lunes, 4 de agosto de 2014

CAPITULO 66



Está bien, toda nuestra ropa de cama y toallas adicionales están en el armario en el pasillo, las mantas extra en la caja de cedro, mmm… ¿Qué otra cosa? ¡Oh!, la ventana al lado de la cama tiende a atascarse un poco cuando está
lloviendo, pero no está mal. Dejé una nota de todos los mandos a distancia con las instrucciones sobre cómo utilizar todo, me llevó una eternidad encender las malditas cosas...vamos a ver, ¡oh! Volvamos a la cocina y hablemos de las placas. Hay un truco que aprendí para encender uno a fuego alto y…


Seguí a Josefina a través de su casa en Sausalito el domingo por la tarde, mientras que Pedro pasaba por lo mismo en el garaje con Benjamin. Vigilar casas no es lo que solía hacer; no puedes simplemente traer el correo y hacer una fiesta.  


Al recorrer la casa, tomando nota de todo lo que íbamos a necesitar saber durante la estancia allí, recordé lo perfecta que era en realidad. Situada en las colinas justo por encima de la calle principal, la casa era de dos pisos en casi una forma triangular, por lo que prácticamente cada habitación tenía una vista de la bahía y, a lo lejos, de San Francisco. Junto con un área de varias terrazas y de asientos al aire libre, salpicados de bancos y fogones, estaba la tina de agua caliente en el suelo que habían instalado. Perfectamente aislados, perfectamente privada, con unas vistas magníficas.  
La bañera de hidromasaje es donde encontramos a Pedro y a Benjamin, encorvados por los controles. Pedro estaba pasándolo genial, encendiendo las luces interiores de rosa a azul, de verde a morado, con una gran sonrisa.  


-¡Paula, mira! ¡Es como tener un espectáculo de luz!  exclamó con entusiasmo.  


-Y creo que eso es todo - dijo Josefina .- Las llaves del coche están en el cuenco junto a la puerta, los códigos de alarma los tienen escritos, tú sabes cómo hacer funcionar el elevador. Oh, ¿de qué me olvido? - Sacó su libreta,revisando frenéticamente sus notas.

-No te preocupes por nada. Lo tenemos. Ustedes dos simplemente disfruten del viaje - contesté . Y no se te permite llamar y checarnos por lo menos durante una semana. Vete a tener sexo con tu marido.  


-Sí, va a tener sexo con su marido - intervino Benjamin, cerrando su cuaderno y envolviendo sus brazos alrededor de ella por detrás .- Gracias, chicos, realmente lo apreciamos.


-¿Seguro que no les importa? No tienen que quedarse aquí todas las noches; sólo tal vez un par de noches a la semana - preguntó Josefina.  

-Oh, Dios mío, cállate ya, ¿quieres? Es realmente un gran pesar estar aquí, menudo sacrificio - Me reí, haciendo un gesto hacia la casa.  


Benjamin dijo : Muy bien, nos vamos de aquí. Pedro, gracias de nuevo por todo. Y asegúrate de echarle un vistazo a esos senderos para bicicletas; dejé los mapas con todo lo demás - Mientras Josefina fue por su portátil, él nos dijo : Yo aprovecharía la oportunidad, si fuera ustedes.

-Oh, vamos, tu zoquete, necesito abrazarla - protestó ella,envolviéndome en sus brazos . Gracias, no tienes idea de lo mucho que necesito esto - susurró. Cuando me dejó ir, había lágrimas en sus ojos . -Y recuerda, sólo estoy a una llamada de distancia. 

Los abracé a los dos y dejé que Pedro me colocara en el Range Rover para nuestro viaje de regreso por el puente. Los dos estábamos tranquilos mientras entrabamos en la ciudad, serpenteando por las calles hacia nuestro edificio de apartamentos.  
Aparcó, luego caminó a mi lado para abrir la puerta. Cogiendo mi mano, dijo : -Sabes, podría no ser tan aburrido después de todo. Podría ser divertido, tener una casa.
***

Más tarde esa noche, Olaf y yo estábamos jugando a Matar la Cola de caballo  —un juego que habíamos creado hace unos años cuando yo cometí el error de acostarme al lado de donde él estaba durmiendo y sacudir mi coleta en frente de él. Se despertó con un trozo gigante de pelo bailando en su cara y se quedó completamente fascinado. El objetivo del juego, por lo que podía entender, era que Olaf podía masticar y peinar, menos colgarse de mi coleta.  


¿Tenía que lavarme el pelo a fondo después de este juego? Sí, pero ver sus ojos brillando, verlo rodar de lado por el suelo cuando comprendía que era hora de jugar, valía la pena. El juego se llevaba a cabo bajo la mesa de café
cuando Pedro se acercó.  

-¿Matar a la Cola de caballo? - preguntó mientras yo levantaba la cabeza.  


- Sí - respondí, haciendo una mueca cuando Olaf aprovechó mi falta de atención para tomar un bocado y tirar.

- ¿Quién va ganando?

-¿Quién crees tú? ¡Ay!


Me volví debajo de la mesa, con la intención de darle caza, pero reí cuando Olaf se acurrucó sobre su espalda, ronroneando suficientemente fuerte como para sacudir las ventanas.  

-¿Tregua? - Le pregunté, arrugando la piel en su vientre. Los ojos entrecerrados y la sonrisa gatuna al revés, era respuesta suficiente para mí.


Quitándome el polvo, me arrastré por debajo de la mesa de centro para unirme Pedro en la cocina.  
Después de nuestro viaje a través de la bahía, había trabajado durante un par de horas mientras él dormía la siesta, durmiendo por su desfase horario.
Descansé de Olaf cuando salió corriendo para recoger algo de cenar. Ahora tengo un aliento de vietnamita y apresuré mis pasos hacia la cocina. Un tazón de pho  en una noche fría era lo mejor del mundo.
Saqué los cuencos mientras Pedro desenvolvía los recipientes. Agarré los palillos y él vertió el vino. Nos instalamos en la mesa de la cocina y entre sorbos y sorbos, fue a mirar su correo. Se amontonaban cuando él estaba fuera, por lo que siempre era una faena cuando regresaba. Charlamos sobre el día, diversas opiniones de lo que como sería vivir a tiempo parcial en Sausalito, cuando me
di cuenta de que él había dejado de sorber. 

 
-¿Qué es eso? - pregunté mientras miraba a una carta abierta.  


-¿Eh? Oh, es una carta de la asociación de antiguos alumnos.


-¿Stanford?


-No, mi escuela secundaria, en realidad. Es una invitación para mi reunión del décimo año.


Me quedé callada, observando a su cara lidiar con un par de cosas.
Cuando levantó sus palillos y comenzó sus fideos de nuevo, pregunté : - ¿Así que irás? 

-No estoy seguro. No creía que me gustara ir, pero ahora que llegó la invitación, no lo sé - Cambió de tema, pero vi que sus ojos se perdían en la carta más de una vez. Y mientras yo limpiaba después de la cena, lo vi leyendo
de nuevo.  

-Deberías ir - dije, horas más tarde. Estábamos en la cama, las noticias estaban en marcha, Olaf entre nosotros. Pedro supo al instante de lo que hablaba.  

-No sé si puedo. Es entre Acción de Gracias y Navidad; estoy seguro de que voy a viajar. Debí haberme perdido la notificación en alguna parte - dijo, con los ojos en la pantalla.


Estaba tenso. 

 
-Habrías sabido de ella si estuvieras en Facebook. Te apuesto lo que quieras a que tus compañeros de clase han estado buscando tu existencia.

-Dudo que la mayoría de ellos me recuerde - Se burló.  

Me mordí una respuesta. Aunque no lo conocía en ese entonces, cada escuela secundaria tenía un Pedro Alfonso. Únele que sus padres murieron tan inesperadamente y sí, todos lo recuerdan.  
Con un suspiro, se volvió hacia mí, su mano alcanzando las almohadas.
Me acurruqué en mi lado también, mis dedos enredándose con los suyos. Metió el otro brazo bajo la cabeza. A la luz de la televisión, parecía joven. Y un poco triste.  

-Nunca planeé volver. Quiero decir, realmente no tenía ninguna razón para hacerlo.


Apreté su mano.  


-No sé, ¿tal vez deberías? Podría ser divertido ver a algunos de los chicos de nuevo, ¿verdad?  


Sonreí y no le dije nada.  


-Voy a mirar mi calendario de mañana. Tal vez pueda intercambiarlo.


-¿Quieres que revise el mío? - pregunté.  

-¿Crees que puedes? Quiero decir, sé lo ocupada que estás.  

-Creo que puedo hacer una escapada de un fin de semana. Además, nunca he estado en Filadelfia. ¿Podemos ir por un cheesesteaks ?  


Él gimió. - Oh, Dios mío, ¿tienes alguna idea de cuánto tiempo ha pasado desde que comí un Cheeseteak? Eso puede decidirlo todo.


Me deslicé sobre la cama y me senté a horcajadas encima de él, moviendo sus manos a mis caderas. Me agaché, aparte el pelo de su cara y le di un beso en el ángulo de sus labios. - Háblame de tu lugar favorito para los cheesesteaks dije mientras él envolvía sus brazos alrededor mío y me tiraba encima suyo. 

Durante los siguientes veintisiete minutos me quedé recostada sobre Pedro, escuchándolo hablar de un negocio pequeño de tienda de sándwiches. Y la importancia de ambos, pimientos dulces y picantes. Al hacerlo, me dijo más acerca de su familia y del lugar donde había crecido de lo que había dicho en todo el año que habíamos estado juntos. Me di cuenta de que ni siquiera había visto una foto de sus padres, no tenía idea de que aspecto tenían.
Le preguntaría sobre eso pronto. Esta noche no, pero pronto. Esta noche era todo sobre cheesesteaks, y todo lo que venía con ellos. Y no estoy hablando sólo de los pimientos dulces y picantes.  
 
***

-Paula, hay una llamada de alguien sobre en el Centro de Diseño. Quieren saber si Josefina estaría dando su clase de nuevo el próximo mes. 

-¿Podrías tomarla?


-Paula, la señora Crabtree, la cliente de Josefina, está llamando de nuevo. Necesita saber que sombra exactamente pintó Josefina en su sala de estar hace diez años, ¿y si tenemos algún tipo de garantía de que no debería ser amarillenta? Ella también me mencionó que fuma dos cajetillas al día en ese cuarto y nunca abre una ventana; ¿quieres manejar esto?  


-Paula, hay un chico de la empresa de calefacción y de refrigeración en el vestíbulo, dice que hace falta un control de mantenimiento de otoño. ¿Te mencionó esto Josefina?  
-Paula, creo que he borrado accidentalmente las últimas facturas de la cuenta Peterson, pero sé que Josefina siempre mantiene copias en papel de esas.


-¿Alguna idea de dónde?

  
-Paula,  puedes…?


-Paula, voy a necesitar…


-Paula, he colocado este pomo de la puerta…


Miré por la ventana de mi nueva oficina, notando de que con la oficina más grande llegaron no sólo mayores responsabilidades, si no también dolores de cabeza más grandes. Y el que tenía en la actualidad era uno enorme. Había estado oficialmente a cargo de la oficina durante una semana, y estaba dispuesta a tirarme a los leones marinos. ¿Cómo diablos Josefina logró todo esto?
Ella tenía sus propios clientes, tenía su equipo de mentores, era la mujer de las soluciones y la encargada de extinguir los incendios, y se las arreglaba para hacerlo con su distintivo estilo tranquilo.


Yo estaba agotada, asustada, y jodida.

Podría haber llamado a Josefina, por supuesto. Pero estaba en su luna de miel; no quería interrumpirla a ella y a Benjamin mientras estaban...bueno, mientras estaban. Además, no quería admitir que había tanto que hacer de este negocio de lo que yo no era consciente. Estaba decidida a manejarlo por mi cuenta, tanto como pudiera y cuando Josefina llamara al cabo de unos días, le mentiría a través de mis dientes y le diría que todo estaba bien.  


Después de la oficina, el cuidar de la casa era un trozo de pastel.  
Esa semana, pasamos dos noches en la casa de Sausalito, y dos noches en nuestros propios apartamentos. Trabajé durante todo el día mientras que Pedro disfrutaba de algún tiempo libre antes de su próximo viaje. Las dos noches que pasamos frente a la bahía, él se quedó todo el día siguiente haciendo senderismo en los promontorios, yendo en bicicleta por la ciudad, y para el fin de semana, estaba preguntando cuándo íbamos a volver.


Yo trabajaba la noche del viernes, mientras que Pedro tuvo una noche de fiesta con los chicos, y el sábado por la mañana hicimos nuestras maletas y nos fuimos. Nuestros vecinos Juan y Antonio acordaron cuidar de Olaf; no parecía justo para él transportarlo todo el camino hacia allí por unos pocos días. Si pareciera que realmente íbamos a disfrutar de ello, entonces consideraría moverlo. Sin embargo, por ahora, estaba disfrutando de las ventajas de ser Josefina. Especialmente, conducir su convertible Mercedes por las calles sinuosas de las colinas con Pedro viajando como copiloto.


-Estoy bastante seguro de que Josefina quería que yo condujera su coche mientras está fuera - insistió, haciendo una mueca mientras yo tomaba una curva demasiado rápido.  

-Mentira, ella quería que yo me divirtiera. Supéralo - Me reí,golpeando mi pie en el acelerador cuando salimos en la brisa.  


Hicimos mandados, salimos al mercado, luego nos dirigimos a casa para encender el asador antes de que Moni y German vinieran. Habíamos decidido bautizar nuestro primer fin de semana con una cena tranquila, y ya que no podíamos estar de acuerdo sobre la conveniencia de invitar a Sofia o Nicolas, o ambos, nos decidimos sólo por la pareja que podíamos contar con no se tiraran sillas a la cabeza.


Sentadas en la terraza, Moni y yo vimos los chicos asando a la parrilla las hamburguesas mientras comíamos zanahorias. Había una niebla tardía moviéndose, cubriendo la bahía con nubes grises y envolviendo la ciudad en su totalidad. Temblando un poco, me acerqué a una de las lámparas de calor que estaban colocadas alrededor de cada patio.  

-Tenemos chicos muy guapos, ¿no? - suspiró Moni, haciendo crujir una zanahoria. Los miré y suspiré también.  
-Realmente los tenemos.


-Hablando de chicos guapos, ¿ha visto Sofia a Barry Derry desde la boda?


-No, cada uno va por su propia acera. Menos mal también, el hombre era tan aburrido - gesticuló Moni, fingiendo quedarse dormida en su silla, roncando.  

-¿Te aburrimos, querida? - preguntó German, untando su pan de hamburguesa.

-No, sólo pensando en Barry Derry y sus caminos seguros -respondió.


Pedro me miró y pronunció las palabras:- ¿Barry Derry?  

-El tipo que Sofia trajo a la boda - contesté, sacando a Moni de su silla y haciéndola pasar al interior de la casa, los chicos nos siguieron con su carne. Ejem.  

-Oh, ¿ese tipo? Trató de venderme un seguro de viaje. Me dijo todas estas estadísticas sobre el transporte aéreo y por qué realmente necesitaba asegurarme de que estaba protegido - Pedro se rio, bajando las hamburguesas.  


Serví más vino para todos y cada uno de nosotros cogió un asiento y un pan de hamburguesa.


-¿Siquiera aceptó hablar con Nicolas?  preguntó German

Moni y yo intercambiamos una mirada. Reír sobre Barry Derry era una cosa, hablar de Nicolas y Sofia era otra conversación completamente diferente.


Una que nunca parecía terminar bien.  

-No, no lo creo -  contesté, pasando los pepinillos.  


-Por Dios, eso es malo - respondió, golpeando una hamburguesa en el plato de todos .- Y si no te importa que lo diga, un poco ridículo.


-No me importa que lo digas, ¿Quién tiene el ketchup? -pregunté .- Y además, ¿por qué debería hablar con él? Ella no hizo nada malo.


Pedro me pasó el kétchup, dándome una mirada despectiva de lado.  

-Estoy de acuerdo con Paula; Nicolas es quien tiene que solucionarlo, no a ella. ¿Por qué debe ceder ella? ¿Quién quiere cebollas? - ofreció Moni.  

-Me quedo con las cebollas, y creo que ambos están siendo tan ridículos, más tu amiga. ¿Cómo va a solucionarlo cuando ella ni siquiera devuelve sus llamadas telefónicas? - dijo Pedro, diciendo "solucionarlo" con comillas en el aire y derramando cebollas en el suelo .- Mierda. Nena, pásame ese trapo, ¿quieres?

-Aquí está tu trapo, y antes de que preguntes, aquí está tu mostaza y tu lechuga y tu tomate - dije, poniendo los platos un poco más fuertemente de lo necesario . - Y para tu información, tu chico, no nuestra chica, es el que la engaño. Ergo , ella no tiene que devolver nada.


-¿Ergo? ¿Cuándo te has convertido en una abogada? Y gracias, es todo lo que siempre quise en una hamburguesa -dijo Pedro, haciendo un gran gesto hacia su hamburguesa . -Ella debería por lo menos escucharle; ¿Es mucho pedir? 

-¿Sabes por qué está tan herida? ¿Por qué no puede superar que la engañara? - dijo Moni, apretando la botella de ketchup con tanta fuerza que se roció por todo el plato.
-Está bien, ¿podemos dejar de decir engañar? Él no la engañó, simplemente le dio un beso a su ex novia - intervino German, dando un mordisco a su hamburguesa . Eso no es… 

-¡Por supuesto que es engañar! - gritamos Moni y yo al unísono.  


-¡Bueno! Eso suficiente. Nadie habla durante un minuto. Todo el mundo a comer - ordenó Pedro, pareciendo tan serio como cualquier personapodría, con una hamburguesa que estaba apilada en casi nueve centímetros de alto.  


Todos probamos un bocado. Luego masticamos. A Pedro le llevó más tiempo. Tenía nueve centímetros, después de todo. 

-Ahora, ¿podemos hablar de esto como adultos? - preguntó.  
-Tienes mostaza en el labio, Pedro-  dije, reprimiendo una sonrisa. Se sonrojó, luego lamió sus labios.  

-Yo puedo hablar de esto como una adulta, si ustedes dos pueden admitir que lo que él hizo estuvo mal - ofrecí, señalando a los chicos con mi pepinillo.  

-Hablando por Pedro, ninguno de nosotros hemos dicho que lo que hizo no estaba mal. Simplemente no creo que él tenga que ser cubierto de alquitrán, plumas, y exhibido por la ciudad - dijo German . Besó a alguien, ¿prefieres que se hubiera follado a alguien? 

-Pero esa es la cosa: él no solo besó a alguien, besó a una ex-novia. La ex-novia, por lo que me dijiste - contestó Moni.  
-¿Qué quieres decir, la ex-novia? No me dijiste que era la ex-novia -exclamé, volviéndome hacia Pedro

-¡Yo también lo hice!


-No lo hiciste.


-¡Yo también lo hice! 

-Ya está bien, adultos - resopló German, dando otro mordisco a su hamburguesa.  


-Tú dijiste que era una ex-novia. No dijiste que era la ex-novia - espeté.  


-¿Cuál es la diferencia? - preguntó Pedro, y la cabeza de Moni explotó. 

 
-Una ex-novia sólo significa que ella es, como, una de muchas. Nadie especial. La ex-novia es como una cosa más grande - explicó.


Pude ver que Pedro aún no lo entendía.  

-Estás hablando con alguien que no tiene ninguna ex novia, y mucho menos la ex-novia - dije a Moni, señalándole que yo me haría cargo. 

-Pedro, una ex-novia es alguien a la que estás feliz de ver de vez en cuando, si lo deseas así, pero no importa a largo plazo. La ex-novia importa: hay una conexión ahí, hay historias compartidas, ella es incluso tal vez la que se largó. Una ex-novia, no estaría tan cabreada por terminar. La ex-novia, sí.  


-Espera un minuto, espera un minuto. ¿Me estás diciendo que si yo besara a una ex novia, no estarías cabreada? -preguntó, la mostaza en su labio de nuevo.


Cerré los ojos. - ¡Por supuesto, eso es lo que un hombre le gustaría escuchar, no! Estamos cabreadas si besas a cualquier ex, pero una ex no es tan gran cosa como La ex. Una ex, La ex, gran diferencia.


-Está bien, por favor, dejar de decir una ex. Me doy cuenta de que es gramaticalmente correcto, pero simplemente suena raro. Además de que parece que estás diciendo anexo. El punto es, que estás enfadada porque él besó a una chica con la que tenía una conexión, o por lo menos tú supones que él tenía una conexión con ella, ¿no? - preguntó Pedro. Aún con la mostaza. Esta vez no se lo iba a decir; él estaba a cargo de su propia boca.  

-German, me dijiste que era la chica que casi le pidió que se casara con él, ¿verdad? - preguntó Moni.  

-Sí.


-No tengo nada más que decir - gritó ella, sacudiéndose el polvo de las manos.  

-Cristo, esto no va a ninguna parte. Muy bien, así que déjame preguntarte esto. ¿Qué habría sido peor: que el besara a esta ex particular, o si hubiera tenido sexo con una mujer al azar que nunca iba a volver a ver? - preguntó German.


-Depende - dije.  


- Al azar, no, la ex. No sé, al azar. No, depende - dijo Moni, sacudiendo la cabeza.  

-Me doy por vencido - dijo Pedro.  


-¿Tienes algún antiácido en tu bolso? - preguntó German a Moni.  

-Voy por más vino - anuncié.


PedroTienes mostaza en el labio, Pedro - dijo Moni.  
***
 
Se fueron. Pedro y yo lavamos los platos en silencio, pasando platos de ida y vuelta a que se secaran. Él volvió a salir al patio; Yo me quedé en el interior.  
 
Moni me envió un mensaje:  

¿Crees que Sofia debe hablar con Nicolas? 

 
Sí, probablemente debería.  

¿Se lo vas a decir?  


Creo que deberías hacerlo tú. 

 
¿Juntas?


¿Mañana en la cena?  

Hecho. Dile a Pedro que gracias por la cena, fue realmente agradable.  

Lo haré, dile a German que gracias por venir.  


¿Ellos simplemente no lo entienden, no?  

Eh, son chicos. 

Son grandes chicos guapos.


Eso es lo que son. Voy a ir a besar al mío. Te veo por la mañana.


Besos y abrazos.


Caminé afuera, trayendo el café para los dos. 

 
-¿Está ocupado este asiento? - pregunté.  

Él negó con la cabeza y levantó una esquina de la manta donde él estaba debajo. Me senté y le di una taza. Tomó un sorbo, luego levantó una ceja.  


-Quería un poco de irlandés con mi café esta noche. Pensé que ambos podríamos beberlo - expliqué. 

 
-De acuerdo.


Nos sentamos juntos por un momento, en silencio.  

-No podemos seguir discutiendo sobre esto. Esta no es nuestra lucha.

-Sé que no lo es. Sólo que es difícil de no intervenir - suspiré, mirando a la bahía. Estaba tranquila esta noche, la niebla reduciendo todos los sonidos. 

-Puedo entenderlo, pero tienes que dejar que lo resuelvan ellos. 

-Lo sé. 

- Y no pueden resolverlo si no hablan.

-Lo sé.


Los dos estábamos tranquilos, debajo de la manta.  

-Dijiste algo esta noche que no me gustó.


Sorprendida, me volví hacia él. - ¿Lo hice?

-Sólo porque no tengo la ex-novia de la que ustedes hablan, no significa que no tenga conexiones reales con personas con las que salía. No tengo ex- novias porque no tenía amigas en el sentido tradicional, pero eso no quiere decir que no entienda la diferencia.  

Asentí. - Tienes razón.


-No puedes simplemente negar mi pasado porque no fue el mismo que el tuyo.


-Tienes toda la razón - Me di la vuelta para mirarlo.  

-¿Está bien? - dijo.


-Está bien - contesté. Él estaba en un lugar muy diferente conmigo de lo que nunca había estado antes .- ¿Estamos bien?


-Por supuesto que estamos bien. ¿No es así como las personas en relaciones resuelven los conflictos? Tú has dicho algo que no me gustaba, así que te lo he dejado saber - dijo, hinchando el pecho un poco.  

-Bueno, bueno al estilo Doctor Phil, me has impresionado - dije, chocando mi taza de café con la suya .- Entonces, ¿qué hacemos ahora? Ya sabes, como personas en una relación después de que han resuelto un conflicto.

-Estoy bastante seguro que sigue una mamada - dijo con seriedad.  

-Umm, eso no parece justo - Seguí mis dedos por su pierna y se colaron en su entrepierna . - Querrías aquí o…?

-Cristo, no, hace frío aquí afuera. Vamos adentro, donde hace calor, para resolucionar el conflicto - exclamó, poniéndose de pie y tirando de mí dentro.  


-Estoy bastante segura que “resolucionar” es una palabra que no existe. 

- La mamada, sí - Cerró la puerta del patio y me miró con una sonrisa de complicidad.  

-Creo que se trata de dos palabras, en realidad.

-Hablar demasiado es lo que te metió en problemas -dijo, apuntando en la dirección a la habitación . Ahora entra ahí. 

Lo solucione dos veces esa noche.

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