo la planeó. Me dio muchas ideas y me ayudó a centrarme en lo que quiero y lo que no quiero. Si miras en la página diecisiete… Puso una carpeta sobre la mesa.
 … Se puede ver como voy a capturar la luz de la capilla para acentuar no sólo las rosas en colores pasteles y melocotones, sino también para resaltar el tono dorado natural de mi piel.


- Bueno, sí, pero eso depende de la hora del día - dijo Sofia, echándome una mirada maliciosa.  


Moni apartó la carpeta. - En base a la posición del sol en el cielo esa semana, he cronometrado la ceremonia para reflejar tanta luz en la iglesia como sea posible. - Señaló un gráfico del sol.  

- Oh, Dios mío, debes estar bromeando - dijo Sofia, agarrando la carpeta para ver . -Esto es impresionante, mujer.


- Gracias. También te alegrarás de saber que cuando elegí sus vestidos tuve en cuenta tu tono de piel y el de Paula.  

- ¿Nuestros vestidos? ¿Elegiste nuestros vestidos? - preguntó Sofia.  

- Espera, ¡ni siquiera nos has preguntado oficialmente! ¿No crees que sería mejor elegirnos a nosotras antes de elegir los vestidos? - Resoplé, pasando la mantequilla cuando nos colocaron los platos.  


- Por favor, como si necesitara preguntar. Obviamente las dos son damas de honor - se burló, cortando su salchicha en rodajas y colocándolas a cada lado del plato.


- Bueno, obviamente - imité, riéndome de ella cuando lució sorprendida . Por supuesto que vamos a ser tus damas de honor.


- Tiene sentido, ya que Pedro y Nicolas serán los padrinos de boda. Y veo esa mirada en tu cara, Sofia - dijo, sin levantar la vista, pero anticipando su reacción .- Estará en la boda y eso es definitivo. Y no se lanzará la comida.


Amortigüé una risa en mi servilleta.


- Asegúrate de que Pedro sepa la fecha. No quiero que falte la semana de boda porque va a estar sacando fotos de cebras en Australia - continuó Moni, apuntándome con su cuchillo.  


- Las cebras se encuentran en África. Los canguros están en Australia  - intervino Sofia.


- Australia, África, no me importa si está en Akron, sólo asegúrate de que estará en casa - dijo, tachando algo de su agenda nupcial.  


- Oh, va a estar en casa. No te preocupes por eso - murmuré. Antes de que pudiera decir nada más, blandí mi propio cuchillo .- Y no creas que no he notado el uso de frases como semana de boda. Es un día de boda, Srta. Altanera.  


- Con todo lo que tengo que planear para esta boda necesito una semana entera y German dice que puedo tenerla. Y no creas que no he notado que refunfuñas en voz baja porque Pedro está en casa. ¿Qué está pasando?  
-preguntó. 

- No hay nada que decir. Se está tomando un tiempo libre, eso es todo.  


Las dos me miraron.  

- ¿Qué? Siempre dicen que nunca está en casa, bueno, ahora lo está -Seguían mirándome. Les regresé la mirada.  

- Es muy bueno. En serio. Fantástico.  

Pasó un momento más de silencio y luego volvimos a nuestros platos.  

- German se enteró de que hay un grupo interesado en patrocinar un capítulo de su caridad en San Diego - ofreció Moni y comenzó la parte de las noticias de nuestro desayuno.  

- En esta calle se va a abrir un nuevo estudio de krav maga y estoy pensando en tomarlo. Tanto tiempo como pueda proteger mis manos - comentó Sofia.  

- Olaf por fin ha notado al gato que corre al otro lado de la ventana y anticipa cada movimiento en su propio reflejo - dije.  

Masticamos.


- Finalmente hablé con German para tomar clases de baile de salón para la boda. ¡Tenemos la oportunidad de aprender a bailar el tango!  


- He oído del profesor Bernard Fitzsimmons; Polly y él se acaban de mudar juntos.


- Creo que Josefina me está mintiendo. 

Resonaron los tenedores.  

- Espera, ¿qué? - preguntó Moni y Sofia me miró con confusión.


- No puedo explicarlo. Creo que pasa algo y ella no me contó.- Tan pronto como lo dije en voz alta, me convencí aún más .- No sé lo que está pasando, pero pasa algo.


Escucharon mientras les conté todo lo que sucedía: las llamadas telefónicas, las llamadas no telefónicas, los correos electrónicos, todo. Me senté y esperé a que lo notaran, a que estuvieran de acuerdo conmigo.

-¿Basas todo esto en el hecho de que ella podría haber dicho Munich cuando quiso decir Viena? - preguntó Sofia, agitando un paquete de azúcar.  


- No. Quiero decir, en parte, pero… no sé, siento como si pasara algo insistí, sin entender por qué nadie más lo veía.  

- Está en su luna de miel. Si yo estuviera montando al tren de Benjamin cada noche, puedes estar absolutamente segura de que te olvidaría. Mmm, ¿crees que le guste sucio? ¿Crees que le guste cuando…?


- ¡Dios mío, Moni!  

- ¡Jesucristo, mujer!


Miramos a Moni. Para ser justos, todas teníamos fantasías sobre él. Pero nunca hablábamos de ello.  


Ella tuvo la decencia de sonrojarse como sus rodajas de salchichas.


- De todos modos, no, no se trata sólo de confundir los nombres de las ciudades. Debía estar fuera un tiempo, pero esto es casi ridículo. Y ya difícilmente se reporta...


Moni se echó a reír. - ¿Cómo podría reportarse, cuando está demasiado ocupada quitándole esos diminutos trajes de baño europeos a Benjamin?
Apuesto a que lo hacen en...


- ¡Basta! - dije, golpeando la mano en la mesa y haciendo rebotar los cubiertos .- No tengo tiempo para esto; estoy tratando de decirles que… olvídenlo. ¿Saben qué? Tengo que ir a trabajar - espeté, dejando un billete de veinte sobre la mesa y levantándome.  


- ¿De verdad te vas? - preguntó Sofia cuando me puse el abrigo. 

 
- Sí, de verdad me voy. ¡Tengo que ir a recibir una instalación de arte para el hotel en Sausalito!  


Al salir del restaurante, mi corazón latía con fuerza. Me sentía furiosa y había llegado allí tan rápido. Maldita sea.


Volví a entrar a donde seguían sentadas, con los ojos muy abiertos.  


-Muchas gracias por pedirme que sea tu dama de honor; en realidad fue muy dulce.-  Entonces me volví a ir.  


Me metí en el Mercedes de Josefina y regresé por el puente para esperar a mi instalación de arte. La cual nunca apareció.  


Oye, ¿instalación de arte? Chúpame la polla.
***


Esa noche, me sentía frustrada por haber perdido toda una mañana y la mayor parte de la tarde, cuando mi tiempo libre era bien escaso. Quedarme esperando la obra de arte después de repetidas llamadas a la prestación de servicios, las cuales me decían que se hallaba “en tránsito”, sólo irritó más mi estado de ánimo ya molesto. Me sentía cansada, así que decidí desconectarme y animarme. No iba a pensar más en el trabajo.  


Encontré a Pedro en la cocina, revisando los menús de comida china para llevar. Me preguntó si quería quedarme en casa esta noche y comer cerdo en empanadas chinas. Era exactamente lo que necesitaba y así se lo dije.  
Necesitaba relajarme. Todo el mundo tenía el tiempo libre, yo también lo tendría.


Después de pedir la comida, nos retiramos a la bañera de hidromasaje.


Pedro puso algo de Count Basie y pasamos rápidamente por el camino helado. 

Sentada bajo un manto de estrellas, me recosté en el agua burbujeante con una copa de vino y traté de relajarme. Traté de dejar de lado la inquietud que sentía por Josefina, mi estrés del trabajo y la mini pelea que tuve esa mañana con Moni y Sofia.


Les envié un mensaje a ambas con disculpas que fueron recibidas con un “Oh, por favor, está bien” y “Eres una idiota pero te quiero de todos modos”.


- Pareces tranquila esta noche - comentó Pedro, curvando sus brazos fuertes detrás de él en el borde de la bañera de hidromasaje. Un Wallbanger húmedo era algo que nunca se podía describir. Pero lo intentaré.  


Era… Oh, diablos, era muy bueno.  


- Me estoy relajando, ¿no lo notaste? - contesté, arqueando la espalda y dejando escapar un suspiro de satisfacción para hacer una gran demostración.  


- Eso es bueno. Necesitas relajarte más, si me preguntas. - Inclinó el rostro hacia el cielo, destacando su mandíbula y barba en contraste a la noche fría.  


Mientras lo admiraba, noté que su mandíbula no sólo era fuerte, sino que estaba tensa. - ¿Estás bien?  


- Mejor que nunca - respondió mientras respiraba pesadamente.


¿Había estado ignorando a Pedro? Seguramente no, ¿cómo se podría ignorar a alguien así? Pero sólo para estar segura…


Sintiendo una chispa abajo, nadé a su lado y me senté en su regazo. Sus manos fueron alrededor de mi cintura, enredando los dedos en los bordes de mi braga del bikini. 


- ¿Te acuerdas de la primera vez que estuvimos en un jacuzzi, Wallbanger?


- Sí. Estabas muy cachonda - recordó y apareció la insinuación de una sonrisa.  


- Muy. Y tú también, por lo que recuerdo. - Rodé los ojos. Y mis caderas. Lo que no pasó desapercibido .- Hasta que pusiste freno a mis avances.


- Nunca sabrás lo duro que fue.


- Oh, sé lo duro que fue. - Me reí cuando se presionó contra mí. Me di la vuelta, sentada con la espalda contra su pecho y miré al otro lado de la bahía, a las luces de la ciudad brillando en el agua. Desde este punto de vista, pude ver la ciudad debajo, a su propia luz reflejándose en las olas. Era tan tranquilo aquí,lo extrañaría cuando nos mudáramos a la ciudad a tiempo completo.


Apareció un momento de tensión, pero lo ignoré. Respiré profundamente, inhalando el aroma a laurel y pino, la salinidad del aire del mar que siempre se hallaba en el fondo. Él apartó el pelo de mis hombros, dejando un rastro de cálidos besos húmedos. La pasión era una cosa, pero, ¿la comodidad tranquila de tocar sin prisas?  


Era muy bueno.  


- Esto es bueno - suspiré, recostándome contra él.


- Estoy de acuerdo - murmuró en mi piel y sus manos comenzaron a moverse por mi vientre.  


- Me refería a estar aquí en Sausalito. - Me reí, temblando cuando su boca se sumergió en el hueco entre el hombro y la oreja.  


- Sé lo que quieres decir y estoy de acuerdo - respondió, mordiéndome como si fuera una mazorca de maíz .- No lo creí posible, pero me gusta mucho este lugar. Es hogareño.  

Chillé, su toque me hacía brotar la piel de gallina. - ¿A quién le dices hogareño? - Me reí.


- Calla, te estoy seduciendo - instruyó, levantándome el brazo y besando su longitud como un villano antiguo de Cartoon .- Pronto serás masilla en mis manos y seré capaz de hacértelo con perversidad.


- Entonces, continúa, por supuesto. - Caí hacia atrás contra él, haciendo una imitación de masilla.  


- Vaya, eres fácil.


- ¿Acabas de darte cuenta? - Me reí, rebotando en su regazo y salpicando agua por todas partes.  


Su respuesta fue hundirme bajo el agua. Subí escupiendo y salpicando. 

Mientras refunfuñaba y me limpiaba la cara, lo sentí quitándome el top del bikini.


Fingí una mirada de sorpresa. - ¡Mira lo que has hecho!

- Estoy mirando. - Y entonces me tocaba. Y luego me hacía otras cosas.
Cosas desnudas, húmedas, cariñosas, mordientes, penetrantes.  

Fue muy bueno.

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